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Fue bonito mientras duró. Han hecho falta nueve partidos de Liga y tres más de Copa para que el Racing mordiera el polvo. Quizás el primer traspié no entraba en los planes, pero algún día tenía que llegar. Sin embargo, no todo fue ... malo, porque a pesar de jugar medio tiempo con un futbolista menos el equipo dio la cara y nunca se rindió. Es la primera vez en dos años que el Racing pierde un partido y su gente se va contenta. En Gijón no hubo ni enfado ni reproches y Ania ha conseguido que su equipo tenga crédito incluso en las derrotas.
Mientras, vamos dejando atrás el primer cuarto de Liga algunas cosas van quedando claras. El equipo quiere ser protagonista en todos los partidos. Se acabó lo de especular. El entrenador sabe que tiene entre manos una gran plantilla y sólo puede aspirar a ser campeón. A falta de ver cómo madura el Barakaldo, no parece que esta vez haya un gran rival que pueda pelear hasta el final por el primer puesto. A nivel individual ha habido descubrimientos interesantes, pero el gran protagonista de este inicio de temporada es Sergio Ruiz. Tiene dos marchas más que el resto y se ha convertido sorprendentemente en el mejor del equipo. Después de tres años con un papel muy secundario su figura ha crecido enormemente y ha callado a aquellos que creían que no tenía suficiente carácter para ser un líder. Su trayectoria debe de ser un ejemplo para quienes quieren quemar etapas demasiado rápido y toman malas decisiones. Sergio ha sabido trabajar en silencio y madurar a fuego lento, como exige la formación de cualquier jugador de élite.
La derrota en Gijón también debe de servir para ir apuntando en la libreta algunos asuntos a resolver a medio plazo. La plantilla es buena, pero tiene carencias. Falta un delantero de verdadero nivel y Jordi Figueras no tiene un sustituto de su calidad. Además esperemos que el portero no tenga ni un resfriado porque una lesión de Iván Crespo sí que pondría en verdaderos problemas a este equipo y todo el proyecto.
PD: Hubo un tiempo en el que Francisco Pernía se paseaba por Santander sacando pecho y fumando puros. Ahora se enfrenta a seis años de cárcel por su gestión en el Racing. Poco me parece para la enorme cantidad de tropelías que cometió como presidente. Él y su amigo Harry representan lo más rancio y corrupto del fútbol. Pero tengo pocas esperanzas de que esto acabe bien para los racinguistas. Después de seis años de interminable proceso acabarán pactando con la fiscalía y declarándose insolventes para escarnio de todos . Y si no, al tiempo.
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