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El aparato para medir el miedo –familiarmente conocido como el 'cagómetro'– a lo largo del día de este sábado andaba rebosante en la parroquia verdiblanca. Los cuatro partidos sin ganar; los de detrás, que aprietan; el Albacete, que parece el Brasil del 70; el poso ... de los tres descensos anteriores; que si han avistado un banco de papardas por El Sardinero... El ADN del racinguista, amigos. Sufrir, sufrir y volver a sufrir. Pero mira, este sábado tocó disfrutar. Efecto rebote. Un equipo con una actitud brutal aplastó a un Albacete –alguien tenía que pagar los platos rotos en Burgos– revelación del campeonato para volver a la vida y dar un paso enorme hacia la permanencia. Fue el triunfo de la rabia.
La alineación más difícil de adivinar de José Alberto se saldó con la entrada obligada de Unai Medina en el lateral derecho por la ausencia de Dani Fernández; la mediapunta para Juergen Elitim en detrimento de Pombo y Arturo Molina en el extremo derecho, huérfano y con tres inquilinos distintos desde la lesión de Jordi Mboula. Menos variaciones de las que se podían barruntar.
Esa rabia por la derrota de El Plantío; la bronca de José Alberto ante los micrófonos y las chispas en los entrenamientos de la semana parecían perdurar en un Racing que salió con el colmillo más afilado que el hacha de un carnicero. Era eso o la guillotina. Fruto de la altísima presión, los verdiblancos se sacaron de la manga una triple ocasión. Clarísima. Saúl García disparó, duro, al cuerpo de Bernabé; Íñigo Vicente estrelló el rechace en un defensa y su tocayo, Sainz-Maza, con todo a favor, la mandó alto. Ay, si tuviese mayor finura de cara a portería. Acto seguido, Juergen Elitim encontró el hueco para golpear con rosca, pero no la suficiente. Su tiro se marchó cerca del poste. El miedo lo tenía entonces la zaga manchega. Apabullada.
Racing
Parera, Unai Medina, Saúl, Germán, Rubén Alves, Aldasoro (Aldasoro, min. 74), Íñigo Sainz-Maza, Arturo Molina (Fausto Tienza, min. 46), Juergen (Peque, min. 88), Íñigo Vicente (Pombo, min. 88) y Baturina.
4
-
1
Albacete
Bernabé, Ros, Maikel Mesa (Juanma, min. 46), Boyomo, Manu Fuster, Higinio (Jovanny Bolívar, min. 77), Dubasin (Rodri, min. 46), Riki, Olaetxea (Fran Álvarez, min. 87), Isaac (Escriche, min. 46) y Juan María.
Equipo arbitral Galech Apezteguía, del Comité Navarro, asistido en las bandas por Fernández Blanco (Gallego) y Valverde Monsalve (Canario). Cuarto: Conejero Sánchez (Extremeño); VAR: Areces Franco y AVAR: Prieto Iglesias (Navarro).
Goles 1-0, min. 17: Baturina. 2-0, min. 19: Saúl García. 2-1, min. 30: Olaetxea. 3-1, min. 45+: Íñigo Vicente, de penalti. 4-1, min. 89: Matheus Aiás.
Amonestaciones Amonestó a los locales Germán Sánchez, Fausto Tienza y Aldasoro y a los visitantes Dubasin, Higinio, Rodi e Isaac.
Incidencias Campos de Sport de El Sardinero. Césped en buen estado en una noche fresca. 12.033 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria de los fallecidos en el naufragio del Vilaboa I.
Era importante que el Racing aprovechase su arreón inicial, que le sacase partido, antes de que la efervescencia llegase a su fin, porque lo de la falta de pólvora de este equipo no es algo que se vaya a descubrir en la jornada 35. A Unai Medina le cayó un balón en el área. Poco acostumbrado a esas lides, se preparó demasiado y acabó mandando el balón muy alto. Y como los del Albacete no eran cojos, una buena acción de Dubasin terminó con un disparo del catalán que tapó bien Parera.
Y cuando parecía que el pletórico arranque racinguista empezaba a aplacarse, una fantástica acción ofensiva terminó con premio. La combinación entre Arturo Molina, Juergen e Íñigo Vicente sirvió para que el vasco asistiese a Baturina en boca de gol. Era el momento perfecto para recordar en esta crónica la canción favorita del croata: 'Dalmacija u mom oku'. Un tema clásico de su país que ya se conocen unos cuantos racinguistas después de que el delantero lo contase en la revista del club. Pero no dio tiempo, porque un minuto después llegó el segundo. A Arturo le dejaron entrar. Y desde la frontal, se sacó un fantástico derechazo que obligó a Bernabé a despejar hacia su derecha, donde llegaba Saúl como un avión. El de Vioño la pegó con el alma. Con el enojo de quien sabe que no pasa por un buen momento y está cuestionado. Dos a cero. ¡Vamos!
Cuando el Albacete se levantó de la lona, no le quedó más remedio que tirar pa'lante. Así llegó una clara ocasión para Manu Fuster, cuyo tiro raso se marchó susurrando al poste. Y un cabezazo lejano de Olaetxea lo tuvo que despejar Parera por encima del travesaño. En la siguiente acción, se bajó el suflé verdiblanco. De nuevo cabeceó Olaetxea, la defensa no acertó a despejar y el centrocampista visitante introdujo el balón en la meta cántabra.
El partido pasó a ser un choque en toda regla, porque entró en una fase de infinitos contactos, faltas, protestas... La cosa se calentaba y a Galech Apezteguía se le empezaba a ir de las manos. Nada nuevo en los Campos de Sport. En el último cuarto de hora de la primera mitad, lo que menos hubo fue juego. Debe ser por eso que el colegiado dio ¡siete minutos! de añadido. Luego agregó uno más. La tuvo Arturo Molina dentro del área, pero entre la oposición y el resbalón no acertó a rematar.
Fue tan largo el tiempo extra, que iban a pasar cositas. Importantes. Un cabezazo de Rubén Alves a la salida de un córner tocó en la mano de un zaguero. No hizo falta ni que entrase el VAR. Penalti. Menuda presión. Íñigo Vicente asumió la responsabilidad y lo tiró de forma magistral. Adentro. Reconciliación. La llamada que todos los racinguistas estaban esperando. Dedicatoria especial en una semana complicada. Justo antes del pitido final. Descanso. Para todos, porque vaya tensión.
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Sergio Herrero
Había que poner el resultado a buen recaudo y José Alberto dio entrada al guardián del Huerto del Francés: Fausto Tienza, que sustituyó a Arturo Molina, lesionado de nuevo en su pie. A Juergen lo mandó a la banda derecha. En el otro banquillo, Rubén Albés hizo hasta tres cambios en busca de un revulsivo.
El Albacete iba a meter atrás al Racing, porque era su obligación, pero la actitud, este sábado, era más innegociable que nunca. Y los visitantes apenas harían daño. A base de raza, el equipo cántabro iba a seguir atemorizando al cuadro manchego. Rubén Alves se iba a llevar un balón en el centro del campo, porque sí. Porque me lo quedo y punto. Y el central, ante la falta de opciones, sacó un durísimo zurdazo desde la frontal que se marchó cerca del poste y golpeó la valla publicitaria con tremenda violencia.
Cada minuto que pasaba era una batalla ganada, porque, tarde o temprano, el esfuerzo físico le podía pasar factura al Racing. José Alberto empezó a gestionar eso y metió a Matheus Aiás en lugar de Roko Baturina. El dálmata ya empezaba a mostrar síntomas de cansancio. Hasta los recogepelotas, con la lección bien aprendida, entraron en juego. El brasileño entró en el área, escorado, pero disparó muy manso, a las manos de Bernabé. Y la siguiente que tuvo, pues parecida. En el otro área, Manu Fuster mandó desviado un chut a la media vuelta. El Racing estaba manteniendo bastante a raya a un rival camino de la desesperación.
El técnico racinguista rebuscó más candados que poner al cofre. Miró al banquillo y vio la espalda ancha y la cara de mala leche de Mantilla. Justo lo que estaba buscando. El camargués sustituyó a Aldasoro, Unai Medina adelantó su posición y Juergen volvió al centro.
Saciado de armarios empotrados, al míster asturiano le dio entonces por meter dos colchones para dormir el balón el rato que quedaba. Pombo y Peque sustituyeron a Íñigo Vicente y Juergen. Vasco y colombiano se marcharon ovacionados. José Alberto aprovechó un parón mientras atendían a Parera para hablar con Matheus Aiás. A saber lo que le dijo el míster, pero el brasileño, después de hacerlo todo mal –pero todo, ¿eh?– desde su salida, se plantó en el área y fusiló a Bernabé para hacer el cuarto. Los dos primeros tiros flojos debieron ser para que se confiara el meta. Ahora sí, los tres puntos al Racing no se los decomisaba ni la Guardia Civil.
Galech Apezteguía se quedó contento con los ocho minutos añadidos en la primera parte y no tardó en señalar el final. Éxtasis y alivio en los Campos de Sport. Tres puntos vitales. Y ahora, los que vienen por detrás, que hagan lo que puedan. El Racing se había caído, pero se ha vuelto a levantar. Y de qué manera.
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