Sergio García y Tony Harrison se ven las caras la víspera del pesaje

Sergio García y su sombra, Víctor Iglesias (preparador) se levantan a eso de las 8.30 horas. Un desayuno rápido y ligero -en el caso del boxeador-, poco más de una hora de entrenamiento específico para recordar la estrategia y descanso. «La otra vez nos volvimos locos, pero esta vez no vamos a estresarnos mucho. Se trata de no desgastarnos y llegar a tope», añade Iglesias poco antes de comenzar una jornada con compromisos programados.

Para empezar un desayuno y directos a una sesión de fotos con los diferentes medios de comunicación estadounidenses. Tras cumplir con el protocolo correspondiente, el Niño se acercó al gimnasio para completar su rutina de trabajo; guanteo, táctica, estrategia y a la ducha. En el hall del hotel, el torrelaveguense se cruzó con Sebastian Fundora, el espigado púgil con quien midió los guantes en diciembre en Los Ángeles y que el sábado compartirá cartel. El californiano fue el primero de los boxeadores con quien se cruzó.

Poco más tarde, al filo de las 13.00 horas llegó la rueda de prensa, ensayo general de la velada y el momento en que se cruzaron la mirada Sergio García y su rival, Tony Harrison. «Para mí es el mayor reto de mi carrera; Harrison ha sido campeón del Mundo, es rápido y tiene muy buen juego de pies. Voy a intentar mantener el ritmo de pelea más alto posible», señaló el torrelaveguense ante los medios especializados que le requerían. Sergio García dejó un buen sabor de boca en el Staples Center ante Fundora en lo que fue su debut en el boxeo estadounidense.

El espectáculo que brindó a los espectadores fue, en parte, el reclamo que permitió a el Niño seguir en la Liga americana y poder aspirar una vez más a lo máximo. «Si el sábado gano es probable que la próxima pelea sea contra el ganador de Fundora y Lubin», explicó el púgil cántabro a El Diario. Ya lo dijo antes de subirse al avión rumbo a Las Vegas. «Es una eliminatoria para el Mundial. Hay que ganar sí o sí. Nos puede dejar en EE UU y nos puede acercar al cinturón».

Por la tarde, Sergio García paseó por la avenida principal de la ciudad. Allí la vida pasa entre el juego y el exceso, sin embargo Sergio García no se salió del guión. Acompañado de su mujer, su hijo y, como no, su ángel en el rincón, Víctor Iglesias -junto a su pareja-, remataron las horas de la víspera del pesaje, que será hoy en el propio hotel. El objetivo, 69,840 kilos. Después, recuperar, hidratarse y esperar para subir al ring.

Precisamente la pelea entre Erickson Lubin y Fundora será una el combate estelar de la velada. Ambos se disputarán el título interino superwelter CMB. Si todo va bien y los pronósticos se cumplen, antes de que acabe el año podría producirse una ansiada revancha entre el torrelaveguense y el púgil californiano de más de dos metros. Las Vegas tienen la palabra y esta vez lo que pase no se quedará solo en Las Vegas.