Agarrado a una carambola

La primera condición indispensable para que el Racing pueda terminar la campaña en primera posición es hacer los deberes propios. Sin erratas y con buena letra. Enfrente tendrá a un Coruxo que celebra desde hace dos semanas la permanencia en Segunda División B, su meta para esta temporada. Pero el técnico gallego Rafa Sáez ya ha repetido por activa y por pasiva que van a dar la cara pese a los objetivos cumplidos. Al Racing de Ferrol le hicieron daño -con un empate hace dos jornadas- pero en ese momento aún necesitaban un punto para certificar la permanencia. Y en la pasada jornada cayeron por 1-3 ante otros gallegos: el Celta B. Quizá la relajación sí haya llegado al cuadro vigués, aunque, en estas últimas fechas, ya se sabe, siempre puede existir alguna motivación extra y más ante un rival como el Racing. En definitiva, que Pedro Munitis y sus hombres no se pueden fiar del cuadro que estará este fin de semana en El Sardinero. Lo primero es ganar y después esperar a lo que hagan los demás.

En concreto, aguardar al resultado que coseche un Racing de Ferrol, cuya celebración tras el empate del domingo pareció la fiesta por el campeonato definitivo, quizá sin pararse en pensar aún en lo que tienen por delante. La papeleta no es tan fácil como parece para los gallegos. El líder debe ganar. Le podría servir otro signo si sus perseguidores no suman los tres puntos, pero si el Racing tiene muchas opciones de ganar en casa, parece poco probable que el Tudelano vaya a perder a domicilio ante un Peña Sport paisano, colista y descendido a Tercera División hace ya varias semanas.

Sin confianzas

Por eso nadie firma el empate en el vestuario dirigido por Miguel Ángel Tena. Su rival en esa jornada 38 será el Atlético Astorga, un equipo combativo y con bastante calidad en la parcela ofensiva pese a su mala situación en la tabla del grupo I. Una plantilla liderada por el talentoso David Bandera y en un campo como La Eragudina, de pequeñas dimensiones e irregular césped. Mala señal para los ferrolanos, que presumen de juego combinativo.

Pero lo que es más importante es lo que se juega el conjunto maragato. La vida. Debe ganar y esperar a que el Cacereño y el Sporting B pierdan ante Izarra y Guijuelo, respectivamente -si los asturianos suman un punto y se produce un tripe empate, se colocarían por delante-, con la ambición de quedarse con el puesto de promoción de descenso. Y, aunque los resultados no fuesen favorables, al Astorga aún le quedaría una última opción de salvación. Una posible caída del Valladolid a Segunda B arrastraría a su filial a Tercera, de ahí la importancia que puede tener el puesto 17. Su propia carambola. En definitiva, los leoneses necesitan ganar. Sí o sí.

La dinámica

Para las esperanzas racinguistas, a eso hay que sumarle el mal tramo final de la competición que está teniendo el líder, pese a haber logrado el empate frente a los cántabros el pasado domingo. Han sumado siete de los últimos 18 puntos, una renta que ha llevado a Racing y Tudelano a recortar las distancias hasta la mínima expresión. Por eso, no todo son garantías en la visita de los gallegos al modesto Astorga. Además, los maragatos ya saben lo que es tumbar al equipo gallego, ya que en la primera vuelta se llevaron los tres puntos. Tampoco el Racing pudo ganar en La Eragudina, donde tuvo que conformarse con un empate (1-1).

El Racing, si gana, no debería pensar en el tercero en discordia: el Tudelano. El golaveraje coloca a los cántabros por delante de los navarros. Incluso en la hipotética circunstancia de un triple empate con los gallegos en el primer puesto. Los de Pedro Munitis saldrían favorecidos. El único peligro que puede suponer el conjunto de Manix Mandiola para los verdiblancos es en caso de que el partido frente al Coruxo no vaya bien. Entonces, el Racing podría caer a la tercera plaza de la clasificación. De todas formas, los cántabros tienen poco que perder y mucho que ganar.

A pesar de que el empate de A Malata ha dejado muy tocado a todo el racinguismo, a buen seguro que casi todos habrían firmado hace un par de meses llegar así a esta última jornada. A lo largo de la semana la desazón se irá aplacando y volverá a despertar la ilusión de vivir en la grada una tarde -domingo a las 18.00 horas- pendientes del teléfono móvil. Es lo que tiene el Racing. La emoción nunca acaba y la esperanza nunca se pierde.