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Ganar siempre es importante, pero en un escenario como Riazor y ante un rival como el Deportivo, tiene otros beneficios intangibles. Vitamínicos. Después de tumbar al líder con ingente esfuerzo y carácter, intachable rigor táctico en la primera parte y aunque sin brillantez -como ... casi siempre-, el Racing sale muy reforzado en la lucha por el campeonato y el ascenso del partido más importante que ha afrontado en lo que va de temporada. Un logro con efectos positivos transversales, que van mucho más allá de los tres puntos cosechados. Bueno en lo competitivo, lo anímico, lo social e incluso en la confianza sobre la figura del entrenador.
Paso adelante
Si el Racing hubiese ganado al Badajoz el pasado domingo, ahora mismo sería líder. Pero como esa es una hipótesis ya pasada e irremediable, hay que fijarse en la realidad. Y esta dice que el equipo de Guillermo Fernández Romo, tras ganar en Riazor, se encuentra a dos puntos del Deportivo en la cabeza de la clasificación: 46 los gallegos. 44 los cántabros. Habrá nuevos compromisos en medio para blanquiazules y verdiblancos, pero el Racing tiene un as guardado. Un partido aplazado aún por disputar. Todavía no tiene fecha, pero si todo va bien, el choque contra la Cultural Leonesa le puede dar la primera plaza si gana en esa cita en los Campos de Sport frente a un rival, en principio, llamado a estar luchando por el play off, pero que se halla sumido en la zona media de la tabla. De todas formas, tampoco hace falta irse tan lejos. El sorpaso puede llegar incluso el domingo, si los verdiblancos ganan a Unionistas y al Deportivo le da por pinchar por cuarta vez consecutiva. Será frente al Calahorra, el domingo, en Riazor. Tal como se empeñaron en reiterar ambos técnicos en la previa del duelo, pasara lo que pasara es pronto, pero una derrota racinguista hubiese sido prácticamente definitiva. Sin embargo, como el desenlace fue el contrario...
Moral
Los futbolistas del Racing se sobrepusieron a un escenario hostil, con más de 20.000 aficionados del rival, ante un equipo, por presupuesto, con un presumible mayor potencial, y a una segunda parte de asedio continuo a base de esfuerzo, intensidad, rigor y coraje. La celebración de Íñigo en el gol, con beso al escudo incluido; el puñetazo al suelo de Fausto Tienza al recibir una cartulina amarilla; la rabia de Mantilla tras quitarle un balón de la cabeza a Miku en boca de gol; la piña a la conclusión del encuentro, ya con la victoria en el bolsillo; la foto de familia sobre el césped... Y lo que no se vio en el vestuario y en el autobús. Fue un triunfo con una fortísima carga emocional para una plantilla que, por llevar la camiseta que lleva, está obligada a alcanzar cotas muy altas y la presión y la crítica son intensas siempre. Por eso, lo del miércoles debe ser un chute anímico y de confianza que sirva a los futbolistas verdiblancos para crecer de cara al tramo decisivo de la competición. Ni que decir tiene que, desde la victoria, cuando las cosas van bien, se construye mucho mejor.
Ventaja sustancial
Lo de ganar en La Coruña no fueron tres puntos. En la práctica son casi cuatro. Tras el empate a cero de la ida en los Campos de Sport, el gol de Íñigo Sainz-Maza en Riazor tiene un valor enorme. En caso de empate a puntos entre Racing y Deportivo al final del campeonato, el equipo cántabro se llevará el título y el ascenso. O, si algún otro enemigo se mete en la ecuación, los de Romo partirán con esa ventaja en la lucha por quedar lo más arriba posible en la clasificación. Todo esto puede cobrar una trascendencia a un mayor a la espera de lo que pueda suceder con el Extremadura. Si finalmente los jugadores azulgranas cumplen su amenaza y abandonan la competición, a día de hoy la solución más lógica por parte de la Federación sería dar por vencidos los futuros encuentros a sus rivales. Y el Racing debe recibir al cuadro de Almendralejo en la última jornada.
El técnico
Guillermo Fernández Romo se ha mantenido prácticamente impasible ante las críticas por el juego poco atractivo de su equipo. Confía en su plan y va a muerte con él. Y los demás pueden decir misa. Tiene al Racing segundo después de ganar en casa del líder y con opción de asaltar el liderato a no mucho tardar. Los números respaldan la labor de un técnico que ha ganado adeptos tras el triunfo en Riazor, aunque las alabanzas le preocupan casi lo mismo que los reproches. No se le puede negar que tiene personalidad y es firme en sus principios. El rigor táctico verdiblanco ante el Deportivo -especialmente en la primera mitad- lleva su sello y, acompañado por el derroche de los jugadores sobre el terreno de juego durante los noventa minutos, le dieron al conjunto cántabro una victoria de muchos quilates.
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Mejoría social
La afición del Racing quiere tanto a su equipo que pronto se olvida de los disgustos. A poco que le dan. Decía Charles Bukowski que «la belleza no es nada. La belleza no permanece. No sabes la suerte que tienes siendo feo, porque si le agradas a alguien, sabes que es por otra cosa». El Racing no enamoró en Riazor por su juego, pero sí por otros valores muy apegados a la idiosincrasia de la parroquia de El Sardinero: entrega, sacrificio, concentración, agresividad... La hinchada verdiblanca vuelve a creer. Ya se sabe que esto puede cambiar en un par de semanas, pero eso, en todo caso, ya llegará más adelante. Ahora la afición cántabra se merece disfrutar, que de sufrir ya tiene un máster. Además, este subidón de moral llega en vísperas de uno de los desplazamientos marcado en el calendario. Aproximadamente un millar de racinguistas -probablemente no son más porque no hay más espacio en el estadio de Unionistas- se desplazará este fin de semana hasta Salamanca. Una buena oportunidad para darle otra alegría al personal.
Buena dinámica
El Racing suma, con el de La Coruña, siete partidos consecutivos sin perder. Un periodo en el que ha cosechado cinco triunfos y dos empates. 17 puntos sobre los últimos 21 en disputa. Unos fantásticos números que han llevado al equipo de Guillermo Fernández Romo a rebufo del líder de la competición. Es verdad que en los últimos cinco encuentros el conjunto verdiblanco ha anotado apenas tres goles, pero le han servido para sumar once puntos de quince posibles. La buena dinámica racinguista se sustenta, especialmente, en una fortaleza defensiva que en algún tramo de la temporada no existió. Y es que son cinco los compromisos que lleva el Racing sin encajar un gol. En 2022 todavía no ha recibido ninguno. Hay que remontarse hasta el minuto 21 del enfrentamiento ante el Extremadura, en Almendralejo, en el último choque del año pasado. Así, Miquel Parera lleva con su portería a cero 519 minutos. Una marca que, si aumenta, será una grandísima señal para el conjunto verdiblanco en su lucha por el ascenso a Segunda División a final de la presente temporada.
Otro de los beneficios que ha reportado al Racing el triunfo de Riazor es, en realidad, el perjuicio causado a su máximo rival. Mal de uno, consuelo del otro. La derrota en casa y ante su enemigo directo en la lucha por el título agrava la crisis del Deportivo y le sume en su peor momento de la temporada. Los gallegos encadenan tres derrotas consecutivas. Cayeron en casa frente al Real Unión por un gol a dos, en un duelo similar al del miércoles frente al Racing. Los vascos se adelantaron en el marcador y, posteriormente, los gallegos fueron incapaces de remontar. Incluso fallaron un penalti. Después, se volvieron a estrellar en Las Gaunas contra la Sociedad Deportiva Logroñés. Una vez más los blanquiazules tuvieron ocasiones para haberse llevado al menos un punto de La Rioja, pero el gol del cántabro y exracinguista Mario Soberón fue suficiente para dejar el botín en casa. La anterior peor racha deportivista se limitaba a una serie derrota-empate-derrota. Ahora los de Borja Jiménez intentarán levantar cabeza el domingo, a las 17.00 horas, en casa contra el Calahorra. Parece una buena oportunidad para encontrar un punto de inflexión, pero el equipo puede haber entrado en caída libre anímicamente. Por cierto, el técnico abulense sumó el miércoles el noveno partido de su carrera en los banquillos sin lograr el triunfo frente al Racing. Sin duda, el conjunto cántabro es la bestia negra del entrenador del Deportivo.
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