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Menudo meneo

Gerardo Sisniega

Miércoles, 7 de junio 2017, 07:55

Cuando escribo estas líneas todavía siento el dolor en la espalda por los 1.400 kilómetros del viaje de ida y vuelta hasta Villanueva de la Serena. Recorrer España casi de punta a punta en un solo día pasa factura a cualquiera. Pero lo peor no es el dolor físico, sino la decepción por la imagen que dejó el equipo en el partido más importante de la temporada. Y aunque han pasado ya tres días desde el desastre y toca ilusionarse con la remontada, el sabor de la derrota no termina de irse de la boca. Y sobre todo la sensación de que el equipo no estuvo a la altura y se quebró por la mitad en un momento clave.

Posiblemente el Villanovense no tenga la calidad futbolística del Racing, ni tampoco el nombre o la historia del club cántabro. Pero tampoco lo necesita. En este fútbol de Segunda B donde los pequeños detalles marcan la diferencia, ellos decidieron igualar las fuerzas con otras virtudes y el plan funcionó a la perfección. Su apuesta por el juego físico, la presión y una intensidad muy superior a la nuestra les sirvió para sacar del partido a los cántabros y darnos una estocada casi mortal. Todavía hoy resulta difícil de comprender como el equipo se pudo desmoronar de esa manera después de llevar el partido tan controlado. Casi ningún jugador se salvó cuando las cosas se pusieron feas y la batalla del banquillo también la ganaron claramente los locales.

Mientras Viadero metía un central por detrás en el marcador, Manolo Sanlúcar apostó por otro delantero para probar si un equipo diseñado para ascender se derrumbaba con el viento en contra. Y desgraciadamente lo hizo. El técnico vio la carnaza y quiso hacer todavía más sangre en la herida y esta vez el meneo nos lo llevamos nosotros. Los cuatro defensas cometieron errores groseros e impropios de su nivel y cada balón largo se convirtió en un drama. De repente todo se fue a negro y el equipo ha podido destrozar en 35 minutos calamitosos todo el buen trabajo que ha hecho este año. Y gracias, porque visto lo visto, lo mejor de todo casi fue el resultado. Así es el fútbol, cruel cuando tienes un momento de debilidad, aunque en este caso también le va a dar una segunda oportunidad a todos los jugadores de redimirse.

Esta semana ya ha empezado a alimentarse la remontada y el club ha movido ficha para intentar llenar El Sardinero. Seguro que el público ayuda, pero la única verdad es que este equipo tiene capacidad de sobra para superar la eliminatoria y tiene 90 minutos para demostrarlo. Jugar peor que en Badajoz es imposible, así que sólo les queda mejorar. Pero que nadie se olvide. Caer en esta eliminatoria sería un fracaso estrepitoso del que todos tardaríamos mucho tiempo en recuperarnos. El primero, el club, que podría pasar en apenas una semana de la salvación económica al desastre deportivo.

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