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En Pedreña saben que la vida puede cambiar en un instante. Que cada avanzadilla del reloj cuenta. Que el trabajo de meses se puede ir al fondo del Cantábrico si hay una pieza que no encaja en el momento preciso y en el lugar adecuado. ... El correr del cronómetro no es cosa baladí. Cada segundo cuenta. A estas alturas, más que los puntos cosechados a lo largo de esta extraña temporada en la Liga ARC1. El contador se ponía a cero en Bermeo. Y, en menos de tres segundos, Pedreña se dejó tres cuartos del camino en la lucha por el ascenso a la ACT. Esos dos segundos y noventa centésimas de retraso se traducen en tres puntos de lastre de cara a la jornada de hoy. Frustración. Los cántabros, si quieren celebrar su 125 aniversario de vuelta entre los mejores, tendrán que poner patas arriba –y rezar– un play off que se les ha puesto en contra. Los de Joseba Fernández se tuvieron que conformar con la cuarta plaza, por detrás de la favorita Zarautz y de los barcos gallegos, que mostraron su mejor versión en aguas vizcaínas. El, a priori, más calmado campo de regatas de la ría del Nervión, en Portugalete, pondrá hoy sobre las cabezas coronas de laurel. Repartirá billetes a la élite. Y Pedreña tendrá que volar.
La postal en Bermeo era perfecta para colgar la foto de recuerdo en la oficina del club de Marina de Cudeyo. Porque la lluvia y el fuerte viento –de cerca de 25 kilómetros por hora, con rachas de hasta 40– en Urdaibai añadieron épica a una cita que ya de por sí precisaba de lo mejor de cada uno de los tripulantes. Con una mar incómoda. Norteña, al fin y al cabo. De eso trata este deporte. Escenario para la épica.
Las aspirantes a la élite femenina abrieron pista, con las remeras de Hondarribia dando ejemplo a quienes les iban a secundar. Las guipuzcoanas golpearon primero, antes de la cita decisiva de hoy.
En esta contrarreloj, Pedreña debía olvidarse de ser Roglic. Mejor Pogacar. Para hacer brecha. Para sembrar. Para tener remanente hoy en Portugalete. Una tras otra, las cinco traineras se colocaron en la boya de salida. Con un minuto de diferencia entre cada una de ellas. La cántabra, la única montañesa, abrió fuego. La defensora de plaza en ACT, Zarautz, partió después. La 'Libia' de San Pedro, la otra habitante de la ARC 1 fue la tercera. Ylas gallegas cerraron la lucha contra el crono:Tirán y Samertalomeu.
Zarautz, la favorita sobre el papel, cogió la delantera ya en el primer largo, finalizado en una ciaboga que a los de Christian Garma se les atragantó. Cinco segundos se dejaron los de Marina de Cudeyo por el camino. Entraba dentro de lo previsto. Pero los cántabros debían estar por delante del resto de barcos. Sin embargo, Samertalomeu salió respondón, a sólo dos segundos del líder provisional. San Pedro se quedó a la par. Un segundo por detrás, Tirán. Igualdad máxima en busca de la otra plaza, la dejada por la descendida Kaiku.
Los de Joseba Fernández apretaron. Como enrabietados. O quizá regulando sus fuerzas. Y con una ciaboga fallida de Zarautz, cántabros y guipuzcoanos igualaron en cabeza. Quedaba mucho por decir. Las desventajas del resto de rivales dejaron clara la dinámica positiva de los de Marina de Cudeyo. El triunfo parcial iba a estar en un giro. En una ola. En una palada. En un golpe de riñón. En un grito a tiempo. O casi en un apretón de dientes.
«Este es nuestro tramo», arengó Christian Garma a su tripulación tras la tercera ciaboga. Como si el camino hacia la meta fuese cuesta abajo para los cántabros. Lo cierto es que en el largo anterior, Pedreña perdió tiempo otra vez con respecto a Zarautz. Los cinco segundos volvieron al reloj. Pero lo realmente preocupante es que San Pedro se metió por medio, un segundo por delante de los montañeses. Y las gallegas se subieron juntas a la segunda plaza, a un suspiro de Zarautz.
Ese 'descenso' vertiginoso –o no–, a tumba abierta, de Pedreña camino de la boya final iba a ser clave. El que debía marcar la diferencia de cara a la jornada a vida o muerte de hoy en aguas de la ría del Nervión. 21:21.41. Crono parado. Y a esperar. No fue suficiente. Zarautz se impuso por dos segundos. A San Pedro le sobró uno. Pero los gallegos llegaron a aguas vascas a conquistar. La tripulación de Moaña, que había marcado el peor registro en la primera maniobra, sí encontró una rampa pindia a su favor y sorprendió con su ajustado triunfo –70 centésimas–; y Samertalomeu –a un segundo y 48 centésimas– se metió en la tercera plaza, para poner un poco más complicado el posible ascenso a Pedreña. El camarote de los hermanos Marx en una trainera y a los cántabros les tocó Harpo.
La tripulación montañesa no pudo esta vez repetir los resultados logrados en la Bandera de La Concha. Allí, de poco sirvieron a los de Marina de Cudeyo, que marcharon hasta Donosti en busca de una sorpresa. Esta vez, con la obligación de dar sentido a todo el trabajo de la temporada, no hubo tanta fortuna y ahora las opciones de ascenso quedan reducidas a una combinación de gesta y carambola. Ganar y que los astros se alineen a su favor. De lo contrario, le tocará habitar otro año más en la segunda categoría y el remo cántabro, que se embriagó hasta el coma etílico en los días de vino y rosas, estará ausente de nuevo de la élite de este deporte. Sin ser capaz de superar su crisis.
Los dos plazas en juego en la Liga ACT de la próxima temporada serán para las tripulaciones con más puntos y, en caso de empate, las que tengan un tiempo inferior en la suma de las dos regatas. Y, de momento, la representante cántabra parte en una posición delicada.
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