Secciones
Servicios
Destacamos
Instintivamente, todos preferimos mirar hacia aquellos que más brillan, los que acaparan titulares, fotos, portadas y fans. El que marca el gol, el que lo para, el triunfador, el titular indiscutible. Y esta temporada, sobrados como vamos de alegrías, todos nos deshacemos en elogios hacia ... el talento de Andrés Martín, la 'magia' de Íñigo Vicente, la elegancia de Michelin, la contundencia de Montero y Castro, el físico sobrehumano de Aldasoro o la entrega sin límites de Sangalli.
Pero ¿qué pasa con aquellos que no juegan? El fútbol es así de cruel, y los jugadores empadronados en el banquillo, que aguardan su oportunidad como si estuvieran esperando a Godot, son un clásico en todos los clubes. Aunque quizás no tanto en este Racing del rock and roll, que bajo la batuta de José Alberto -¿o será una guitarra eléctrica?- no se limita al tradicional once tipo, ese que los aficionados recitan de memoria, sino que se trata de un bloque amplio en el que todos, en mayor o medida, acaban participando, sea entrando como sustitutos o gracias a una política de rotaciones que nos ha costado mucho entender a los aficionados -bueno, algunos todavía no le hemos pillado el tranquillo, de hecho-, pero que con los resultados en la mano es simplemente incontestable.
Noticia relacionada
Sergio Herrero
Todos tienen sus minutos; hasta los chavales de la cantera que, sin grandes derroches, sí, pero de vez en cuando se llevan su premio. Todos... menos el portero suplente, un Miquel Parera que probablemente sea el guardameta menos goleado de la categoría por la sencilla razón de que este año todavía no ha debutado en liga. Y peor aún: lleva camino de repetir el cero absoluto de partidos jugados que cosechó la pasada campaña, porque el míster solo se acordó de él para la Copa del Rey, de infausto recuerdo.
Lo curioso es que Parera, hace apenas dos temporadas, ha pasado de ser un ídolo para la grada verdiblanca a convertirse en el hombre invisible. Y mudo, porque no se ha escuchado ni una sola protesta por su parte. Y es que Miquel demostró ser un gran portero, pero le ha tocado compartir posición con un jugador en pleno estado de gracia, un Jokin Ezkieta que no para de crecer, y que en cada partido resulta más determinante para su equipo. Ayer en La Rosaleda no solo parecía un muro: es que estuvo espectacular.
Noticia relacionada
No solo volvió a firmar intervenciones de gran calidad, con paradas espectaculares, sino que cada vez mejora más en aquello en lo que brillaba menos, las salidas y la anticipación. Algo fundamental para una defensa que juega cada vez más descaradamente al fuera de juego.
Así que toda nuestra simpatía para aquellos que esperan en silencio que llegue su momento, pero de momento parece que el bueno de Parera va a seguir bajo la alargada sombra de Ezkieta, que cuando se retire del fútbol bien podríadedicarse a los seguros. Eso sí, esperemos que José Alberto tenga un plan por si, por lo que sea, cualquier día Jokin coge un catarro.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.