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borja gonzález
Portimao (Portugal)
Domingo, 7 de noviembre 2021, 15:17
La manera en la que se cerró la pelea por el Campeonato del Mundo de Moto3 se convirtió en un resumen de lo que es esta categoría en estos momentos. También en la ejemplificación de lo que es Pedro Acosta como piloto. «Si no le ... pongo yo emoción, ¿quién se la pone?», decía con una sonrisa el murciano el sábado tras clasificarse decimocuarto en la parrilla, diez puestos por detrás de su rival, Dennis Foggia, que desde agosto venía pegando mordisco tras mordisco a la ventaja del que era líder desde la segunda carrera del año. Se especulaba con varias cosas antes de la prueba: si los KTM iban a ayudar a Acosta, si los Honda iban a hacer lo propio con Foggia, si los compañeros de equipo de estos dos, Jaume Masiá en el primer caso, Xavi Artigas en el segundo, iban a hacer de escuderos, si Acosta iba a tirar de calculadora... Nada de nada.
Foggia mostró su nivel desde el comienzo, con un primer ataque que buscaba aprovechar el espacio que le había dado la parrilla con respecto al primero de la general. Un ritmo para intentar la fuga, algo casi imposible en Moto3, y más en un trazado como el portugués, con una recta donde los rebufos acortan las diferencias y frustran las escapadas. Y Acosta hizo también lo que le tocaba una vez que el semáforo se apagó: escalar posiciones sin pausa, para no dar esa opción de escapada a su rival, lo que le llevó en cuatro vueltas hasta la cuarta plaza, un momento de la prueba en el que parecía que se había formado un grupito de cuatro (también con Darryn Binder y Artigas) que en esos momentos ofrecía un buen panorama al líder. Porque en el peor de los casos podría perder doce puntos con Foggia si este ganaba y él cerraba el pelotón, lo que le habría hecho plantarse en Valencia con un colchón de nueve. Aunque esta situación duró muy poco, hasta que Moto3 decidió ser Moto3 y mostrar su cara más bullanguera.
Cuatro giros después comenzó la reunificación de la parrilla, hasta llegar a formarse un grupo que en algunos instantes alcanzó los catorce miembros. El panorama típico de Moto3. Y con todos los pilotos, a excepción de Foggia, peleando cada curva como si fuese la última, sin distinción de colores, nacionalidades o marcas. Masiá atacaba a Acosta (pasó en una vuelta, la 13, de ayudar a su compañero con su rival a quitarle un puesto en la siguiente); Acosta se la jugaba, fiel a su estilo, en cada lance; Sergio García, regresado tras una lesión, se buscaba como podía los huecos; y Binder hacía de las suyas, con un acto final que adelantó el desenlace de la carrera.
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Foggia sí que trataba con mesura de tomar la primera plaza para buscar esos 25 puntos que le mantuviesen vivo, algo contra lo que luchó Acosta. Y así llegó al inicio de la última vuelta, hasta que el de Mazarrón le quitó el liderato, una posición por la que ya no pudo luchar, porque Binder metió su moto sin pestañear y sin mesura, y le llevó al suelo, junto a García. Punto final a la remontada, punto final al campeonato. Sin oposición, Acosta puso rumbo a la línea de meta para sumar su sexta victoria de la temporada y confirmarse como campeón del mundo de Moto3 con 17 años, el español más joven en lograrlo.
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«Desde el viernes ya dije que aquí podía ser, porque con el cambio que hicimos en Misano me sentí muy cómodo, volví a recuperar esa sensación en las frenadas que habíamos perdido en un punto del año. Si había un circuito para hacerlo, era éste», explicaba el vigésimo segundo campeón del mundo español. «Ayer no se vio muy reflejado cómo había ido, porque nosotros estábamos trabajando buscando el ritmo y creo que hoy se ha demostrado. Saliendo desde atrás, hemos llegado rápido. No podía haber imaginado un día mejor», analizaba el hombre que ha provocado una revolución este año en el mundo del motor en su debut en el Mundial. «El boom que se generó a mí alrededor creo que nadie todavía lo ha asumido. Fue como cuando Alonso fue a la Fórmula 1. Había que abstraerse de todo, hacer lo único que sabemos hacer. He crecido mucho como persona porque he tenido la suerte desde pequeño de tener a mi alrededor gente que me diga claras las cosas, que me diga cuando lo hago mal», valoró el campeón. Un aprendizaje que le vendrá muy bien para su próxima aventura: el salto a Moto2 en 2022.
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