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Ya no es un hecho puntual, sino un patrón. Duró apenas unos minutos; quizá unos segundos, pero lo suficiente para provocar la indignación de toda ... la sociedad cántabra y del racinguismo. Un grupo de violentos con distintivos del Racing, que no racinguistas, como se han encargado de dejar claro tanto el club como sus peñas quitándoles todo tipo de representatividad, provocaron una vez más una batalla campal en la ciudad por el simple hecho de que los aficionados de otro club se desplazaran a ver un partido a Santander. Y lo hicieron además de forma premeditada, tras retarse en redes con ultras malaguistas, como ya sabía el Cuerpo Nacional de Policía, según Delegación del Gobierno. Aunque no por ello había escolta policial en el lugar.
Lamentable espectáculo de violencia entre aficionados del @realracingclub y del @MalagaCF hoy en Santander. He ordenado que se intensifiquen los controles a todos los niveles cada vez que haya partido, no solo durante la jornada sino también en los accesos al estadio.
Ainoa Quiñones (@Ainoaqui) October 1, 2022
Fuentes consultadas por El Diario aseguran que el encuentro fue fortuito, pero existen numerosos antecedentes, el último antes del partido frente alReal Oviedo, y Delegación del Gobierno asegura que los sucesos fueron premeditados, como lo fueron los de agosto contra los carbayones.Los violentos «habían quedado para pegarse», señala la nota oficial.
Juventudes Verdiblancas vs Frente Bokerón en la previa del Real Racing Club-Málaga CF
ULTRAS 𝕳 ACCOUNT OF (@UltrasAccount0F) October 1, 2022
Fight!
01/10/2022#ultras
vía @CornelioVicano pic.twitter.com/lFIGYriSdH
Todo ocurrió hacia las once de la mañana en la zona de Piquío, más concretamente en la terraza del 100 Montaditos y otras aledañas, a donde los seguidores del Málaga se habían desplazado después de llegar a Santander. Algunos para pasar el fin de semana y ver el partido. Otros, según el CNP, con otras intenciones. Así comenzó una pelea premeditada y buscada. Un rápido enfrentamiento de apenas unos minutos –más breve aún, según fuentes oficiales– en el que los violentos, con bengalas y vestidos de negro para intentar que no se les identificara, lanzaron sillas y mesas de las terrazas contra los malaguistas.De hecho, llegaron a arrojar al suelo a uno de los aficionados andaluces en un fuerte altercado que terminó con la intervención de la policía, que provocó la huida de los agresores.
Los hechos han provocado una condena unánime. De la sociedad, del racinguismo y del malaguismo. El Racing, que estudia las medidas que pueda tomar contra este grupo de provocadores que ya ha actuado en más ocasiones, la Asociación de Peñas e incluso la Delegación del Gobierno emitieron sendos comunicados condenando estos actos violentos y reincidentes. Existen ya muchos precedentes.
«Ya está bien. No podemos estar cada dos por tres con estas imágenes. Eso no es racinguismo ni malaguismo. Sobráis. Fuera», era el contundente mensaje de la Asociación de Peñas del Racing. Más aún lo era el club: «El Real Racing Club condena los actos violentos ocurridos esta mañana en Piquío, estos hechos no representan ni al racinguismo ni a la afición del fútbol español. La violencia no tiene cabida en los Campos de Sport de El Sardinero». Estas palabras resumen el sentimiento del club hacia un grupo que, según peñas y el propio Racing, no representa en absoluto a la masa social ni a la institución.
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Al parecer, y siempre según Delegación del Gobierno, los violentos se habían citado previamente, y los agresores salieron al encuentro de los andaluces, como sucedió en agosto en el partido frente al Oviedo, en aquella ocasión en una pelea que dejó cuatro detenidos. Esta vez no se ha anunciado que se haya identificado a nadie, aunque los altercados han dejado un herido leve que tuvo que ser trasladado al Hospital Valdecilla con un corte en la cabeza. «Se habían citado para pegarse», explicitaba la Delegación del Gobierno.
La batalla campal, extremadamente violenta, llega una semana después de que el racinguismo, con el club incluido, protestara por la actuación policial en Ipurua, donde la Ertzaintza golpeó a un grupo de seguidores y desalojó a algunos de ellos por ocupar un pasillo y un vomitorio.Aquella intervención «no proporcionada», según asegura el Racing, trajo consigo una condena por el trato recibido por unos seguidores que tuvieron, de acuerdo con lo que comunicó el propio Eibar, un comportamiento «de diez». Pero ahora el grupo de provocadores ha generado una percepción diferente del trato que recibieron aquellos racinguistas.Esos que protagonizaron, aquellos sí, una fiesta del fútbol.
Precisamente en repulsa por lo sucedido en Eibar se había convocado una protesta en el minuto cinco del partido.El mensaje era sencillo: no entrar en los Campos de Sport hasta el minuto cinco. Aunque en aquella ocasión todo el entorno se alineó con los seguidores agredidos, los antecedentes cambiaron el contexto. Prácticamente nadie secundó la protesta, que apenas tuvo seguimiento. El hartazgo del racinguismo es tal que no quiso enviar ningún tipo de mensaje que pudiera interpretarse como un apoyo o empatía con los violentos. Lo lamentó también la grada de animación, algunos de cuyos miembros, consultados por El Diario, no dudaron en condenar la actitud incívica de quienes acudieron a Piquío con la única intención de pelear y agredir.
En uno de los vídeos de la pelea se puede observar incluso cómo uno de los protagonistas luce un tatuaje fascista: AHTR (Adolf Hitler tenía razón).
O acabamos con todo esto o estos acaban con el fútbol. Me da igual que digan que son del @realracingclub o del @MalagaCF ...estos, con Harri al Dueso, por favor. pic.twitter.com/GryoNe4eEl
coroccotta (@coroccotta) October 1, 2022
El partido no estaba declarado de alto riesgo, aunque como es habitual en estos casos había un dispositivo policial preparado que se activó a las 7.30 horas, en previsión de posibles altercados. «Tanto estos aficionados ultras como los del Racing se habían citado por redes para pegarse, algo que sabían en la Policía Nacional gracias al trabajo de los servicios de información, lo que ha permitido que las unidades policiales hayan actuado rápidamente», señalaba en un comunicado la delegada del Gobierno, Ainoa Quiñones.
Lo que no aclara la nota de prensa es por qué, si las fuerzas de seguridad eran conscientes de esa situación, no hubo una actuación preventiva ni se había una escolta para los seguidores malaguistas en Piquío. De hecho, las primeras unidades en personarse fueron, según testigos, las de la Policía Municipal de Santander.
Delegación del Gobierno se refiere en su comunicado a un enfrentamiento «organizado y premeditado entre grupos de radicales» que involucró aproximadamente a medio centenar de personas. Todo a pesar de que «se establecieron controles en los principales accesos de la ciudad, en la S-10, la S-20 y las nacionales N-623 y N-611, para controlar a los aficionados, muchos de ellos ultras, que llegaban desde Málaga y de alguna otra afición de otros equipos que se unía a ellos».
Los acontecimientos provocaron después una mayor presencia policial en el local de peñas y registros más rigurosos en los accesos al estadio, donde no se registró ya ningún tipo de incidente. Claro que los registros y la presencia policial, para dejarse ver, fueron mucho mayores de lo habitual, dados los antecedentes.
Delegación del Gobierno resume así el suceso: «Se han juntado en la zona de Piquío, pero en menos de un minuto la Policía Nacional ha neutralizado la situación, con la inmediata presencia de unidades de Intervención Policial y de Prevención y Reacción, las UIP y UPR, así como unidades de Seguridad Ciudadana y de la Brigada Provincial de Información».El comunicado contrasta por lo manifestado por testigos presenciales, que aseguran que el enfrentamiento se prolongó durante cerca de cinco minutos.
Según estos mismos testigos, un grupo vestido de negro, entre cánticos referentes al Racing y al partido, comenzó a lanzar sillas y mesas de las terrazas y a enfrentarse y agredir a los aficionados malaguistas, hasta el extremo de echar al suelo a uno de ellos. Rápidamente llegó a la zona un coche de la policía municipal, apoyado acto seguido por otros cuatro motoristas, también municipales, hasta que intervino la Policía Nacional con equipo antidisturbios. El rastro que dejó la batalla, además de la tensión, el herido y los restos de bengalas y botes, fue un reguero de botellas de cerveza vacías.
Una cuenta ultra que reproduce además otro vídeo de los hechos los define como una pelea entre Frente Bokerón y Juventudes Verdiblancas, si bien ninguna de las dos peñas ha señalado tener relación con los graves hechos acontecidos en ElSardinero. Los altercados del 28 de agosto, con otra batalla campal, esta en Peña Herbosa contra seguidores del Real Oviedo, sí que terminaron con la identificación y posterior detención, según indicó la Policía de cuatro miembros de Juventudes Verdiblancas.
Los hechos no respondieron, aunque alguna fuentes lo niegan, a un acaloramiento fortuito ni fueron provocados por una discusión puntual, sino que se trató de un reto absolutamente premeditado, como ya ocurrió a finales de agosto en el partido frente al Real Oviedo, en el que este mismo grupo no solo agredió a los aficionados asturianos, sino que provocó destrozos en terrazas en una acción planeada en Peña Herbosa. La diferencia, que en esta ocasión no se han producido –o no han trascendido– identificaciones ni, por el momento, detenciones. Al menos no se refiere a ellas el comunicado de Delegación.
Tanto el club como los peñistas condenaron los hechos y despojaron de cualquier tipo de representatividad a los provocadores, máxime dada su reincidencia. Desde que comenzó la temporada se han repetido situaciones de este tipo, lo que ha provocado una profunda preocupación en el club y, en general, en el racinguismo.
También el Málaga se mostró contundente en su condena y repulsa. «El Málaga CF manifiesta su absoluto rechazo ante cualquier acción violenta. Este tipo de altercados no representa a la ejemplar afición malaguista. No toleramos acciones o actitudes que dañan flagrantemente al fútbol», anunciaba oficialmente el club andaluz despues del suceso. Condenaba así la actitud de quienes utilizando sus colores habían quedado, siempre segúnDelegación del Gobierno, para organizar y protagonizar una pelea callejera.
«Esto no es representativo del fútbol ni del deporte, sino situaciones violentas provocadas por grupos radicales tanto de fuera como de nuestra propia ciudad», insistía el comunicado de Ainoa Quiñones. Era una más de las muchas que se produjeron durante todo el día de ayer.
«Estos aficionados radicales del Racing estén empañando la imagen de su club en este año que ha ascendido a Segunda División. La afición del Racing vivió hace unos meses con orgullo e ilusión la subida del equipo a Segunda División, y creo que lo que menos querían y esperaban es que unos pocos violentos ensuciaran la imagen del club y los valores del deporte», insistía la nota de Delegación.El racinguismo la hizo suya. Como toda la sociedad cántabra, está harto.
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