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Qué le pasa a José Alberto con Íñigo Sainz-Maza? Tres partidos y tres suplencias del capitán, un jugador que, año tras año, concluye la temporada siendo imprescindible. A JAL no debería pillarle de nuevas, que ya podría haber tomado buena nota después del curso ... pasado, y todavía más tras haber tenido que corregirse a sí mismo en el último partido, dándole entrada en el descanso.
No es la primera ni la última vez que un míster se obceca con su guardia pretoriana. Lo hizo Paco Fernández y más recientemente Romo, y con resultados no muy halagüeños, precisamente.
En estas tres jornadas, el gran problema del Racing está siendo la defensa. Porque el juego vistoso, la creatividad y el espíritu ofensivo serán muy divertidos, pero ganar es todavía más divertido. Y si encajas casi igual que marcas, mal asunto. O sea, que es maravilloso que Andrés explote, pero tampoco está de más guardar la zaga, en lugar de pugnar por marcar un gol más de los que encajes. Un plan que no siempre sale bien.
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Lo que es evidente es que el Racing no es mejor sin Sainz-Maza. Ni mucho menos. Lo vemos en cada jornada. Su garra y su empuje son medio equipo. Con tanta raza como un Chisco moderno, para convertirse en mito verdiblanco solo le falta el bigote. Y es que su manera de jugar, de estar en el mundo, es la eterna seña de identidad de un Racing que sabe que, además de la virtud, los buenos resultados pasan por el sacrificio.
Sea como un 'anchor man' británico, por delante de la defensa, o encabezando la presión en el medio campo, el de Ampuero es un motor incansable, con un físico privilegiado, de los que no rehúyen la brega y nunca bajan las revoluciones. Además, siempre aporta un plus, ese intangible de los jugadores que llevan tatuado en el corazón el escudo del club.
Tampoco el Racing no está siendo justo con su capitán. Es un ejemplo, y el espejo en el que deben mirarse los jugadores racinguistas del futuro. ¿Realmente hacían falta tantos refuerzos en su posición? ¿Es que el club no confía en uno de sus jugadores franquicia?
Claro que el de Íñigo no es el único caso inexplicable. Porque a ver si no es un expediente X eso de que Mario luzca un número de jugador del filial. ¿No hizo méritos suficientes el pasado curso?
Y está por ver qué ocurrirá cuando Álvaro Mantilla esté de nuevo a disposición del míster. ¿Retocará José Alberto ese once inicial que ya nos estamos aprendiendo de carrerilla o le tocará lijar banquillo?
Lo peor de todo es que esta actitud significar remar contra los intereses y la propia esencia del Racing, que es justo la contraria. Un club arraigado en el terruño tiene que pensar en la cantera, y un primer equipo sin jugadores de la casa -salvo un Saúl que curiosamente sí parece convencer a JAL- no es precisamente el mejor mensaje para los chavales de la Albericia. Luego llegarán los lamentos por la fuga de talentos.
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