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Que el fútbol es una montaña rusa no es nada nuevo y que el Racing de este año es un vagón más de esa atracción ... tan frenética tampoco. En 24 jornadas ha afrontado esos tramos de imponentes subidas y desaforadas bajadas más de cuatro ocasiones; empezó perdiendo cuatro partidos seguidos, continuó con una derrota en once encuentros, de nuevo cinco derrotas consecutivas y en el último mes, coincidiendo con la llegada de José Alberto, había logrado sumar siete puntos de nueve con un triunfo en Cartagena, un empate en el campo del líder, Las Palmas, y una victoria convincente y con apego social en la afición ante el Sporting de Gijón con la grada El Sardinero llena. Y cuando más alta estaba la autoestima verdiblanca el Alavés le puso colorada la mejilla al equipo y al racinguismo con un partido en el que todo lo que había cambiado volvió a su estado natural. O mejor dicho, al de antes de la llegada del nuevo entrenador. El efecto José Alberto se diluyó en Mendizorroza y ahora el técnico deberá cambiar el paso.
Sus dos apuestas tácticas, Germán y Saúl, salieron descontentos; por un lado, el central cometió un error grosero que le dio alas al Alavés y encarriló el partido demasiado pronto. Por otro, el cántabro, desaparecido en los esquemas de Guille Romo y 'resucitado' por José Alberto para ese lateral izquierdo con recorrido y ofensivo cayó lesionado. Las lágrimas del defensa al intuir a las primeras de cambio que los dolores que le obligaron a retirarse del campo vitoriano le iban a impedir mantener la regularidad en el equipo fueron totalmente ilustrativas.
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A esas dos circunstancias se sumó la discreta actuación de Jordi Mboula, que en los primeros veinte partidos de Liga no había sido capaz de destacar y justificar su indiscutible titularidad y que, sin embargo, en los tres primeros partidos de José Alberto al frente del Racing había completado tres actuaciones simplemente memorables. El catalán se fue sustituido en la segunda mitad sin ninguna acción digna de aparecer en la crónica del partido.
Las otras dos curiosidades que dejó el duelo liguero en Mendizorroza fue la vuelta a la falta de puntería del siempre voluntarioso Matheus Aiás así como el regreso de un VAR puntilloso y empeñado en llevar la contraria a los intereses del Racing. El brasileño, que marcó ante el Sporting de Gijón un golazo que hacia presagiar que la racha -en este caso mala- tan propia de los delanteros había finalizado de una vez por todas. Sin embargo, ante el Alavés, Aiás volvió a errar una ocasión manifiesta en un uno contra uno delante del portero del conjunto vitoriano (Sivera) que hubiera colocado las tablas en el marcador (1-1) al poco de que su equipo se hubiese quedado grogui tras el tempranero gol vitoriano. Agua. Un remate inocente desbarató el atisbo de remontada.
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Y ya puestos a quemar las naves, la entrada inesperada del VAR cuando nadie lo esperaba volvió a condenar al Racing como ya lo hizo en cinco ocasiones antes de la llegada de José Alberto. El segundo gol del Alavés llegó como consecuencia de una acción en la que entró el VAR para avisar al colegiado de que se había producido un penalti. Más bien un 'penaltito' que acabó en tanto de Salva Sevilla. Más aún, cuando ya el Racing agonizaba en busca de un gol salvador que le diera una esperanza llegó un tanto a la contra de Mamadou Sylla que el árbitro anuló por fuera de juego. Pues bien, ni con esas. Los árbitros encargados del videoarbitraje llamaron al orden a Ardiano Monescillo para aconsejarle de oficio que se había equivocado y que el gol de Sylla era legal. En honor a la verdad, los del VAR acertaron, pero también en esa le llevaron la contraria al colegiado.
Ahora el míster, sin su lateral izquierdo ofensivo -su principal cambio táctico- deberá cambiar el paso. Así como ajustar lo que no le salió bien en la libreta.
Trayectoria total Cuatro derrotas seguidas; una tan solo en once encuentros; cinco partidos perdidos y tres sin perder.
Goles a favor con José Alberto Seis tantos en tres partidos, multiplicando por cuatro los registros anteriores.
Goles en contra con José Alberto Solo había encajado uno en tres partidos y en Mendizorroza recibió tres.
«Al final veníamos a un campo muy difícil y jugamos ante un equipo con un potencial muy alto y dos errores te condicionan un poco el partido», aseguró Jorge Pombo al finalizar el duelo en Mendizorroza ante el Alavés. «Pero esto es fútbol y hay aciertos y hay errores», añadió en defensa obviamente de los compañeros que no estuvieron muy acertados frente a los vitorianos. De hecho no solo se acordó de los fallos en defensa que marcaron el partido sino que también de lo que no salió bien en ataque. «Hemos podido marcar un par de goles nosotros y otra vez el larguero y la mala suerte...», apuntó el maño.
Sin embargo y pese a que la derrota fue totalmente incontestable, Pombo sí que quiso sacar algo positivo del partido con el Alavés. «Nos tenemos que quedar con que hay que trabajar y pensar en lo que hemos hecho bien antes. Esto ha sido un partido y este viernes hay una nueva oportunidad. Hay que seguir currando». El maño señaló el duelo con el Tenerife (El Sardinero, 21.00 horas) como la mejor manera de recuperarse de lo ocurrido en Vitoria.
El futbolista asumió que el Alavés fue superior a su equipo, pero insistió en que hay cosas que el Racing está haciendo bien y que no deben cambiarse por haber caído en el campo de un favorito al ascenso. «Proponemos un estilo de juego que no es el de rifar la pelota y eso a veces tiene unas consecuencias. Queremos jugar a eso que es lo que nos gusta a todos y hay que seguir confiando en lo que hemos hecho estos tres últimos partidos y nos ha salido bien». Ese cambio de propuesta inicial en el juego es a lo que se refirió el futbolista y que llegó con José Alberto y que no parece que vaya a cambiar pese a lo sucedido en Vitoria.
Pombo se lamentó por la falta de puntería que el Racing tuvo en la primera parte y que «al no estar acertados con el balón y ante un equipo así, los errores se pagan. Te condenan».Sin embargo repitió que «tan solo es un partido y quedan muchos. Queda una vuelta entera». Finalmente se le preguntó por si en la ocasión en la que manda el balón al palo, la pelota pudo tocarle en la mano antes. «A mi me toca de rebote. Hablé con el árbitro y la jugada ya había pasado.El gol hubiera subido al marcador». Sobre el VAR no quiso tampoco levantar la voz:«No podemos hacer nada».
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Ana del Castillo
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