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Los números. Los malditos números. Esos que quitan y ponen entrenadores. Los que dan sentido a los fichajes. Y al trabajo de toda una temporada si, al final, los deberes están hechos cuando toca rendir cuentas. Al Racing, de momento, esas cifras no le ... dan. Ni de lejos. Los guarismos dicen que Cristóbal Parralo mejora levemente el rendimiento de su predecesor en el banquillo verdiblanco, Iván Ania. Pero no lo suficiente. El margen es mínimo. Así que, o el Racing mejora el ritmo de alguna forma o se irá de cabeza al infierno cuando aún anda cicatrizando las quemaduras de cuatro años en el pozo.
Ania, que estuvo quince partidos en el cargo esta temporada y dejó el puesto con 12 puntos en el casillero, tenía una media de 0,8 puntos por partido cuando fue destituido tras el empate frente a la Ponferradina (2-2) en los Campos de Sport. Es el balance de nueve igualadas, cinco derrotas y, lo realmente preocupante, un solo triunfo. Así pues, la dirección deportiva, es decir, Chuti Molina, optó por buscar un revulsivo de la prácticamente única manera posible por esas fechas y cambió de entrenador.
Pero ese efecto no se produjo. O si se produjo, su impacto ha sido mínimo. Cristóbal tiene una media de un punto por partido tras las siete jornadas de Liga -también ha disputado un partido de Copa, con derrota 1-0 frente al Murcia- que lleva al frente del equipo. Con veinte encuentros por delante, de mantenerse este ritmo la proyección final sería de 39. Por muy barata que esté esta temporada la permanencia en Segunda División, el resultado sería a todas luces insuficiente. El técnico cordobés acumula cuatro empates y tres derrotas y, como su antecesor, el lastre lo tiene en un único triunfo. Por eso el Racing es el equipo con menos victorias de la categoría en lo que va de temporada.
Con respecto al rendimiento en las áreas, allí donde se ganan los partidos, el nivel mostrado por el equipo con ambos entrenadores es prácticamente idéntico. En ataque, el Racing de Ania marcó 16 tantos en quince jornadas. Una media de poco más de una diana por encuentro (1,06). El promedio de Cristóbal es ligerísimamente inferior. Prácticamente inapreciable. Con el cordobés, el equipo verdiblanco ha hecho siete goles en otros tantos partidos. Con estos ingredientes, el Racing lleva 23 tantos a favor en 22 jornadas, lo que le sitúa como el séptimo conjunto del campeonato que menos veces ha visto puerta.
Si en el área rival al Racing no le va bien, en la propia, aún menos. Aunque en este apartado es Cristóbal Parralo quien tiene unos registros un poco mejores, pero sin muchos alardes. Con Iván Ania, el equipo cántabro recibió veinte goles en quince jornadas. A 1,33 por encuentro. Mientras tanto, con su sustituto en el banquillo, han sido ocho tantos en siete encuentros. 1,14 por fecha. Con 28 goles encajados, el Racing es el sexto de Segunda División en la categoría de más goleados. Nada prometedor.
Estos datos vienen a decir que, o las elecciones de entrenador no han sido las adecuadas o, lo que es más probable, que la confección de la plantilla ha sido deficiente. Por eso, ni el efecto de tener un jefe nuevo en la oficina ha servido como punto de inflexión para que el conjunto cántabro cambie su dinámica. Y ahí entra, durante este mes de enero, la labor del director deportivo, para intentar arreglar, con unos medios muy precarios, el más que mejorable trabajo ejecutado durante el pasado mercado veraniego.
Prueba de esto es que Cristóbal no ha hecho cambios estridentes en el equipo, ni siquiera cuando ya lleva camino de dos meses al frente del equipo. Ha matizado algunas cosas, pero por lo demás todo funciona de forma parecida. El dibujo es el mismo que utilizaba su predecesor, el 4-2-3-1, y en cuanto a nombres, parecido. Dicen que si buscas diferentes resultados, no hagas lo mismo. Pues en este caso, la vida sigue igual aunque el entrenador sea distinto.
Esta filosofía adoptada por Cristóbal Parralo concuerda con la idea de que la plantilla no da para más. Si los entrenadores -no los del Racing, sino todos- insisten en que ponen en las alineaciones a los mejores, dentro de la plantilla de 24 -ahora 23 más el inscrito con el filial Manu Hernando tras la salida de Nuha-, el técnico cordobés y su predecesor tenían preferencia similares. Luca, Figueras, Moi, Buñuel, Mario Ortiz, Yoda, Cejudo y Enzo Lombardo eran fijos con el asturiano y ahora también con el andaluz. Los beneficiados con el cambio han sido Sergio Ruiz, Alexis y ahora también Jon Ander; los perjudicados, Olaortua y Dani Toribio, además de otros como Cayarga o Nuha, que definitivamente desaparecieron de las convocatorias.
Ahora habrá que ver qué es capaz de atraer Chuti Molina para cambiar, no sólo la cara del equipo, sino también los resultados. Porque está claro que, a día de hoy y con este ritmo, el Racing no tardaría mucho en convertirse otra vez en carne de Segunda División B, algo que el racinguismo no quiere ni plantearse después de tanto sufrimiento en las temporadas precedentes.
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