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Del Racing de Tenerife al del domingo en los Campos de Sport apenas han pasado dos semanas, pero parecen dos equipos completamente distintos. El equipo de Guillermo Fernández Romo ha hecho clic como un enorme puzle sideral y afronta el futuro con una esperanza que ... hace dos semanas era miedo a que la temporada se hiciese larguísima.
Pese a los malos resultados y, sobre todo, la mala imagen ante el Tenerife, el cuerpo técnico y la plantilla han sabido mantenerse relativamente aislados de la desconfianza creciente en el entorno y fieles a un trabajo diario que, por fin, ha empezado a dar frutos. El Racing ha sido capaz de levantarse de esa dolorosa estadística que le colocaba con cero puntos y cero goles después de cuatro jornadas. Retirada esa losa de sus cabezas, el equipo ha mejorado de forma exponencial su rendimiento. Es verdad que, en cuanto a actitud poco había que reprocharle al equipo, incluso en los peores momentos.
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Sergio Herrero Marcos Menocal
Marcos Menocal
Este es el principal argumento al que aludió Guillermo Fernández Romo tras el triunfo en Gijón para justificar la mejoría en su equipo. Es evidente que el encaje de las últimas piezas del mercado ha tenido un efecto positivo, pero también lo es que ni Sekou Gassama ni Jorge Pombo son los responsables absolutos de la eliminación de los problemas verdiblancos. Son determinantes, pero no tanto. Pero sí, el catalán le ha dado más de pegada al equipo y el aragonés le da sentido a la posición de mediapunta.
0 puntos en las cuatro primeras jornadas. Una cifra que hizo temer lo peor.
6 tantos encajados en cuatro partidos en un equipo que presume de solidez.
El principal potencial de la Romoneta siempre fue la dureza de su carrocería. Su solidez. Y con seis goles encajados en cuatro encuentros, tenía ya muchos más abollones de los previstos. La recuperación del lesionado Satrústegui y la baja de Unai Medina, cubierta por Álvaro Mantilla, permitió -o llevó- al entrenador racinguista a colocar dos laterales eminentemente defensivos. Con aspecto de centrales. Y la modificación le ha venido de perlas. Ha reducido el peligro de los rivales hasta dejar la portería a cero en los dos últimos encuentros y desde esa posición es mucho más fácil y productivo construir el resto de facetas.
La llegada de Pombo ha permitido tener un mediapunta especialista. Y también ha llevado a Juergen Elitim -en las cuatro primeras jornadas por detrás del delantero- a su puesto real: el de mediocentro. Ahí, el colombiano ha empastado a la perfección con un enorme Íñigo Sainz-Maza y ha sacado a relucir una gran capacidad de trabajo a unir a su ya conocida valía técnica. También se trata de poner a los que mejor están. Por ejemplo, se impuso la lógica en la defensa tras lo patente que quedó en Granada. Rubén Alves, a día de hoy, debe estar por delante de Germán Sánchez en el centro de la zaga. Y, visto lo visto, al gaditano le va a costar volver a entrar en el equipo. Por otro lado, también parecen haberse acabado experimentos como el de colocar a Dani Fernández, de inicio, por delante del lateral derecho. Para eso están los extremos y el míster madrileño tiene unos cuantos para elegir.
El Racing de las primeras jornadas, el de los cero goles anotados, era como un niño haciendo guantes con Sergio García. No es que el equipo verdiblanco ahora sea Mike Tyson, pero al menos los rivales ya no pueden quitar al portero porque los de Romo ya son capaces de ver puerta. Y lo son porque, además de haber recuperado el orden y la lógica, son bastantes ambiciosos y han mejorado en prestaciones con las llegadas de Pombo y Sekou Gassama.
A Romo hay que reconocerle, además de su calma y la creencia en su trabajo, que en los dos últimos encuentros sí ha realizado un buen análisis previo de la realidad. Tanto contra el Sporting como ante Las Palmas, encontró con acierto los puntos donde hacer daño a sus enemigos y los planteamientos tuvieron éxito. Ante el cuadro canario, la expulsión de Pombo condicionó el guion, pero el técnico se supo adaptar a las circunstancias.
4 puntos ha cosechado el Racing en los dos últimos encuentros. De seis jugados.
0 goles ha encajado el equipo de Romo en estas dos últimas jornadas.
Seguramente iba unido también al estado mental, pero lo cierto es que en los primeros partidos el Racing -especialmente algunos futbolistas- dio la sensación de encontrarse muy lejos de la forma física necesaria para afrontar un campeonato tan exigente. Sin embargo, en apenas un par de semanas ha dado muchos pasos adelante en este aspecto. O eso, o directamente el entrenador ha optado por poner a los que tienen más gasolina. El caso es que en los dos últimos encuentros el Racing ha dado otra sensación. Y el último, el del empate frente a la Unión Deportiva Las Palmas, con diez futbolistas durante más de 50 minutos, fue una dura y superada prueba de estrés para el físico del equipo.
Ante el Villarreal B, al Racing le faltó pegada, pero no mereció perder. Y cayó. 0-2. Contra el Oviedo, un penalti discutible decidió otro choque que hizo méritos para terminar al menos en empate. En El Molinón, la suerte del Racing cambió. Los goles hay que meterlos y Miquel Parera fue el gran pilar que sostuvo al equipo. Pero también apareció una fortuna poco habitual en el equipo cántabro, como en el remate de Djuka al poste o el balón que saca Mantilla bajo el travesaño. También Moleiro mandó un balón a la cepa el pasado domingo, con el Racing, en inferioridad numérica, encerrado en su portería. No siempre van a rebotar hacia dentro.
Hay tres canteranos -además del retornado Saúl- que están tirando del carro verdiblanco. Cada uno en su posición. Cada uno en su rol. Lo del capitán, Íñigo Sainz-Maza, no es nada nuevo. Es el líder del vestuario y es el capo en el terreno de juego. No sólo no ha notado el salto de categoría, sino que le ha servido para crecer aún más. Y es indispensable en el equipo. Marco Camus anda muy bien, pese a que su turno casi siempre llega en las segundas partes. Es verdad que no ha aprovechado, ni esta temporada ni la anterior, las oportunidades que ha tenido como titular. Por eso necesita quitarse cuanto antes la etiqueta de 'revulsivo'. Porque si es capaz de ser tan desequilibrante desde el pitido inicial, tiene unas condiciones brutales. Y luego está el tapado. Con el que nadie contaba. El que pudo salir cedido en verano tras pasarse media pretemporada a solas en el gimnasio por una intervención quirúrgica en su hombro izquierdo. A Mantilla se le abrió la puerta de la titularidad y ha derribado la casa entera. Además de su buen rendimiento, su coraje y actitud han levantado a la grada en estos dos últimos partidos. Especialmente el pasado domingo, cuando el Racing pasaba más apuros ante Las Palmas. A ver quién le sienta ahora.
Vale que Gijón no está muy lejos. Pero hay que estar muy enamorado para pegarse dos horas de coche como está la gasolina; pagar 20 euros por una entrada y en un horario terrible, que impide cualquier tipo de aliciente gastronómico de guarnición, con la intención de ver a un equipo que llegó a El Molinón con un balance de cero puntos y cero goles. Allí se fueron 2.000. Y el Racing les compensó, de forma merecida, con la victoria. Ese «Ahora más que nunca», también es parte del cambio radical del Racing. Que no te abandonen cuando más difícil es estar a tu lado. Así que el apoyo de la grada en los últimos minutos del partido contra Las Palmas fue crucial para sostener al equipo, tal y como han reconocido los propios futbolistas. La comunión entre platea y césped se encuentra en un buen momento.
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