Borrar
La Policía Nacional, en la Avenida de Castañeda con los ultras malaguistas tras detener la reyerta. Antonio 'Sane'
Una batalla campal que deja muchas aristas

Una batalla campal que deja muchas aristas

Confusión ·

Confusión. El cambio de versiones sobre el modo en que se originó y detectó la pelea entre ultras el pasado sábado en Piquío se une al malestar por el que comienza a ser un comportamiento recurrente

Aser Falagán

Santander

Sábado, 8 de octubre 2022, 07:46

La reyerta del sábado junto a Piquío entre violentos andaluces y cántabros antes del Málaga Racing del pasado sábado provocó la reacción social por lo que amenaza con convertirse en un patrón y ha dejado algunas dudas. No sobre los hechos en sí, ya conocidos, sino sobre los porqués y cómo se detectaron y actuó. Del la información de autoridades, Policía y testigo se obtiene un relato con algunas imprecisiones o contradicciones, pero que resume a grandes rasgos el suceso.

Aunque el partido no se había declarado de alto riesgo por la larga distancia y, especialmente, porque no había antecedentes de peleas o especial animadversión entre los ultras de ambos equipos e desplegó un dispositivo de cerca de cien agentes de la Policía Nacional, al que hay que añadir el de la Policía Local de Santander.

A las 7.30 horas la Policía Nacional desplegó un dispositivo para controlar los accesos a la ciudad a través de la S-10, la S-20, N-623 y N-611. En colaboración con el club, había detectado que durante la semana se habían comprando entradas por internet desde Málaga y que un grupo de ultras malaguistas tenía previsto viajar. Sin embargo, no se había efectuado envío de localidades entre clubes de la zona acotada para la hincada visitante. Además, tampoco había un viaje organizado en autobús, de modo que se sospechaba que los violentos se iban a desplazar en turismos particulares y de ahí el dispositivo. Así fue, de hecho, y en vehículos alquilados.

Quedada

En un primer momento se señaló que los violentos habían quedado y después que el reto se produjo en redes sobre la marcha

A pesar de los controles, hacia las diez y media de la mañana los malaguistas, vestidos de negro y algunos con simbología nazi, se consiguen concentrarse a la zona de Piquío sin escolta policial. No están solos. Entre los más de 50 violentos hay ultras de algún otro club y se apunta al Getafe. Vigilan. Esperan la llegada del enemigo junto al 100 Montaditos y el Abra. Su dueño, testigo presencial lo tiene claro: habían llegado expresamente para pegarse. Ni siquiera se sientan en la terraza, sino que esperan en guardia, explicó en Arco FM.

Comienza la batalla

Minutos después llega otro grupo, también de negro, muchos encapuchados o embozados. Se encuentran en la Avenida de Castañeda y se produce una violenta reyerta. Se desafían, los cántabros se lanzan contra los malaguistas y comienza el lanzamiento de bengalas y las sillas y mesas de las terrazas de los dos restaurantes.

Controles

Aunque también se hicieron controles a los malaguistas, los ultras andaluces sí pudieron acceder al estadio

Para entonces las patrullas de la Policía Nacional ya han detectado movimientos de pequeños grupúsculos hacia El Sardinero y los servicios de información informan de que se está quedando en redes, de modo que se cambia el operativo. Se desmontan los controles y todos los efectivos se dirigen a la zona.

En plena batalla campal los clientes huyen asustados y buscan refugio en el interior de los locales. Una recibe un golpe. Las personas que caminan por Piquío son testigos de los hechos y ven llegar a la policía en plena refriega.

La pelea dura más de un minuto y menos de cinco, lo que tarda en aparecer y actuar la policía. El primer efectivo en llegar es un colche de la Policía Local, al que pronto se unen cuatro motoristas, también municipales.

El detenido

Detectado por una prenda y otros indicios, fue puesto en libertad tras pasar por el calabozo con denuncia por desorden público

Poco después aparece la Policía Nacional. En menos de un minuto, según decía la Delegación del Gobierno, y algo más tarde, según acotaba dos días después con más información y coincidiendo con lo señalado por los testigos. Se han desplazado unidades de Intervención Policial y de Prevención y Reacción, UIP, UPR, Seguridad Ciudadana y unidades de la Brigada Provincial de Información. La prioridad es detener los disturbios y la seguridad ciudadana. Lo consiguen.

Equipados con equipo antidisturbios, los agentes consiguen parar en segundos la reyerta y hacen huir a los violentos. A los de casa, porque consigue embolsar a los malaguistas, o al menos a la mayor parte, y los identifica. Estarán ya escoltados por la policía hasta que estén de regreso a sus coches particulares.

El comienzo

Delegación señala que los malaguistas estaban desayunando. El dueño del Abra, que ni se sentaron y estaban vigilando

El rastro que dejan, un reguero de botellas de cerveza vacías, restos de bengalas, dos terrazas destrozadas, unas dos decenas de miles de euros en daños en los negocios, y un herido leve por un corte en la cabeza entre los malaguistas que tiene que ser atendido. Los de casa se han separado y se preparan para ir en pocas horas al campo, ya sin enmascarar para que no les identifiquen.

La tarde

Todo parece ya en calma, pero la reyerta va a tener más consecuencias. Antes del partido, que comienza a las 16.30, el Racing intensifica a petición policial las medidas de seguridad para acceder al estadio. Exprime al máximo la Ley del Deporte en la zona de Preferencia Norte, donde se encuentra la Gradona de los Malditos. Se prohibe acceder con banderas y no se permite la entrada de los bombos y la megafonía. Tampoco se autoriza a instalar el podio de animación. Se exige presentar el DNI junto al abono, para confirmar que los titulares coinciden.

En los accesos, la Policía Local practica controles de alcoholemia. No se puede entrar en el estadio bajo sus efectos. No se trata de un control de tráfico, pero la Ley del Deporte permite que se deniegue el acceso a quien las autoridades o la seguridad detecten (o sospeche que está) en esas condiciones. Lo del control es solo un modo de objetivar los observado. El ciudadano puede negarse a hacerlo. Y el club y la policía, a no permitirle entrar al estadio.

El viaje

Los violentos no llegaron en autobús, como se rumoreó, sino en turismos alquilados y por grupos separados

Fruto de esos controles algunos se quedan fuera y se detecta a una de las personas que había participado en la reyerta. Le reconocen, al parecer, por la ropa. Un joven de 22 años de Juventudes Verdiblancas que se va detenido. Tras unas horas en calabozo, se le pone en libertad sin juicio rápido pero con la denuncia por desordenes públicos, a la espera de notificación.

En otra zona del estadio, la Policía embolsa a los ultras malaguistas en una zona acortada, independientemente de la localidad que fijara su entrada. El dispositivo habitual cuando un club envía entradas a otro, solo que esta vez no lo habían hecho. El propio CNP informa que todos los ultras malaguistas entraron al estadio; ninguno se quedó fuera. Testigos cercanos a la organización del partido aseguran que se les practicaron controles y se dejó a alguno fuera, sin precisar si ultras o aficionados pacíficos. No se aclara si los violentos visitantes entraron o no ebrios al campo.

La noche

La Policía desmiente que algunos de ellos pasaran la noche anterior en Santander y asistieran a un acto de extrema derecha

Otra zona más del estadio registra una actividad inusual. La CNP se presenta en el local de peñas y exige toda la documentación: desde licencia de ocupación y apertura a la de la barra del acceso, antes de la sala de reuniones. Todo está en orden, pero los miembros de la Asociación de Peñas del Racing, sin ninguna vinculación con los disturbios -los habían condenado horas antes-, están muy molestos.

Se investiga

Ya con Santander en calma, la investigación continúa. La Policía revisa los vídeos tanto de las cámaras de seguridad como las detectadas en redes y las remitidas por la ciudadanía. Se convoca una reunión para el lunes por la mañana entre la delegada del Gobierno, Ainoa Quiñones, los mandos del Cuerpo Nacional de Policía (la jefa superior en Cantabria, Carmen Martínez, y el jefe regi

onal de Operaciones, Miguel Ángel Ramos) y el Racing (el director general, Víctor Alonso, y el coordinador de seguridad, Alberto Sánchez).

Acto seguido comparecen en rueda de prensa (ya sin el Racing) y se anuncia la detención, que hasta entonces no se había hecho pública. «Habrá más», advierten. Matizan el comunicado del sábado y Quiñones habla de una «maña interpretación». «Tanto estos aficionados ultras como los del Racing se habían citado por redes para pegarse, algo que sabían en la Policía Nacional gracias al trabajo de los servicios de información, lo que ha permitido que las unidades policiales hayan actuado rápidamente», decía aquella nota.

Los efectivos

Tras la llegada de la Policía Municipal de Santander, intervino con rapidez el CNP, que disolvió los dos grupos de violentos

Menos de un minuto, se dijo el sábado. Tal vez algo más, se reconocía después. Lo que está claro es que la policía intervino con gran rapidez y que la primera en llegar al lugar fue la Municipal de Santander, antes de que el CNP disolviera con efectividad a los agresores, que eran los dos bandos.

¿Por qué, si se sabía de la quedada, no había policía vigilando a los violentos? Aquí es donde la trama se complica. Se explica que había quedado pocos minutos antes, y que por lo tanto no había sido posible armar el dispositivo al no conocerse casi hasta el mismo momento el lugar y el momento (que era 'ahora'). El jefe de Operativos confirma que observaron los movimientos anómalos de grupúsculos y así se puso en marcha toda la logística. Frente a lo que se informó el sábado, cuando se dijo que los hinchas «habían quedado», unja nueva explicación: estaban quedando esa misma mañana y se detecta, y de ahí que la Policía llegara con gran rapidez, pero no estuviera escoltando en una labor preventiva. «No había una quedada en el sentido de que supiéramos la hora».

Quiñones incluso comete un lapsus y habla de que el enfrentamiento fue «fortuito». Poco después su departamento de prensa explica que fue eso, un lapsus, y que quería señalar justo lo contrario. A continuación acota: «Los del Málaga estaban desayunando en una terraza y llegaron radicales del Racing a provocar. Después ya fueron ambos». Ramos confirma después que, como ocurrió contra el Oviedo, los violentos locales fueron los que atacaron. ¿Por qué, si se habían citado para una reyerta, estaban desayunando tranquilamente? Se puede achacar a un error de apreciación y aplicar la navaja de Ockham, que no siempre funciona, porque parece comprobado que, fuera días antes o se produjera en el momento, sobre la marcha, hubo reto. «Las aficiones radicales tienen contactos entre ellas; esto es así», explica el representante de la Policía. Tan certera como obvia para cualquier aficionado al fútbol.

¿Cuando se conoció supo de la quedada a la mañana? Según se producía aquella misma mañana, se explicó, si bien el jefe de Operativos narra el modo en que se advierte del peligro: «Apreciamos un desplazamiento a un punto concreto y de manera dispersa de aficionados radicales de una peña concreta (del Racing). Detectamos que ese punto confluye con el lugar donde se encuentra la afición del Málaga y se produce el incidente».

Según los testigos, uno y otro bando se encuentra con ambos en pie y lanzando consignas antes de pasar al ataque. Ramos informa también de que se ha comprobado que los malaguistas no habían pasado la noche en Santander, como se rumoreó en la ciudad, para asistir a un acto de extrema derecha, y confirma que están identificados y que también puede haber detenciones entre ellos, si las investigaciones así lo determinan.

Por el momento no se han anunciado más detenciones ni en uno ni en otro bando, pero la investigación no está cerrada. Ya en la agresión de Peña Herbosa a aficionados del Real Oviedo (y no a ultras, en la mayor parte de los casos), las cuatro detenciones, también de peñistas de Juventudes Verdiblancas, se produjeron unos días más tarde.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Una batalla campal que deja muchas aristas