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El Racing quiere reforzarse en el mercado de invierno. Los dirigentes y el cuerpo técnico así lo han consensuado, pero no a cualquier precio. No quieren fichar por fichar y, además, para hacerlo deberían dar salida a algún futbolista para poder así tener fichas ... libres. No obstante, con más de un mes por delante para hacerlo ya se han puesto a ello. La dirección deportiva, capitaneada por el propio Guille Romo, ya testea el mercado y las posibilidades que existen de incorporar algún refuerzo interesante. No ha habido ofertas firmes, pero sí se han interesado por la situación de algunos jugadores que pueden ser atractivos para la segunda parte de la Liga.
Ahora bien, cualquier maniobra de llegada a El Sardinero irá precedida de una salida, puesto que sin ese requisito el equipo no puede fichar. Existen jugadores cuyo futuro está en el aire y con los que se avecina un mes de negociación. Por un lado están Carlos Castro e Isma López, ambos con contratos en vigor; en el caso del delantero con una cláusula de renovación si se consiguiera el ascenso y, en el del lateral, con dos temporadas más por delante además de la actual.
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Marcos Menocal
Los dos tienen muy difícil disfrutar de minutos en el Racing de Guille Romo, pero no es menos cierto que también lo tiene complicado el club para darles salida mediante un acuerdo pactado. O más bien, si se produjera ese consenso no sería barato, en cualquier caso, para las arcas racinguistas. Es evidente que habrá contactos para tratar de lograr una salida pactada ya que entre otras cosas, el equipo adolece precisamente de efectivos en las demarcaciones donde ambos se encuadran.
El otro de los jugadores cuyo futuro, al menos inmediato, parece estar fuera del Racing es Diego Ceballos. El canterano, a sus 22 años, necesita un equipo donde pueda disfrutar de minutos y esta temporada le ha quedado claro que no cuenta para nada en los esquemas de Guille Romo. El defensa renovó en el verano de 2020 hasta 2022, dada su proyección que se ha visto truncada en estos tres meses de sequía.
Por ello, es probable que la dirección deportiva no quiera desprenderse definitivamente de él y busque una cesión que permita, por un lado al futbolista seguir formándose y, por otro, al club tenerle bajo su órbita y repescarle si fuera necesario más adelante. Hasta el 31 de enero todo es posible. Los dirigentes saben de la importancia que puede tener aprovechar la ventana que se abre ahora para incorporar jugadores y no descartan aprovecharla si la dirección deportiva estima que el esfuerzo mejorará el grupo.
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