Un clásico del norte

El rival de hoy es el Real Oviedo. No es un rival de turno. No es uno más. Es el archienemigo, la archinémesis, y un equipo que arrastra aficionados y lleva un gran ambiente a Santander, como ocurre también a la recíproca, cada vez que visita los Campos de Sport. Si el puñado de siempre no se empeña en estropearlo, un día feliz y de gala en torno al fútbol. Atrás han quedado los tiempos en los que la entonces Grada Norte cantaba aquello de: 'Oviedo capital; Gijón sucursal'. La mano de Manolo Preciado cuando se sentó en el banquillo de El Molinón y los sendos favores que se hicieron santanderinos y gijoneses con dos permanencias consecutivas convirtieron a los antagónicos en amigos para siempre. Y claro: todo ying tiene su yang y el Oviedo asumió, o tuvo que asumir, el papel de malo. Ni siquiera Paco Fernández, emblema del plante al final de la Era Okupa, que sirvió de prólogo a la liberación del club, o Iván Ania y su ascenso pudieron cambiar aquello.

Los asturianos, duodécimos, a tres puntos del Racing, llegan con sensaciones contradictorias. Se exhibieron para ganar el fin de semana pasado al Espanyol (2-0) y acto seguido dieron la decepción en Copa al caer eliminados en Castellón (2-1). Un partido en el que Luis Carrión se guardó alguna baza de su baraja, pero no demasiadas, porque tiene muchas cartas rotas en el mazo.

José Alberto no necesita hacer tantas cábalas ni poner tantos parches para medirse al equipo de su ciudad natal, aunque él sea sportinguista. Tiene claro el once. Otro asunto es que se le pueda adivinar. Los últimos buenos resultados, con los que parece haber recuperado la estabilidad y, sobre todo, la seguridad defensiva, las bajas y regresos y ese reducido grupo de futbolistas que se rotan entre los diez elegidos parecen dejar muy claro quiénes saldrán de inicio, pero el técnico se puede guardar alguna sorpresa.

Los encargados de escoltar a Ezkieta en la meta serán Mantilla, Rubén Alves, Pol Moreno y Saúl, que regresa tras su sanción. Germán se perdió también por acumulación de amonestaciones el partido frente al Villarreal B y en Miranda, cuando volvía a estar disponible, se quedó en el banquillo. Lo natural es que el técnico dé continuidad a una defensa invicta en los últimos dos partidos, pero se ha guardado la carta.

En el centro del campo Íñigo Sainz-Maza y Aldasoro se han consolidado en los últimos partidos. La lesión de Grenier, que puede que no vuelva a jugar este mes de diciembre, les allana el camino, con Iván Morante como única alternativa. Y arriba, los de siempre: Lago Junior, sustituto natural del lesionado Andrés Martín, que ya ha jugado los dos últimos partidos, Peque e Íñigo Vicente. Serán los encargados de conectar con Arana, de nuevo delantero centro.

Los citados Andrés Martín y Grenier son las únicas bajas del Racing. Dos muy sensibles, pero solo dos. El Oviedo, en cambio, las colecciona. Carrión recupera a Viti Rozada, pero arrastra las bajas de Tarín, Álex Millán, Mario Hernández, Cazorla, Romario Ibarra, el cántabro Paulino de la Fuente, David Costas y Luismi. Nada menos que ocho jugadores de la primera plantilla carbayona. Además, el técnico deberá sopesar si le da los 90 minutos a Viti; no quiere correr el riesgo de una recaída.

La semana pasada derrotaron a los periquitos Leo Román; Luengo, Lucas, David Costas, Bretones; Colombatto, Seoane; Sebas Moyano, Luismi, Masca y Borja Bastón. Lo más probable es que los asturianos presenten, más allá de la baja segura de Luismi, un once bastante similar. Es lo que tiene a su disposición un Carrión que desde que en la séptima jornada se hizo cargo del equipo en sustitución del cántabro Álvaro Cervera ha conseguido encauzar su dinámica, aunque sigue acusando cierta irregularidad.

Eso en cuanto al fútbol. En cuanto a todo lo que le rodea, en la grada habrá color. Mucho. Verde y azul, porque la hinchada oviedista ha agotado las 1.200 entradas que envió el Racing, a las que hay que sumar las que hayan comprado por vía electrónica o en taquilla. Y aún habrá tiempo de adquirir alguna más, porque las taquillas permanecerán abiertas hoy de 10.00 a 13.00 horas.

Los últimos tristes acontecimientos, batalla campal en Peña Herbosa incluida, han recomendado la medida ante la duda de que la mala relación entre ambas aficiones lleve a los radicales a intentar estropear una vez más la fiesta del fútbol. El resto disfrutará de la previa antes de un partido en un horario perfecto para el invierno en el que el Racing está en condiciones de acechar los puestos de play off.

En caso de victoria, puede incluso colocarse en ellos por primera vez en muchas semanas. No depende de sí mismo, porque además de sumar los tres puntos, tarea factible pero en absoluto sencilla ante un rival de un potencial similar, debería adelantar al menos a dos equipos. Más allá de esa siempre ilusionante posición, lo que está en juego es superar la barrera simbólica de los treinta puntos (el Racing suma ahora 28), un nuevo peldaño en la escalera de la permanencia, en esa carrera hacia los 50 puntos, con dos partidos aún por delante antes de cerrar el año y la primera vuelta. Antes del parón de Navidad, el equipo debe visitar al Eldense y viajar a Andorra, últimos escollos para tomarse las vacaciones con toda la tranquilidad del mundo y el objetivo encarrilado.

Cuanto antes sumen los verdiblancos esos 50 puntos que se han fijado como meta y aseguren de facto la permanencia (solo un equipo, el Deportivo, descendió con 51), antes podrán pensar, si procede, en otras metas. En consolidarse en la zona alta o incluso imaginarse en la fase de ascenso, por mucho que solo mentarlo provoque sarpullido en un club y un cuerpo técnico que no quieren echarse encima más presión de la necesaria ni trazarse metas quizá irreales -o tal vez no- que conduzcan a la frustración.

De momento, y cuando de permanencia se habla, incluso el empate es bueno, por eso de seguir sumando. Lo mismo ocurría en Miranda, un partido que el propio José Alberto definía como de los más importantes por el salto cualitativo que hubiera supuesto. El combate terminó nulo, pero el botín de un punto fue jugoso. Ahora el Racing llega con gran tranquilidad y un cómodo colchón que le aleja de toda urgencia. Pero si ganar siempre es bueno, hacerlo hoy sería un salto cualitativo y una inyección de autoestima. Ganar siempre gusta, pero más al Oviedo.