Fernando Alonso y el implacable paso del tiempo que no le afecta

La palabra 'jubilación' ronda sobre la cabeza del asturiano, pero él se niega a darse por vencido. Ya lo dijo en una entrevista al diario AS unos días atrás: se ve en la Fórmula 1 en 2024, año hasta el que ha firmado su compañero Esteban Ocon, al que le saca 17 primaveras. La edad es un estado de ánimo y en ese sentido, Alonso es poco más que un recién llegado.

Pero más allá de lo que sus actuaciones en pista dejen entrever o las arrugas que poco a poco van surcando su cara, algo que luce con orgullo, la experiencia de Alonso se ve en su comportamiento a la hora de tratar con los jóvenes. Tanto en el circuito como fuera. En el Gran Premio de Estiria, una prueba que dejó mucho menos espectáculo del que se esperaba, a Alonso le tocó la ingrata labor de sostener a pilotos con mucha menos edad y experiencia. Caso de George Russell, a quien Alonso ha calificado como un firme candidato a ser campeón del mundo en un futuro, o el agresivo Yuki Tsunoda, que considera a Alonso todo un ídolo.

Alonso, como Räikkönen o el propio Hamilton, empiezan a compartir pista y bregarse curva a curva con jóvenes que crecieron viéndoles a ellos peleando por victorias, aunque ahora solo sea el inglés quien se sostiene en esa cima.

Cuando Alonso fichó por Alpine para su regreso a la Fórmula 1 no lo hizo solo como un simple piloto. La antiguamente conocida como escudería Renault incorporó a sus filas a un corredor que llega con la vitola de maestro, de experimentado jefe que ha bebido de las aguas dulces del éxito y de las amargas de la derrota. En los últimos años en la F1 le tocó más de estas últimas que de las primeras, pero de ambas ha aprendido.

Es por ello que sirve de inspiración para los que vienen detrás, un activo que Alpine quiere aprovechar. No es casual, por tanto, que sea él el sacrificado para darle paso a Guanyu Zhou, el diamante en bruto de la Academia. El piloto chino se subirá al A521 sustituyendo al asturiano en los primeros libres del Gran Premio de Austria, toda vez que Alonso ya calificó de absurdo rodar dos fines de semana en el mismo circuito y en prácticamente las mismas condiciones. Perderse una hora en la que poco o nada va a aprender con respecto a cinco días atrás bien vale la pena si con ello permite estrenarse al de Shanghái, sobre el que hay puestas muchas esperanzas.

Zhou y Alonso ya compartieron sesiones de test el pasado invierno. Ambos se intercambiaron experiencias y sensaciones cuando rodaron con el RS20, el monoplaza de la temporada anterior, en unas jornadas de ensayos que Alpine preparó para que el bicampeón se desentumeciera. La experiencia fue inolvidable para el piloto chino, ya que para él Alonso supone «toda una inspiración», según sus propias palabras.

Sobre Guanyu Zhou hay puestas muchas esperanzas. Como ocurre en otras muchas disciplinas deportivas, cada vez que despunta un chino parece que va a ser el primero de un ejército que saldrá tras él, aunque desde Alpine no quieren correr. Este viernes se convertirá en el primer piloto de su país en participar en una jornada oficial de gran premio desde hace ocho años, cuando el fallido proyecto de Ma Qing Hua salió regular. Ningún chino ha llegado a pasar de ser piloto reserva, pero Alpine tiene puestas muchas esperanzas en Zhou.

No es un piloto cualquiera. Esta temporada en F2 parece ser la suya, y está llamado a hacer cosas grandes. De momento lleva dos victorias y dos podios más en las seis pruebas disputadas, por lo que espera que este año se le dé bien. Compaginará su labor en el simualdor de Alpine con el de piloto para UNI-Virtuosi, su equipo en la categoría de plata.

En caso de que lo haga bien, tanto en sus oportunidades con un F1 como en la F2, Alpine se garantizará así un canterano de calidad. Porque aunque la edad sea un estado de ánimo, Alonso va a cruzar la barrera de los 40. Y eso, le pese a quien le pese, es un factor a tener en cuenta.