La misma película con distinto director

Hoy ante el Lugo no habrá revolución táctica, se asumirán muchos menos riesgos, se jugará más directo, se juntarán la líneas para ganar en solidez... Todo esto no deja de ser el manual de un conductor responsable que busca parapetarse del peligro bajo el abrigo de la disciplina y el orden. A Cristóbal -el nombre de pila del nuevo técnico racinguista- se le llamó el pasado domingo al filo de la medianoche, cuando al Racing aún le sangraban las heridas del empate ante la Ponferradina, el noveno en la Liga. Por entonces Iván Ania cerraba las maletas, que desde hacía semanas tenía preparadas. Ese mismo día, y por teléfono, se le concedieron siete meses para elevarse a la categoría de santo. Eso sí, para lograr dicho estatus primero ha de ser beato y para este último escalafón se le han de reconocer varios milagros: «Lo entiendo. Acepto», contestó el míster. Chuti Molina 'dixit'. Y para El Sardinero que se vino. Lógicamente el milagro que se le pide es la permanencia y ese viaje comienza hoy en el Anxo Carro.

No parece tener dos caras. Es prudente -algo que corroboran los que le trataron en las anteriores plazas; Alcorcón, Dépor...-, discreto y al que la verborrea pública no le resulta excitante. Respetuoso con su antecesor, del que prefiere no hablar en un gesto de nobleza no sólo futbolística. En sus cuatro entrenamientos con el Racing -uno de ellos inútil puesto que fue a puerta cerrada- y en sus tres frases contadas en la presentación oficial realizó una declaración de intenciones: «Un equipo se construye desde atrás. No podemos correr para atrás. Seremos más efectivos si cuando lo hagamos, lo hacemos hacia delante». Con este discurso lo dijo todo en apenas quince segundos. El Racing necesita encajar muy pocos goles si quiere ganar, entre otras cosas porque él no es capaz de márcalos. Ni más ni menos. Esa fue la cruz que arrastró Ania y que le llevó al paro. Cristóbal, en un acto de incontestable honestidad, no lo quiso reconocer y prefirió no hablar del «pasado». Correcto, míster.

No ha tenido tiempo para mucho, pero sí para pedirles a los defensas que aumenten la intensidad y al resto de futbolistas que antes que nada lo primero es evitar encajar. La primera piedra en el camino que se ha encontrado es que de cuatro laterales sólo tendrá para mañana a uno disponible: Carmona. Buñuel (selección), Moi (sancionado) y Abraham (lesionado) no han viajado con la expedición a Galicia. Su primera muesca en la pizarra puede resolverse de dos maneras; o bien coloca a Kitoko en el carril del zurdo o a Olaortua.

Para ello habrá que comprobar como procede el nuevo entrenador con Alexis, que físicamente no está al 100% y al que Ania le había puesto la cruz antes de ser destituido. Si Cristóbal le levanta el castigo al andaluz, puede que en su afán de conseguir hacerse fuerte en defensa prefiera al central vasco reconvertido a central en la banda izquierda que a un mediocentro, por muy polivalente que parezca el congoleño. Carmona y Figueras, como lateral derecho y zaguero, completarán esa línea de cuatro a través de la cual pretende construir su equipo.

En el centro del campo, salvo sorpresa, al nuevo técnico le habrán llegado los informes -además de los «suficientes» partidos, como él mismo dijo, que ha seguido del Racing- de que Mario Ortiz es un fijo. Todo indica que en esta primera tentativa no cambiará mucho el envoltorio y que al cántabro le acompañará Dani Toribio. Viajar, ha viajado Nkaka y también Sergio Ruiz, pero no resulta convincente que con tanta apelación a la cordura y a la mesura se decante por dos futbolistas casi inéditos en este primer tercio liguero. El chaval de El Astillero, que se hizo futbolista -con permiso de su trayectoria anterior- con Ángel Viadero, se consagró con Iván Ania, sin embargo a hurtadillas es probable que haya celebrado la salida del asturiano que le condenó al cuarto oscuro. Ahora, con un nuevo entrenador, se parte de cero y las posibilidades de recuperar el tiempo pedido aumentan.

Hasta aquí, lo de Cristóbal en su debut puede resultar hasta predecible, en cambio la zona atacante que salte hoy ante el Lugo es de lo más desconcertante. El cordobés se confesó como un seguidor -a partes iguales- de los sistemas 4-2-3-1 y el 4-4-2. En el primer dibujo le encajan Lombardo, Cejudo y Yoda, los tres tenores de un equipo que desafina si no están en el campo. Ahora bien, si apuesta por el otro esquema le sobra uno de ellos. Las matemáticas no son una opinión.

Siendo pragmáticos, como se ha empeñado este cuerpo técnico en ser en su primera semana, cuesta trabajo verle debutar a domicilio con dos delanteros. Con un campo muy pesado, mucho agua y abundante lluvia prevista para la hora del partido el '9' que apunta a titular es el pichichi de los atacantes, Nuha. Si jugase con dos, David Rodríguez sería su acompañante. En cualquiera de los casos, Jon Ander será el reserva y David Barral podrá seguir el partido con total comodidad desde su casa. El gaditano se ha quedado fuera de la lista por sexta jornada consecutiva. El nuevo cuerpo técnico no parece ni haberle concedido la cautelar al otrora goleador en esta categoría y en superiores y al que el club, indudablemente, busca salida desde hace tiempo. No viajaron ni Barral ni Óscar Gil, al que tampoco le han amnistiado. Seguirá sin debutar.

En la recámara se guarda Cristóbal a Nico Hidalgo (un tanto tocado), Nkaka, Sergio, Kitoko, Cayarga y Jon Ander para superar a un Lugo que ha marcado y encajado los mismo goles que el Racing (16 y 20, respectivamente) pero que ha rentabilizado mucho mejor ya que ha sumado siete puntos más que los verdiblancos después de comenzar la Liga tan unidos o más que estos. Se han recuperado y sin hacer ruido escapan del descenso con paso firme.