Secciones
Servicios
Destacamos
Durante lo que va de semana estuve haciendo una pequeña encuesta entre amigos y compañeros, acerca del dilema del racinguismo estos días ¿hay que tirar la Copa o tomársela en serio? La mayoría de las respuestas oscilaban entre el «Déjate de distracciones» que soltó Luisja - ... abonado 'familiar', de los que les gusta estar detrás del banquillo- o el «Que nos toque el Athletic y lo eliminemos con gol en el último minuto» de Tasio, que es un forofo de gradona y desplazamientos de largo recorrido. Tan solo un pequeño porcentaje estaba con Martina, que es de las de «¿Se puede ganar? Pues entonces hay que ganarlo todo».
Uno habitualmente es del bando de Martina, de no perder ni a las canicas, pero en esta ocasión las circunstancias invitaban a la duda: para una vez que vamos tan bien en la Liga, ¿no sería una locura desfondarse el miércoles? Y bueno, no diremos nada de los patinazos de las dos últimas jornadas, ahora que hay que ser entusiasta por decreto, pero por primera vez no me resultó indignante ver que el míster había optado por una alineación reservona. Solo faltaba que se nos lesionaran Íñigo Vicente o Andrés Martín, vamos.
Noticia relacionada
Sergio Herrero
Así, el mayor aliciente del partido sería poder ver a los jugadores menos habituales, o comprobar en qué forma están aquellos que vuelven de una lesión, como Arana, recibido con una ovación cuando salió a calentar, o un Mantilla que fue saludado por la Gradona como una verdadera estrella, con el 'illa, illa, illa, Mantilla maravilla' incluido. Luego se vería que todavía no está fino, pero la casta la mantiene intacta.
Pero una cosa es no arriesgar -aunque ya podía José Alberto haber probado el trivote en Copa y no ante el Mirandés- y otra es tomarse el partido como un trámite, porque aunque los que se tienen que ganar el puesto estaban ante su oportunidad, tampoco es que lo pareciera. Más bien, se diría que algunos candidatos se han presentado voluntarios para la operación salida. Ya veremos qué pasa cuando se abra el mercado y algún desahuciado de Primera mire con buenos ojos venirse al líder de la categoría de plata. Más de uno va a lamentar no haber redoblado esfuerzos en el partido copero.
Entre los aficionados hay división de opiniones, como demuestran los tres cuartos de entrada que lucía el estadio. Y eso, siendo gratis -que, por cierto, hay que agradecérselo a los propietarios: un buen guiño hacia el aficionado. No todo va a ser pagar...-, y encima con rival con gancho; un Racing-Sporting, por mucho hermanamiento preciadista que le queramos echar, siempre será un clásico de lo más atractivo.
Lo que pasa es que, claro, la afición tiene memoria, y sabe que estos partidos se juegan a medio gas. Y en ocasiones, con menos intensidad todavía que un amistoso de pretemporada. Que la mayor alegría sea un regate de Maguette, y encima algo tímido, ya nos da una idea de cómo se lo tomaron de en serio unos y otros.
En cualquier caso, lo que está más que claro es que a esta competición hay que darle una vuelta. Sobre todo, en lo que respecta a los equipos de Segunda. Lo de ganar la Copa es poco menos que una utopía, por más que cuatro equipos de la segunda categoría hayan llegado a la final. Eso sí, en los años treinta, más la anomalía del Castilla en 1980. Para un equipo de la Liga RFEF puede ser un aliciente que venga un grande a llenarte el campo -y de paso vapulearte, como de costumbre-; más o menos, como aquellos gregarios del ciclismo ochentero que demarraban cuando veían las cámaras de televisión. Pero para un equipo de la Liga 'geyper' la cosa no tiene tanto interés. Que te elimine el Leioa o el Getafe no tiene ni puñetera gracia. Y de eso, por desgracia, aquí sabemos bastante. Aunque ahora ya no se pueda hablar de ello, por prescripción presidencial.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.