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Aunque en su DNI le define como un tipo de la derecha del Nervión, como le corresponde a un leiotarra residente en Sopelana, el ADN de Carlos Pouso (1960) es de la margen izquierda. Criado en Portugalete y forjado en el Sestao (entrenó al River, ... del que sigue siendo socio y jugó en el primigenio y extinto club verdinegro), su acento le reivindica como bilbaíno del Gran Bilbao y sus palabras, como un futbolero acostumbrado al barro y muy apegado al día a día. Con labia. Más incluso de la que se supone a uno de Portu. El nuevo entrenador del Racing, que sustituye a su colega –en más de una acepción– Viadero, quiere llegar a la élite reintegrando al Racing a donde le corresponde. No es tarea fácil, pero el hombre lluvia de Miranda, el que llevó al Mirandés a la semifinal de Copa fulminando entre otros al Racing; el que devolvió a Logroño el sueño de regresar a la LFP, trae ahora a Santander su lenguaje directo. Su fútbol ya se verá si lo es.
–En Santander se le recuerda bien.De aquella vez en que, con Pablo Infante y César Caneda, su Mirandés le hizo un siete al Racing aún de Primera en la Copa. ¿Se imaginaba que terminaría entrenándolo?
–No; ni entonces lo imaginaba ni hasta hace ocho días me imaginaba fuera de Logroño. Pero las cosas han salido así y el Racing me ha parecido un caramelo goloso. Difícil y ácido en este momento, pero una plaza importante para poder hacer cosas.
–Decía en su despedida del Logroñés que un caramelo que podía estar envenenado...
–Claro. Pero es algo que en esta profesión tenemos que asumir. Todos hacemos la cosas lo mejor que podemos y sabemos, pero no siempre salen, así que hay que ser prudente. Venir aquí y decir que vamos a subir con la gorra y que este era el sueño de mi vida sería mentir. Es una ilusión que me ha salido de repente y voy a tratar de sacar adelante.
La situación
–Menos aún se imaginaría entrenar al Racing en Segunda B.
–El fútbol tiene esas cosas. En aquel tiempo el Eibar estaba en Segunda B y mira ahora. Al final algo han hecho bien algunos que no habrá hecho bien el Racing. En todos los sentidos, porque más que el tema deportivo fue un problema de la planta noble, donde no se hicieron las cosas como Dios manda. La gente tiene que darse cuenta de que subir es muy difícil y bajar muy fácil. Lo importante es mentalizarte y ser todos conscientes de que lo fácil en el deporte es perder, no ganar. Gestionar un club cuando gastas más de lo que ingresas te puede llevar a situaciones como esta.
–¿Aquel Racing saqueado era un reflejo de un fútbol en el que todo valía y de la sociedad española hasta la crisis?
–El tema político... No me gusta tocarlo porque no entiendo mucho, pero sí que estando en Logroño he comentado con algunos políticos, concretamente del PP, cómo se sentían cuando gente de su partido salía en los periódicos imputada. Y me decían: ‘Carlos, pues ¿cómo nos vamos a sentir? Pues fatal’. Es como si yo, en mi función de director deportivo, tangara en los fichajes: ‘Te digo que cobras tanto pero en realidad una parte es para mí’. Y es algo que en este país no sé si está bien visto o si miramos para otro lado, pero es verdaderamente sangrante. Tenemos políticos imputados por casos de prevaricación y malversación en todos los gobiernos y en todas las comunidades. No creo que haya ningún otro país democrático que tenga tantos imputados y todos tenemos que sentirnos responsables, porque somos los que les votamos. Y castigar con nuestro no voto a quienes actúan así en esos casos tan flagrantes.
El recuerdo
–Habrá quien diga que la gente les vota porque no se entera; porque está viendo el fútbol...
–O el Sálvame Deluxe. Yo creo que forma parte de la cultura del país. Yo, por ejemplo, sí veo bastante fútbol, pero programas de esos o revistas del papel couché, no. Ahora, estando aquí leeré menos, porque no quiero que me comáis el coco los periodistas –ríe– ni escuchar las posibles críticas, que por otra parte hay que respetar, saber sobrellevar y conducir. Porque aquí todos queremos el bien del Racing y si un día jugamos mal no puedo pretender que la prensa diga que se ha jugado bien; hasta ahí llego. Pero sí que pongo el ejemplo del Oviedo. Era un club como yo he percibido ahora alRacing; un equipo que si a los veinte minutos no estaba bien empezaba el ‘run run’ en el estadio. No creo que el caso sea exactamente igual, porque en Oviedo el problema estaba más magnificado y aquí la gente está más animosa, pero cuando llegaron los mexicanos todo el mundo se calmó y subieron bien subidos. Desde entonces siguió habiendo partidos en que estaban justitos, pero no se oía ni un murmullo ni un silbido, solo ‘¡Oviedo, Oviedo, Oviedo!’. Al final es ese clima, que lo tenemos que crear nosotros, es lo que nos tiene que ayudar a estar donde el Racing por historia, ciudad, instalaciones y medios merece estar, que es evidentemente más arriba que en Segunda B. Aunque a lo mejor entonces no estaba yo...
–Ya ha detectado la exigencia...
–Al final son clubes que han tocado Primera, y cuando la gente se acostumbra al caviar, volver a la sardina cuesta, y mira que están buenas. El Racing ha estado más de 40 años en Primera y la gente se queda con lo bueno. Imagínate en Eibar, que están viendo a Messi. Hace tres años ni lo soñaban. ¿Qué pasa aquí? Que llevamos mucho sin verle.
Su antecesor
–Esa presión, ya urgencia histórica por salir de Segunda B, ha devorado a una figura del racinguismo como Pedro Munitis y a un hombre de la casa y muy querido como Ángel Viadero. ¿Abruma?
–Me preocupa porque estamos hablando de dos buenos profesionales y además dos buenos amigos. Sufres por ellos, pero me parece un reto. Seguramente no soy mejor que ellos, ni mucho menos, pero a ver si doy con la tecla adecuada. La situación no está fácil; a mí no me duelen prendas decirlo. Yo reconozco que en estos momentos no veo bien al equipo. Tenemos que mejorar ya no solo en el juego en sí, que evidentemente hasta los mejores deben trabajar, sino también el aspecto anímico y humano. Y enganchar a la gente para que nos ayude. En eso tenemos que hacer cosas.
–Alguien dice al fin desde la parcela deportiva que el equipo no está bien...
–Llevamos tres semanas sin ganar. Eso ya indica algo. Y el otro día empezamos bien y fuimos de más a menos. Mis ideas todavía están cogidas con hilvanes, evidentemente, pero es que además del poco tiempo que llevamos juntos, soy yo el que me tengo que adaptar a ellos, porque es lo que hay. No se puede cambiar. Ni digo que lo cambiaría, porque en el momento en que llego digo que mis futbolistas son los mejores. Y si no lo son, mi obligación es convertirles en los mejores. Pero no creo que ellos, si les preguntas, te digan que están bien, porque yo creo que el vestuario es autocrítico, y mi percepción, y creo que es la de ellos, es que tenemos que mejorar.
–¿De modo que el ascenso está complicado también este año?
–¿Por qué? Es posible. Hombre, complicado por supuesto. Pero complicado también para el que está el primero ahora mismo. Todas las categorías tienen lo suyo, pero esta también .Ser campeón es complicado y ganar un play off es complicado. Son partidos a vida o muerte y si no es por el camino corto es todo muy difícil. La categoría está muy igualada. Tenemos que darnos cuenta de que no somos el Racing de Primera que está en Segunda B. Con todo, somos de Segunda B. Lo que sí puede ser de Primera es la afición. Tenemos que estar a su altura, y no le podemos pedir más si no damos.
Estado anímico
–¿Qué le pasa al equipo?
–Anímicamente no estamos bien; eso de entrada. Igual se han creado unas expectativas demasiado grandes. Luego, los veteranos tampoco son unos líderes de mala baba, de mal genio, y a los chavales igual les está sorprendiendo la situación y dicen: ‘Jo, dónde me he metido’. Hay muchos canteranos con muy buenas condiciones, o así me lo parece, y los veteranos tienen capacidad y liderazgo, pero en estos momentos están algo inseguros. No sé si por ellos mismos o por los palos y el ruido de alrededor, que todo influye. Pero el equipo tiene vuelta. No podemos darle la vuelta como a un calcetín y en una semana que los que a la gente le parecían malos san todos buenos; yo no soy ningún mago, pero sí que creo que el equipo tiene más juego de lo que demostró el otro día.Y tiene que ser menos confuso. Decidir mejor qué hacer en cada momento. Y cuando se decida, si hay que ir a la guerra ir a la guerra.Y si hay que pertrecharse, pues pertrecharse. Pero estar seguro de lo que necesitamos en cada momento.
–Hablaba antes de adaptarse a la plantilla. En un equipo con seis defensas y seis delanteros será complicado.
–Yo ahí no entro. El anterior técnico y la dirección deportiva tomaron esas decisiones seguramente con bastantes más argumentos de lo que tenemos tú y yo. Es lo que hay y a mi la plantilla me parece suficiente para estar arriba. Si no lo estamos, el principal culpable seré yo. No voy a echar la culpa a los anteriores, ni a la dirección deportiva, ni al entorno, ni al delantero que la falla ni al portero que se le cuela entre las piernas.
–¿Cuándo vamos a empezar a ver el Racing de Carlos Pouso?
–Espero que el domingo. Para eso trabajamos. El equipo está trabajando de forma diferente. Tampoco me he preocupado mucho de lo que se hacía antes, salvo en el plano físico. Yo a Ángel Viadero le tengo un gran afecto y cariño en lo personal. Y en lo profesional, una gran admiración. Soy socio del Sestao y con él el Sestao fue campeón y no ascendió por poquísimo. Tengo una buenísima relación y sé que él será el primero que se alegrará si somos capaces de hacer las cosas mejor, que no están tan mal como la gente quiere ver, porque el equipo está en play off. Si este equipo tiene que dar un salto lo hubiese dado igual con Ángel o conmigo.
–¿Han hablado?
–Sí que hemos hablado y he quedado con él para tomar algo muy pronto. Es que yo con la instalación, sin piso, el hotel, vete a casa, vuelve y ahora la mudanza... he estado un poco loco. Pero claro que queremos charlar tranquilos; estaría bueno.
–¿Pero entonces han hablado?
–Sí; hemos ‘whatsapeado’; él no podía algún día y yo tampoco en otro momento, pero tengo una buena relación y no tengo por qué perderla. Yo no soy el culpable de que ya no esté aquí; eso lo tengo claro
–¿Dejar Logroño ha sido una decisión muy difícil?
–Sí, porque yo estaba muy entroncado y muy unido a la junta directiva y a la propiedad. Sé que para ellos ha sido un disgusto, pero yo entendía que había cubierto una etapa. Me hubiese ido a final de temporada igual. Ya le había comunicado al jefe que no iba a seguir. He tenido más ofertas que nunca; ni años de ascenso había tenido tantas, pero al final me dije: ‘Hasta que acabe el mercado de enero’.Pensé que de vez en cuando hay que abrir las ventanas y que corra el aire. Entendía que no había cubierto el objetivo. Habíamos jugado play off, pero no había sido capaz de ascender. Lo tenía claro y me surgió la oportunidad del Racing.
–¿Cómo y cuándo le llegó?
–Me habían dicho que igual si a Ángel no le salían las cosas bien... Pero yo no había tenido ni una oferta ni una llamada del Racing hasta el lunes de la semana pasada. El domingo me avisaron de que me iban a llamar, con Ángel ya destituido. Esa es la realidad. Todo lo demás, que si un agente te ofrece, que si un ‘puedo meterte aquí’... Yo llamo interés de un equipo cuando te llama el director deportivo y le dices: ‘Negocia con esta persona lo mío’. Ya sé que se ha hablado de un precontratos y se interpretaron mal cosas. Yo pedí en noviembre a Fede Revuelta –patrón del Logroñés– permiso para negociar mi futuro, pero no concretamente sobre el Racing, sino sobre lo que me viniese, porque me estaban llegando cosas. Lo que pasa es que nada me había seducido tanto como el Racing. Y tengo que unir una circunstancia personal que en este momento me obliga a estar cerquita de mi casa, porque había tenido ofertas de más lejos que de Santander. Estos tres meses tengo que estar un poco controlado y cerca de casa.
–Ni una hora de coche. Por poder, puede hasta vivir en Sopelana
–Pero tampoco es para ir y venir. Me como mucho la cabeza. Yo ahora estoy haciendo una entrevista, pero también con la visión del entrenamiento y de cosas que creo que no hemos hecho bien. Y eso en carretera y con el teléfono... Es más correcto estar aquí. No por palpar el ambiente de la ciudad, que tengo que estar algo abstraido, pero no jugármela a no llegar algún día a la hora o tener un accidente. Incluso estando en Miranda, que estaba más cerca, tenía mi piso. Tengo que vivir aquí, que es lo más cerca de mi trabajo posible.
–Tanto que ya tiene piso.
–Y este fin de semana vendrá mi mujer para ayudarme con él. Estuve francamente bien en el hotel unos días, pero a mí la vida de hotel no me gusta. Quiero tener mi casa, mis vídeos, mis historias, mis apuntes... Y salir; no estar 24 horas a lo tuyo. Dar un paseo por el Sardinero, que es precioso, tomar un vino con mis ayudantes después del entrenamiento... Una vida normal y corriente. No hay que ser un esclavo a 24 horas de un trabajo, porque creo que eso es ser un desgraciado. Sí a muchas horas, pero no a 24. Hay una parte de la vida que hay que vivir aparte de la profesión.
–A ver si me puede ayudar. Algún analista me ha dicho que Pouso juega un 4-4-2 o bien 4-2-3-1, pero le he visto un 4-1-4-1 en Tafalla y Miguel Gándara ha dicho en sala de prensa que van a jugar 4-3-3. ¿Cómo va a jugar el Racing de Pouso?
–(Ríe). Pues yo creo que no hay que darle tanta importancia al dibujo. Eso de entrada. Es solo la fotografía de un equipo en el inicio del partido. Cuando empieza a rodar el balón no hay tantas líneas. Y luego, manejarse bien en un par de sistemas no es fácil, pero los jugadores de hoy en día tienen una cultura táctica de base mucho mayor que cuando yo jugaba al fútbol, que era todo al hombre. Si eras extremo derecho el lateral izquierdo no podía tocar la pelota y eso era todo. Ahora el fútbol es más versátil, más zonal, y según dónde esté el balón la gente está mas abierta o cerrada. Doy muy poca importancia al dibujo. Para mí el 4-1-4-1 y el 4-3-3 es lo mismo. El 4-2-3-1 es meter un interior algo más para atrás. El 4-4-2, si uno de los de banda es casi delantero, es ya un 4-3-3. Yo al de banda de un 4-4-2 no le llamo interior, porque no es interior en realidad. Si juega por fuera será un extremo. Pero son diferencias semánticas; a ver si me van a quitar el carné de entrenador por decir esto –bromea–. Al final se va cambiando la terminología. Si no le das un pequeño matiz o viene un periodista argentino a meter una morcillita para que le copiemos todos no sería lo mismo... Escuchas a alguna gente y es muy farragosa en las explicaciones; a mí me van a entender a la primera. Ya lo decía Boskov: fútbol es fútbol, así que no vengamos con historias raras.
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