Un minuto de magia

La fiesta entre los desplazados fue completa por eso de ser ante el Oviedo. Si a eso se le une la primera salida y la primera victoria del curso tras dos meritorios empates, pero empates al fin y al cabo, ante el Almería y el Eibar, el Carlos Tartiere fue anoche una fiesta, pero en verdiblanco. El Racing suma tres puntos que hacen óptimas las tablas en las dos primeras jornadas y de paso mete el dedo en el ojo a esa archinémesis que se ha buscado en las últimas dos décadas cuando acaba de arrancar la temporada. Un exigente inicio de Liga ante tres de los candidatos al ascenso se cierra con cinco puntos y el equipo invicto. Un aval más que suficiente para alimentar la confianza de que la temporada puede ser buena; de que el Racing ha crecido respecto al curso pasado y quiere reivindicarse entre esa aristocracia de plata. Es muy pronto y los buenos principios en ocasiones se atragantan, pero bien está comenzar marcando territorio para evitar ciclotimias y aplicarse en esa abrumadora tarea de abolir el sufringuismo. Las sensaciones eran buenas, pero bien sabe JAL que en el fútbol se vive de goles y puntos. Los que ahora tiene su Racing.

Salió José Alberto con el mismo once al que parece haberse abonado, Calleja con el incombustible Cazorla entre los elegidos y los dos equipos algo densos, sin apenas incorporaciones hasta que Moyano avisó a los diez minutos con un balón que fue manso a los guantes de Ezkieta. Era el prólogo para el tanto de Ylias Chaira, al que a los once minutos encontró Cazorla para que progresara demasiado cómodo en el área y batiera con un derechazo cruzado a Ezkieta al desviarse el esférico tras tocar en un defensa verdiblanco.

Intentaron reaccionar los racinguistas con un disparo lejano de Aldasoro que se quedó en transformación, pero de las de rugby, e incluso a Íñigo Vicente le salían mal algunos pases. Solo Arana ponía lucidez a base de buscar huecos, como lo hizo para intentar sorprender a Aarón en el 21, pero acto seguido Alemao aprovechaba un error de Saúl para disparar fuera ante Ezkieta.

Pero si algo tiene el Racing es pegada. A los 25 minutos Pablo Rodríguez daba un pase de delineante a Saúl que, se había proyectado en ataque para enmendar su error anterior, y cedía a Andrés. El sevillano, atento en el área, aprovechó para ajustar con rapidez el disparo al poste izquierdo de Aarón y marcar su tercer tanto de la temporada, el primero de jugada.

La apoteosis verdiblanca no había hecho sino comenzar, porque poco después de que los carbayones sacaran de centro, el balón llegaba de nuevo al de Aguadulce, que esta vez disparaba desde lejos para batir a un Aarón que quizás pudo hacer más. De pronto, en apenas un minuto, Andrés había dado la vuelta al partido. A veces no hace falta ser mejor para ganar, pero lo que está claro es que el atacante verdiblanco es muy bueno.

Enfrió la euforia cántabra Luengo dejando un recado a Íñigo Vicente a la media hora. Se habían puesto los azules muy nerviosos. Un error de Aarón en la salida puso en bandeja el tercero al Racing, pero no había nadie para rematar.Pequeños cortocircuitos que terminaban con el Tartiere conteniendo el aliento o Aldasoro haciendo un eslalon a lo extremo para forzar un córner. Tan romo había estado el Racing en los primeros minutos como preclaro a partir de la catarsis. Solo con un poco más de precisión, el Oviedo se podía haber ido con un carro al descanso y un nervioso Cazorla, que vio una tarjeta y se jugó otra, lo sabía.

Arrancó el segundo tiempo con Calleja tratando de cambiar el sistema y rumbo del partido con tres cambios y Alemao intentando empatar para los suyos, pero Montero estaba tan rápido como Manu Hernando y le rebañó el balón. Para contestar, un Vicente más entonado birlaba el balón para intentar una vaselina de fantasía que se quedó blanda mientras Maguette Gueye calentaba en la banda en busca de sus primeros minutos como verdiblanco solo dos días después de llegar a España y al Racing. Al final no se estrenó.

Tuvo Andrés el tercero en el 55, pero su disparo se estrelló en la espalda de Arana cuando buscaba el hueco, una jugada casi de futbolín como las que a veces cedían los verdiblancos en su propia área emborronando unos minutos por lo demás perfectos. La entrada del hijo pródigo Colombatto no cambió el escenario. Con Aldasoro omnipresente, el balón, el juego (menos) y el peligro eran racinguistas y José Alberto lo disfrutaba al mismo nivel que se desesperaba con un permisivo Mallo Fernández.

El mismo enfado se cogió el Carlos Tartiere cuando a falta de 20 minutos Manu Hernando se quejaba de los isquios, pero un minuto después Javi Castro sustituía al palentino justo antes de que Michelin sentenciara de un sensacional disparo lejano el partido, recién revolucionado, como parece que se va a convertir en costumbre, con la entrada de Suli. Fue la sentencia.

Lo intentó el Oviedo con más voluntad que ideas en los minutos finales, pero no era su día. Incluso cuando Alemao tuvo el 2-3 en sus botas para empujar, se la quitó Castro. A los cántabros les bastó con mantener el orden mientras su técnico gestionaba los cambios para amarrar los tres puntos.

El cuarto capítulo, la semana que viene, de nuevo en viernes y ante el Tenerife. Otra vez tarde, muy tarde: a las 21.00 horas. Pero aunque sea una hora que no gusta, por el meomento al Racing no le va mal del todo. El rival, el Tenerife. Que pase el siguiente.