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José Luis Peña posa con su medalla conseguida en esta edición del Dakar, la primera en la que ha participado. María Gil Lastra
«Ahora es cuando me empiezo a dar cuenta y a disfrutar de todo lo vivido»
Raid-Dakar

«Ahora es cuando me empiezo a dar cuenta y a disfrutar de todo lo vivido»

El piloto de buggies José Luis Peña, cuarto en su primera participación en el Dakar, señala que la prueba es más dura «a nivel mental» que en lo físico

Domingo, 28 de enero 2018, 17:19

José Luis Peña (Santander, 1961) llegaba el pasado miércoles a Santander después de su participación en la prueba más dura del automovilismo deportivo: el Dakar. Una carrera que afrontaba por primera vez y en la que lograba la cuarta plaza de la categoría SxS (buggies), además de ser el mejor debutante clasificado. José Luis Peña se convirtió en el segundo cántabro que ha logrado concluir esta carrera después de que Álvaro Ochagavias lo hiciera hace 10 años. Tras un recibimiento en el aeropuerto con muchos amigos y aficionados, José Luis ya descansa en su casa y empieza a poner en orden todas las vivencias que ha acumulado en el raid más duro del mundo.

-Ya en casa, en su cama y con los suyos, ahora ya toca disfrutar de lo conseguido...

-Y tanto. Dormir el día que llegamos en mi cama me supuso descansar casi más que en todos estos días en el Dakar. Han sido muchas vivencias juntas, muy intensas y que en su momento apenas disfrutas por lo rápido que pasan. Ahora es realmente cuando me empiezo a dar cuenta y a disfrutar de lo vivido. Poco a poco van saliendo recuerdos de momentos, tanto buenos como malos, aunque me quedo con los buenos y con la experiencia.

«La dureza no se puede describir con palabras. Acabas fundido y ves al resto como tú o peor»

-De todo lo vivido, ¿qué es lo que más le ha llamado la atención?

-La dureza de la competición en sí. Por mucho que pueda decir, no se puede describir con palabras. Nosotros cuando llegábamos al campamento después de una etapa estábamos fundidos, pero veías al resto y estaba como tú, o incluso peor. En esos momentos también te acordabas de los que habías dejado por el camino con averías en sus coches o con accidentes que les dejaban fuera de carrera. Esto es la dureza del Dakar que creo la experimentamos y vivimos con una mayor intensidad los equipos 'normales', ya que los oficiales como Peugeot o Toyota, por citar los más punteros, lo viven de otra manera. No quiero decir con esto que para ellos sea más fácil, pero ellos acaban las etapas normalmente a mediodía, tienen sus propios motorhomes donde descansar, cocineros... Muy diferente a nosotros, que llegábamos prácticamente todos los días de noche, cenabas algo rápido e intentabas dormir los máximo posible para recuperar y al día siguiente estar en la mejor forma posible.

-¿Tanta diferencia hay entre unos equipos y otros?

-Sí hay diferencia, y mucha. Yo creo que esta prueba ha perdido un poco aquel punto de aventura que tenia cuando comenzó. En aquellas ediciones prácticamente todos los participantes del raid eran amateurs, y quitando a cuatro o cinco muy potentes, los demás era pasar etapas día a día e intentar llegar a meta. Hoy esto ha cambiado mucho. Ahora es muy diferente y a los participantes se les podría clasificar en tres tipos diferentes: los equipos oficiales, los participantes que van con un equipo de mecánicos y una infraestructura básica y los que no llevan nada, sólo lo puesto. En este último grupo son prácticamente todo motos, pilotos que sólo cuentan con ellos mismos, sin mecánicos que les asistan y sólo con una caja con algún recambio y herramientas que les transporta la organización de asistencia en asistencia.

-¿Cómo se afronta una etapa de 1.000 kilómetros sabiendo que al día siguiente, y sucesivos, habrá más?

-Recuerdo que cuando realizamos la presentación en Santander, mi copiloto, Rafa Tornabell, decía que íbamos a comprobar la alegría de terminar una etapa larga, de 600 o 700 kilómetros y diríamos 'que alegría que mañana disfrutaremos de otra igual'. Me engañó (sonríe). Son muchos kilómetros y terminas fundido. Hay que tener en cuenta que en una etapa de, por ejemplo 700 kilómetros, 300 pueden ser cronometrados, donde mantienes mucha concentración y los vives con mucha intensidad, dándolo todo y pasándote los kilómetros muy rápido. Sin embargo, cuando has acabado la cronometrada, aun te quedan otros 400 kilómetros de enlace hasta llegar al campamento. Estos quizás son los más difíciles, ya que son más monótonos y el cansancio aparece rápidamente al no tener la presión del cronómetro, por lo que tienes que luchar contra tu propio cansancio y no dormirte.

«Se ha perdido un poco aquel punto de aventura. Hay mucha diferencia con los equipos grandes»

-¿Para un participante qué es más duro, el aspecto físico o el mental?

-Para mí el mental. Físicamente me había preparado bien, y eso lo he podido comprobar durante la carrera. Sin embargo a nivel mental tienes que sobreponerte a momentos muy duros. Hay veces en que te preguntas '¿qué hago yo aquí?'. Acabas una etapa medio muerto y ves aún lo que te queda, te vienes abajo. Pero bueno, dormía, descansaba un poco y al día siguiente salía con muchas ganas y a por otra etapa.

-¿Y cuál ha sido la etapa más difícil?

-La peor para mí fue una que llegamos de noche muy tarde. La última parte era por una pista con mucha piedra y muy mala. Íbamos tarde y salieron todos los aficionados que estaban viendo la prueba con sus coches y colapsaron la pista. Nos quedaban más de 15 kilómetros para acabar y tuvimos que ir pasando como podíamos entre la cola de los coches de los aficionados para llegar. Esto nos creo mucha tensión y nervios, llegando al final muy cansado físicamente y de cabeza. Por suerte esa noche dormí bien y recuperé para el día siguiente.

«La experiencia de Rafael Tornabell, con 22 participaciones, ha sido fundamental»

-¿Se puede dormir bien en el Dakar?

- Yo en ese sentido no he tenido problema. En el momento que me ponía en posición horizontal, cogía el sueño rápidamente, algo que para otros quizás no era tan fácil, ya que hay que tener en cuenta que en el campamento los ruidos son constantes toda la noche al estar los equipos trabajando en los coches. Hay motores en marcha, acelerones, golpes, generadores... Yo no escuchaba nada.

-Viendo su trayectoria en la prueba y los tiempos a lo largo de las etapas, se puede comprobar que siempre ha ido de menos a mas...

-Soy diésel (sonríe). Soy muy constante en mi ritmo y cuanto más largas son las etapas, mejor me encuentro. Ha sido una pena que este año a nuestra categoría nos obligaran a parar cada 200 kilómetros más o menos durante 15 minutos, para hacer los repostajes con las motos y los quads. En estas paradas, no es que perdiera el ritmo, si no que el resto de pilotos se recuperaba y volvía a subir su ritmo.

«Ahora no pienso en volver. Pero si lo hago, sería otra vez en buggies y con el mismo equipo»

-En la clasificación ha sido cuarto a 3:55 del podio ¿Pensó en algún momento en apretar para conseguirlo?

-Hubo una etapa clave, la que me coloqué tercero después de habernos salido un buen día en el que rodamos muy cómodos y que era muy favorable a nuestro estilo de conducción. Yo sabía que en los últimos días llegarían las típicas etapas de pistas rápidas en Córdoba, por lo que quería llegar a esos días con un poco de margen al no ser nuestro terreno favorito. Sin embargo nos llegó el problema de quedarnos parados en mitad de un río. Perdimos unos minutos y muchas de nuestras opciones. Aun así, la penúltima etapa tenía dos cronometradas muy diferentes, la primera más propicia a mi conducción y la segunda que me gustaba menos. Intenté atacar en la primera, pero nos quedamos atrapados en el fesh-fesh (polvo de tierra) y ya cuando salimos de ahí nos dimos cuenta de que lo que teníamos que hacer era limitarnos a terminar la prueba, que era nuestro objetivo desde el principio.

-Dicen que cuando en carrera un participante se ve adelantado por un camión, es una sensación única...

-Cuando te pasa un camión en carrera es algo espectacular y difícil de olvidar. Dentro de nuestro coche tenemos un sistema que cuando tenemos a otro participante detrás, ellos pulsan y a nosotros nos suenan unos pitidos de aviso de que vamos a ser adelantados. Cuando es un coche suenan tres pequeños pitidos, y si es un camión, los pitidos son seguidos. Cuando es un camión el que viene detrás, y estamos en una zona ancha, a veces ellos no pulsan al considerar que tienen espacio suficiente para pasar. En ese momento es cuando te llevas un susto importante. Es impresionante cómo tiembla todo. Nosotros tuvimos un ligero toque con uno de ellos, que nos benefició. Estábamos subiendo una duna muy alta y paralelamente a nosotros lo estaba haciendo un 'monstruo' de estos. A medida que ascendíamos se acercaba por mi lado hasta que nos pegó con su rueda delantera en mi puerta, dándonos el impulso justo para llegar a lo alto de la duna.

-A su copiloto, Rafael Tornabell, le conoció poco tiempo antes de salir para el Dakar ¿Cómo se lleva la convivencia dentro de un habitáculo tan pequeño durante dos semanas?

-A Rafa le conocí en unas jornadas de entrenamiento con el equipo el año pasado. Fue quien me ha enseñado a pilotar en dunas y su experiencia en el Dakar ha sido fundamental para mí y para lograr acabar. La convivencia dentro del coche ha sido fantástica, perfecta, ya que Rafa es un tío con el que es fácil llevarse bien. Nos hemos entendido perfectamente y su ayuda a nivel anímico para mí ha sido muy importante, ya que en todo momento ha sabido animarme en los momentos duros y frenarme cuando veía que estaba arriesgando más de la cuenta. Su experiencia en sus 22 participaciones en el Dakar ha sido fundamental para conseguir acabar la prueba.

-Usted es un gran aficionado al mundo del motor desde muy pequeño pero, ¿por qué se ha decantado por la especialidad de raid y no por rallies o circuitos?

-Siempre me han gustado las carreras. Sin embargo, me decidí por los raid por la manera de afrontarlas. En circuitos es siempre lo mismo y en los rallies es algo parecido, ya que el copiloto te va describiendo cada curva y sabes lo que te vas a encontrar. Sin embargo, los raid tienen ese punto de aventura que me apasiona. En la salida no sabes cómo será lo que te vas a encontrar, como sucede en el Dakar.

-Una vez conseguido el reto de terminar el Dakar en su primera participación, ¿ya piensa en el Dakar 2019?

-De momento no. Ahora me toca descansar, poner en orden y asimilar todo lo que he vivido durante estos días que ha sido mucho y muy intenso. Luego ya pensaremos si regresamos o no. Lo que sé seguro es que este año estaremos en alguna prueba internacional, además de repetir en el Campeonato de España.

-Si vuelve al Dakar ¿lo hará con el mismo coche o cambiará de categoría?

-Eso sí lo tengo claro, si vuelvo sería con el Polaris y con el mismo equipo. Creo que es el vehículo ideal por prestaciones y por costes, además de ser una categoría que estoy seguro crecerá mucho en los próximos años.

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