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Aser Falagán
Domingo, 28 de mayo 2017, 08:54
Erwin Schrödinger fue un tipo excepcional. Premio Nobel de Física, tenía un gato que estaba vivo y muerto a la vez, como le sucede últimamente al Racing, que sólo tiene que montar un buen muro en su portería para superar la eliminatoria de esta tarde pero afronta al mismo tiempo amenazas tan acuciantes o más que el Rayo Majadahonda. Por ejemplo, la firma de un contrato de patrocinio que el Gobierno sepulta y resucita cada cierto tiempo o un futuro que puede ser feliz o no existir siquiera, según lo que ocurra. Mientras a este equipo a la vez vivo y muerto le toca sacar adelante la eliminatoria, un partido como todos los que quedan decisivos, aunque con buena renta, y en el que los verdiblancos saldrán con toda la artillería a los Campos de Sport.
Ángel Viadero ya ha anunciado que no habrá rotaciones, que todos los partidos son ya decisivos y que pese al cómodo 1-3 conseguido en el Cerro del Espino no reservará -apenas- jugadores esta tarde a partir de las 18.00 horas. En consecuencia, saldrá con los mejores a por el Rayo y no lo hará, porque las circunstancias le obligarán de nuevo a reservar a un Abdón Prats que ha llegado por los pelos a la fase de ascenso y a quien no conviene forzar.
El bueno del gato de Schrödinger era un animal -ficticio- encerrado en una caja con un gas venenoso que tenía un 50% de posibilidades de liberarse, de modo que transcurrido cierto tiempo, y hasta que se mirara dentro, el gato estaría, de acuerdo con la cuántica, vivo y muerto a la vez. Al margen de que se haya reinterpretado este experimento como una crítica del austro húngaro a la perspectiva del momento, el caso es que el Racing atraviesa una situación similar a la de la fingida mascota.
Si asciende a Segunda y firma el contrato de patrocinio con el Gobierno de Cantabria, el club tiene futuro. Mucho. Estará en condiciones de recuperar sue esencia y buscar el ascenso a Primera. Si no es una temporada, a la siguiente. Si no hay contrato o si se queda en Segunda B -sin la primera premisa la segunda es imposible-, el futuro ya no será lo que era, sino algo más oscuro regido no ya por la cuántica, sino por el principio de incertidumbre.
En esta ecuación el Rayo Majadahonda y los dos rivales que, de eliminar a los madrileños, le esperan después al Racing, son el isótopo radiactivo del que depende que el gas letal se libere o no. Como lo es en otro universo paralelo, el de la economía, las finanzas y los impuestos, el Gobierno de Cantabria.
A toda esta inestabilidad es a la que deben reponerse hoy los verdiblancos para buscar no ya una victoria -que alimenta el ego, pero es en la práctica lo de menos-, sino un pase a la segunda de las tres eliminatorias que les restan a los cántabros como justo castigo a su segundo puesto, a aquella paparda de Guijuelo en la que, con todo ya hecho, el Racing cayó ante un equipo que no se jugaba nada para ceder un vital liderazgo.
De acuerdo con las consignas del propio entrenador, un apasionado del coaching que esta vez no se preocupará por gestionar egos; el Racing no hará prisioneros en una batalla que se presupone ganada antes de salir siquiera al campo, de modo que los titulares habituales; los que lo han sido cuando una temporada aciaga en cuanto a lesiones se lo ha permitido, saldrán a sentenciar al Rayo Majadahonda. Para evitar sorpresas desagradables y para hacer un guiño a sus aficionados ante un adversario que se ha ganado la antipatía del entorno. Las palabras malsonantes, las dificultades para trabajar y el precio de las entradas, unos 25 euros fuera de mercado para la categoría de bronce, han dejado huella en Santander, donde a diferencia de otros rivales -y han sido muchos- los madrileños no han cosechado ninguna simpatía.
En consecuencia, David Córcoles, Samuel Llorca, Mikel Santamaría y Julen Castañeda ejercerán como escuderos de Iván Crespo. Al menos eso ha dejado entrever un Viadero que interesado también en jugar al despiste debe gestionar las presencias de un Israel Puerto que acaba de salir de una pequeña lesión sufrida justo cuando se había ganado un lugar entre los elegidos en detrimento de Mikel. «Preparamos el mejor de los planes de inicio, pero luego, dependiendo de lo que dé de sí el partido, hemos preparado planes alternativos», decía el viernes Ángel Viadero. Lo que falta por conocer es cuál es ese plan A: si un eje con Granero y Beobide, dejando a Peña como mediapunta y compañero de Aquino o una delantera con Carlos Álvarez, lo que enviaría a Beobide al banquillo. Es decir, que el Racing aplicará su mejor plan y no lo hará en una cita propicia, tanto que ni siquiera se teme una paparda dada la cómoda ventaja de dos goles que los verdiblancos se trajeron del Cerro del Espino.
El Rayo Majadahonda llega con problemas en el centro del campo y muchas ganas de dar la sorpresa, al menos según las palabras de su entrenador, Antonio Iriondo, que causaron estupor en Santander. El técnico vasco-moscovita se descolgó tras el partido de ida señalando que «visto lo visto vamos a ganar seguro en El Sardinero». No se quedó ahí y dobló la apuesta: «No sé si nos dará para el 0-3, pero vamos a ganar seguro». Claro que en los Campos de Sport Ángel Viadero y compañía no están muy convencidos, conscientes como son de que les basta defender un 1-3 y pueden permitirse incluso el lujo de encajar un gol para, independientemente de lo que hagan, asegurarse el pase.
Mientras, Iriondo tiene hoy la oportunidad de demostrar que sus palabras no eran sólo brabuconadas motivadoras ante un histórico que parece vivo y muerto a la vez, pero que quiere mantener otro mes la incertidumbre para aliarse después con la cuántica, la fortuna o quien haga falta hasta regresar al fútbol profesional tras dos años de pesadilla. Y, de paso, abandonar esa incómoda sensación de estar al mismo tiempo vivo y muerto.
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