Cambio de capitán, cambio de estatus

Siempre se dice que la destitución de un técnico es un punto de inflexión para la plantilla, al margen de un cambio habitual cuando las cosas van mal. Los jugadores saben que de poco o nada sirve lo que se hizo con anterioridad. Es el momento de demostrarle a una persona nueva de lo que es capaz cada uno, de ahí que los que no contaban lo valoren como una época de oportunidades. Es así como lo ven en el Racing Sergio Ruiz, Alexis y Carmona, por encima del resto. El cántabro fue relegado por Ania a un segundo plano, pese a comenzar la Liga como titular. El asturiano buscaba un perfil de jugador para el centro del campo en el que no encajaba y pasó a ser relegado a un segundo plano. Fue incluido tan solo en cinco ocasiones en el once inicial, luego ocupó esa plaza simbólica del hombre 'número 12', el revulsivo y durante una racha simplemente fue un acompañante en el banquillo. En lo que a Alexis se refiere, Cristóbal lo recuperó en su debut, en Lugo, pese a salir de una lesión. Al malagueño le había puesto la cruz Ania, después de contar con él durante buena parte del campeonato.

En los últimos partidos del asturiano como entrenador del equipo, el central había pasado a ser suplente y todo hacía indicar que por un tiempo indeterminado. Desde que llegó Cristóbal ha sido titular. Ha recuperado el estatus que tenía y para él, el cambio de entrenador ha sido determinante. Lo mismo que para Carmona, a quien Aitor Buñuel tapó su progresión y las virtudes del navarro convencieron al míster. El andaluz ha tenido que esperar a que Ania fuera destituido, a que Buñuel se fuera concentrado temporalmente con la selección sub 21 española y a que llegase al Racing otro técnico, Cristóbal, para explotar y demostrar que realmente puede aportar al equipo. A ciencia cierta se desconoce cuál de las tres circunstancias ha sido más determinante para que actualmente su escalafón haya ascendido exponencialmente hasta el punto de que el internacional sea ahora su reserva.

En el caso inverso están los mencionados Mario Ortiz y Olaortua, por un lado, y Óscar Gil, David Barral y Berto Cayarga, por otro. El primero de todos ha pasado de ser indiscutible, de participar en 16 partidos de 17 posibles -solo se ha perdido uno por sanción- y en todos ellos actuando de inicio, a ser sustituido en los dos únicos que ha dirigido Cristóbal y a que, salvo sorpresa, el domingo en Elche será suplente. Su rango ha disminuido ostensiblemente. No por cometer errores, sino por lo mismo que padeció Sergio Ruiz: el nuevo entrenador busca un perfil distinto al suyo para ese centro del campo.

Con respecto a Olaortua, cuya temporada ha sido como el Guadiana -ha aparecido y desaparecido indistintamente-, recuperó su sitio en detrimento de un Alexis señalado y lo ha vuelto a perder por el regreso del malagueño. Ahora bien, el vasco podría, para no cambiar la dinámica, reaparecer en el Martínez Valero. Finalmente, lo de Óscar Gil y David Barral es más de lo mismo. A los dos se les ha abierto -en la práctica, aunque no oficialmente- la puerta para salir en invierno. Ambos tienen el mismo estatus ahora que antes, ninguno en el caso del central y cada vez menos en el del gaditano. Berto Cayarga, por su parte, mantiene la misma condición con uno que con otro jefe. El asturiano es el jugador de campo que menos ha participado, exceptuando al Gil que no lo ha hecho.

El resto de la plantilla no ha experimentado un retroceso o una mejora sustancial con el cambio en el banquillo; Dani Toribio continúa en su puesto y Kitoko juega sólo cuando es necesario. Nkaka sigue apareciendo de manera esporádica y aportando lo justo. Si bien es cierto que los dos han participado poco, la cantidad y la calidad con la que lo hicieron ha sido idéntica antes que después. En un apartado similar están los tres jugadores de la línea de tres cuartos, pero para bien; Yoda, Cejudo y Lombardo han sido fijos y lo siguen siendo y, además, el trío cada vez es más importante en el esquema y pizarra de los entrenadores. Ya no por los goles de Yoda, que con ocho es decisivo, sino por la verticalidad de Lombardo y la clarividencia de Cejudo. Puestos a sacar un pero a todos ellos está su faceta defensiva, para la cual no están dotados ninguno, y la durabilidad de su aportación. Normalmente llegan al final de los partidos con falta de gasolina y eso lo acusa el equipo.

Existen dudas sobre el rango que ocupan los delanteros; si bien Nuha ha alternado luz y sombra con Cristóbal, con Ania fue casi un fijo. Al no terminar de rendir como se espera David Rodríguez, el catalán, con sus limitaciones, ocupa un escalafón superior. El domingo reaparecerá, casi con total seguridad, devolviendo al talaverano al banquillo. Jon Ander aún está haciendo la mili en el equipo. Regresó de una lesión hace un mes y ha participado de manera testimonial.

Faltan por analizar los laterales, Moi y Abraham Minero, que sin aportar gran cosa y casi por eliminación mantiene los mismos rangos que antes. El primero es el titula ahora y lo fue antes -con alguna excepción- y al segundo le han sacado de circulación. Nico Hidalgo también mantiene su condición de intermitente; suele ser utilizado, siempre como revulsivo en las segundas partes y de ahí no ha pasado. De hecho, puestos a analizar su situación es posible que haya empeorado. Ni tan siquiera fue convocado en las últimas listas. El que sigue el siendo el Rey es Luca Zidane. Fijo antes y fijo ahora. El portero es el teniente coronel del equipo. Está casi por encima del capitán.