![Se busca un líder de vestuario](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/201912/31/media/cortadas/51529574-k02F--624x394@Diario%20Montanes.jpg)
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El Racing está desnortado. No sabe muy bien hacia dónde va. Deambula medio grogui como el boxeador que acaba de recibir un golpe casi definitivo y trata de asirse a una de las cuerdas del cuadrilátero. Ese púgil al que le tiemblan las piernas ... y oye voces desde su esquina, pero tan lejanas y difusas que no sabe a cuáles obedecer. En los momentos difíciles es donde se impone una voz por encima del resto. Donde los líderes dan un paso al frente y arrastran a los demás y en la plantilla actual -al menos desde fuera- no hay nadie que lo haya hecho. A tiempo están.
Un grupo sin alguien que lo guíe se vuelve desordenado, impreciso y poco efectivo. La historia del Racing está plagada de líderes. Los más recientes marcaron la pauta en los equipos y portaron el brazalete por muchas razones. Pedro Munitis, José Ceballos, Jesús Merino, Quique Setién... Algunos lo hicieron como jugadores y otros muchos desde su posición de entrenador como los Manolo Preciado, Nando Yosu o los Marcelino García Toral o el propio Paco Fernández. Unos se ganaron el respeto a base de coraje; otros por trayectoria; algunos por carisma y también los hubo que fueron los resultados los que les catapultaron a una posición superior.
1. D. Aquino y B. Granero (2016-18)
2. Paco Fernández (2013-14)
3. Pedro Munitis (Varias etapas)
4. Pablo Pinillos (2005-11)
5. Manolo Preciado (Varias etapas)
6. Nando Yosu (Varias etapas)
7. José Ceballos (1990-03)
8. Jesús Merino (1993-99)
9. Vicente Miera (1994-96)
10. Jabo Irureta (1993-94)
11. Quique Setién (Varias etapas)
En el diccionario de ciencias de la conducta, los atributos que ha de tener un líder abarcan un espectro muy amplio: «El liderazgo son las cualidades de personalidad y capacidad que favorecen la guía y el control de otros». La situación actual del Racing es agónica y es ahora cuando más se necesita una figura así, pero ¿quién puede ejercer una posición jerárquica tan determinante en la actual plantilla? Al principio de temporada, la propia plantilla elige de entre los suyos qué personas reúnen esos atributos -o algunos otros-. El vestuario nombró a Iván Crespo, Jordi Figueras, Sergio Ruiz y Mario Ortiz. Ellos son los cuatro capitanes en los que la plantilla delega muchas de las actuaciones colectivas. Pero no sólo es un trámite oficial. Ser capitán es mucho más que llevar un brazalete. «No puede serlo cualquiera», asegura con contundencia José Antonio Bonilla, psicólogo del primer equipo del Racing durante las últimas temporadas y ahora colaborador del equipo femenino verdiblanco. «Un líder es necesario, pero un líder no se impone, se gana. En cualquier manifestación grupal siempre hay uno; en las parejas, en los amigos, en el trabajo... Siempre hay alguien que tira del resto para mejorar el grupo», añade el psicólogo. Uno de los últimos líderes del vestuario racinguista explica la situación más en profundidad. «Ninguno de los futbolistas sobra por sí solo, pero en conjunto faltan muchas cosas. Hay muchos repetidos», señala Jesús Merino, «siempre con la cautela -añade el navarro- de opinar lo que se ve desde fuera. Sin estar dentro».
«Un líder siempre somete su interés particular en beneficio del equipo y quizás este año no se ve esa figura de seguir todos a uno y de que uno hable y el resto escuche. Incluso, a nivel público; cuando un integrante de la plantilla diga algo a la prensa todos los seguidores sepamos que está diciendo el sentir del vestuario y que eso va a calar. Eso es muy difícil comprarlo, eso se tiene;puede ser un veterano o un joven con personalidad. Eso siempre suma, pero este año está lastrando. Faltan esas figuras.Cualquier cosa que venga en invierno va a ilusionar, pero lo importantes es que dé variables para que pueda cambiar, que sea distinto a lo que existe».
«Para mí el papel importante es el de los jugadores; no deben mirar hacia fuera y pensar dentro del vestuario. Es muy importante que exista un líder en la caeta. Durante mi etapa como futbolista coincidí con varios que representaban ese rol como eran Pedro Munitis, José Ceballos o Jesús Merino, en su día. Cada uno tenía sus cualidades, pero todos contagiaban. Sin embargo, yo ahora mismo no estoy dentro de ese vestuario y no puedo asegurar que no exista esa persona. Cuando hay unos capitanes que han sido elegidos por sus compañeros deben ser ellos, en principio, los que den un paso adelante y tiren del carro para sacar la situación adelante».
El equipo camina por un auténtico vía crucix deportivo, con dos victorias en 21 jornadas. Partidos perdidos en los últimos minutos, malos resultados, críticas a los jugadores, silbidos en la grada... El Racing atraviesa una situación delicada en la que se echa de menos un liderazgo y por el momento, Crespo, el primer capitán, no juega; Figueras, de cara a la grada, no despierta el carisma que se precisa y los dos cántabros, Sergio y Mario, tampoco soportan con facilidad esta pesada losa. «El equipo necesita esa figura, el club la requiere y la afición la pide. La grada siempre delega en esa persona; en su día era Munitis, por su forma de ser, lo era Merino...», indica Bonilla. Es fundamental no confundir un líder con el que más chilla, protesta o hace aspavientos. Los líderes pueden serlo siendo «muy pausados, cautos, discretos... Todos recordamos a José Ceballos y el respeto que se ganó».
La plantilla actual carece de ese jugador con el peso específico suficiente para dar la cara cuando se pierde, asumir el mando, sacar la cara por todo, acudir a las ruedas de prensa... «Desde fuera se puede ver a Figueras, Cejudo, por ejemplo, que son los que por años en la élite, por experiencia. Pero habría que estar en el vestuario porque hay cosas que desde fuera no se ven», indica Bonilla. Sea como fuere, el vestuario del Racing está compuesto por una mezcla de veteranía y juventud, pero es evidente que por algún motivo nadie destaca. Junto a ellos están Alexis y Barral, otros dos futbolistas con mucho currículum, pero cuyo rendimiento no les permite tampoco ser líderes. Por otro lado, ese liderazgo no es exclusiva de alguien veterano, pero para llevar el bastón de mando siendo joven has de «nacer para ello». Por eso, para los Sergio Ruiz, Luca Zidane o al propio Mario Ortiz, es complicado pedirles algo así.
Pero tampoco el Racing de hoy tiene un líder en el banquillo, como sí lo tuvo la pasada década en Marcelino García Toral, Manolo Preciado, Nando Yosu o, incluso, Paco Fernández, el más reciente. Iván Ania dirigió quince partidos al equipo, y por su forma de ser -se retrató la pasada campaña- sí que representaba esos atributos de «raza, pundonor, entrega, que siempre se han demandado en el club santanderino». Sin embargo tampoco fue el líder que se busca y fue destituido. Ha llegado Cristóbal, con un temperamento diametralmente opuesto y por el momento tampoco se ha hecho con ese rol. «No se puede identificar la personalidad del técnico con la profesionalidad. Está claro que el aficionado se fija en el banquillo; una persona expresiva hace que el seguidor se contagie, pero también alguien menos visceral puede que piense y tome decisiones en mejor situación. No se puede confundir percepción con valía, pero es obvio que el equipo sí puede estar huérfano de esa figura». Además, los propietarios del club tampoco ostentan ese 'cargo' -pese a que su implicación no se discute- y la dirección deportiva está más que señalada. Y abajo, en el 'prao', el equipo busca alguien que le guíe. Se busca con urgencia.
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