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L. RAMOS
Llanes
Lunes, 27 de septiembre 2021, 07:40
Una combinación de velocidad y de auténtica mala suerte acabó con la vida del piloto cántabro Jaime Gil Vitoria y su copiloto Diego Calvo González, de 39 y 30 años. Es lo que se desprende de las primeras pesquisas llevadas a cabo por los ... agentes del Destacamento de Tráfico de Ribadesella, encargado de dilucidar las causas del fatal accidente durante el Rally de Llanes que el sábado dejó mudo al mundo del deporte, especialmente a los numerosos seguidores de esta disciplina en Cantabria y en Asturias.
Los dos aficionados al motor participaban en la séptima especial del 44 Rally Villa de Llanes, que se desarrollaba en la emblemática carretera del Fitu, la AS-260. Ya en la bajada hacia la meta ubicada en Duyos (Colunga), colisionaron contra uno de los muros que bordean la vía y fallecieron a consecuencia del brutal impacto. Un fatal accidente que, según pudo saber El Diario Montañés, la Guardia Civil achaca a la velocidad que llevaba el Seat Marbella que ocupaban Gil y Calvo. Concretamente, la investigación indica que fue a las 15.12 horas cuando «al trazar una curva a la derecha y como consecuencia de la velocidad a la que circulaba, perdió su conductor el control del vehículo, saliéndose por el margen izquierdo y chocando contra la barrera lateral de seguridad semirrígida -el quitamiedos- y el muro de hormigón».
La mala fortuna entró en juego en ese momento, porque, además de la pérdida de control del vehículo por parte de Jaime Gil, el impacto más fuerte no se produjo contra las protecciones metálicas de la cuneta, sino que fue el murete de hormigón el principal destinatario de la trayectoria del coche. De ahí la fatalidad del desenlace. Porque incluso quienes estaban cerca del lugar del suceso no podían pensar que la gravedad había sido tal.
El accidente pilló por sorpresa a los numerosos aficionados que se habían acercado hasta la zona para disfrutar de uno de los tramos más espectaculares del rally. No obstante, de forma inmediata, muchos de ellos corrieron a socorrer a los dos ocupantes del vehículo mientras daban aviso a los servicios de emergencias. Hasta el lugar se desplazaron también dos equipos de Bomberos del SEPA con base en los parques de Cangas de Onís y Villaviciosa, así como una ambulancia y una UVI móvil, cuyos profesionales sanitarios no pudieron salvar la vida de los dos cántabros, quienes acudían por primera vez a la cita llanisca con enorme ilusión.
Una vez que el titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Villaviciosa dio la orden, se procedió al levantamiento de los cadáveres, que fueron trasladados al Anatómico Forense de Oviedo, donde les fue practicada la autopsia en la mañana de ayer. Posteriormente ambos fueron llevados de vuelta a Cantabria, donde serán despedidos en los próximos días por sus seres queridos.
Los cuerpos de ambos fueron trasladados después de ser sometidos a las respectivas autopsias en el Instituto de Medicina Legal de La Corredoria. Unas pruebas que, lógicamente, determinaron que el fallecimiento se debió a las graves lesiones provocadas por el fuerte impacto que sufrieron piloto y copiloto durante la competición.
Quienes vieron el siniestro señalaban lo «raro» de la salida de vía y lamentaban la «mala suerte» de Jaime Gil y Diego Calvo, a quienes el pequeño Seat Marbella en el que habían puesto tanta ilusión no pudo proteger, pese a contar con las medidas de seguridad estipuladas, de la dureza del muro de hormigón. Apenas unos minutos antes, otro vehículo sufrió también una salida de vía en el mismo punto de la carretera.
Donde antes habían tronado los motores al paso vertiginoso de los coches, solo quedó el silencio. Un silencio que también inundó la villa de Llanes, donde el dolor por la pérdida de dos compañeros se hacía patente en las caras de desolación del resto de participantes, así como de los organizadores, miembros de los equipos y aficionados. De hecho, tras el fallecimiento de los dos deportistas, los responsables de la prueba decidieron cancelarla definitivamente porque la competición había perdido todo el sentido. Las personas están primero y no era de recibo continuar.
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La fatídica noticia ha golpeado a los miembros y aficionados del automovilismo cántabro apenas unos días después de que este deporte protagonizase unas brillantes jornadas de competición con motivo de la disputa del Rallye Festival Hoznayo. Sin embargo, ahora ha tocado vivir la cara más amarga, con la pérdida de dos amantes de esta disciplina como Jaime Gil y Diego Calvo. El motor de la Comunidad Autónoma ya piensa en cómo homenajear su memoria.
A lo largo de la jornada de ayer, como durante la tarde del sábado, desde que se conoció el fatal accidente, las muestras de dolor y condolencia se han ido sucediendo, no sólo entre los componentes de la familia automovilística, sino procedentes de otros estamentos políticos y de la sociedad, tanto cántabra como asturiana así como nacional.
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