Arranca el sprint final

La mejor notica para los cántabros, incluidos los más de cien que acompañarán hoy al equipo en la grada, es que JAL ha recuperado prácticamente a todos sus efectivos. Las lesiones de Íñigo, Mantilla y Andrés son ya historia. La única baja es la ya conocida del segundo portero, Miquel Parera, suplida como es habitual por Germán Fernández. De nuevo mucha competencia y muchas alternativas para pergeñar una formación que termine con el pequeño bache verdiblanco. El capitán apunta de nuevo a titular, mientras que lo más probable es que tanto Mantilla como Andrés esperen en el banquillo, en el caso del sevillano como una buena baza para cambiar la dinámica del encuentro o consolidar el resultado en el segundo tiempo, aunque, como es habitual, el técnico asturiano se ha guardado sus planes y puede reservar alguna sorpresa. No lo sería demasiado el regreso de Germán Sánchez, que recibió descanso frente al Levante, en lugar de un Rubén Alves que salió tocado de aquel partido, aunque ha entrenado con normalidad y está en la convocatoria.

El Racing viajó el miércoles a Andorra la Vella, la pequeña capital del país pirenaico que entre estaciones de esquí y youtubers juega en el diminuto Estadi Nacional, con capacidad oficial para 3.306 espectadores, como lo es en cierto modo el propio equipo. Lo hizo con expectativas y un entrenador afanado en conjurar ese temido mal de altura: «Estamos en una situación espectacular. Tenemos que disfrutar del momento porque es algo real, pero no esperado; sin frustraciones ni presiones», decía justo antes de que la expedición partiera hacia su concentración andorrana.

JAL debe optar entre mantener su once tipo, ahora algo menos definido por necesidades del guion, y las necesarias rotaciones de final de temporada, y echar mano de su once de mayor confianza a costa de vaciar un poco más el depósito de sus futbolistas en una competición muy larga que puede serlo aun más en caso de acceder a la fase de ascenso. Lo tiene muy en cuenta desde hace dos meses y por eso intenta dosificar a sus referentes. A Arana e incluso a Peque, pero hoy, después de una racha de un punto en tres partidos, necesita una victoria que le reenganche al play off.

Los resultados de la última jornada beneficiaron a los verdiblancos. En palabras de su entrenador, «si a nosotros nos cuesta ganar, a ellos también». Dieron fe el Sporting, el Burgos, el Oviedo... Tanto que su mala racha ha llevado a los racinguistas a la novena plaza, pero a un solo punto de la fase de ascenso. En toda la temporada nunca han encadenado los cántabros cuatro jornadas sin ganar, pero las estadísticas no juegan sobre la hierba y el papardazo ante el Alcorcón constituye un esclarecedor antecedente, pero eso no impide que la estadística, terca y tras 36 jornadas necesariamente algo fiable, coloque al Racing como favorito en un dueño de necesidades, aunque por motivos muy diferentes. Por mucho que haya en juego, la ansiedad estará del lado andorrano. Una derrota les descolgaría de forma quizá definitiva, según el resto de resultados que se produzca el fin de semana.

Entre ellos, el Elche-Espanyol de mañana, en el que alguno -o los dos- se dejarán puntos, dando al Racing la oportunidad de la caza o, al menos, de colocarse a su rebufo antes del próximo partido (frente al Elche, el sábado 4, a las 18.30 horas) en unos Campos de Sport hasta hace poco casi inexpugnables y que deben volver a serlo para que el renovado objetivo -sin presiones, pero ya nadie deja de hablar de él- sea factible. Con una Liga tan comprimida, no será hasta el lunes por la noche cuando el Racing sepa con certeza en qué condiciones termina este nuevo episodio.

Enfrente, un Andorra con muchos problemas; a cuatro puntos de la permanencia cuando restan seis jornadas y cuya valiente propuesta futbolística, muy similar a la del Racing, no ha tenido premio, hasta el extremo de que ha tenido que cambiar el paso y el inquilino del banquillo en busca de una catarsis que no termina de llegar para el Andorra de Gerard Piqué y el 'Rubi, búscame un grupo fácil', y también hasta hace poco el de Eder Sarabia, el discípulo de Quique Setién que se emancipó para hacer de los Pirineos su escaparate, un plan que se desbarató después de dos grandes temporadas con su destitución a finales de marzo. Le tomó el relevo Ferran Costa, que se aferra a un discurso de esperanza y épica; el que le queda a los suyos al final de un curso difícil: «Cuando llegamos ya sabíamos que el reto era de máxima exigencia y hemos de hacer esta media maratón al sprint».

También es el Andorra de Jorge Pombo, que cambió de aires en enero, en el último día de mercado, ante la falta de minutos en Santander, y de Karrikaburu, que se hartó de dar calabazas al Racing durante dos años y que tampoco ha cuajado del todo en los meses que lleva en Andorra, desde que en enero se enroló en el equipo. Precisamente Pombo es su principal alternativa como 'nueve', más cerca de portería de lo que jugaba en Santander.

El planteamiento racinguista es obvio: necesita ganar para mantener sus opciones. No tanto por los puntos que le separan ya de la zona de privilegio; una distancia remontable ante la irregularidad que muestran también los adversarios directos, sino los muchos equipos que se le han intercalado en una carrera que todavía cuenta con once aspirantes; nada menos que la mitad de una Segunda División cuya clasificación se ha partido por el ecuador.

Mucho dependerá del funcionamiento de esa tripleta mágica -cuarteto hasta que las lesiones socavaron la gran temporada de Andrés- que con 32 tantos y 16 asistencias constituye el motor de un Racing acostumbrado ya a encajar -el empate sin goles ante el Levante fue una excepción- que se siente cómodo en el intercambio de golpes. Pero para eso es necesario conectarlos. Un escenario, a priori, factible ante el Andorra, que de nuevo puede ser un talismán verdiblanco. El problema es que en los Pirineos no opinan lo mismo.