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Quizá recuerden aquella época en la que cada enfrentamiento entre Real Madrid y Barcelona –o viceversa– era catalogado como 'el partido del siglo'. Un topicazo que terminó por agotarse a principios de la década de los 2010, cuando merengues y culés se enfrentaban casi cada ... dos semanas. Liga de Campeones, Liga, Copa, Supercopa y el torneo de San Migueluco. En Santander, cada temporada, hay partidos más importantes. En los que hay mucho más en juego. Pero la visita del Sporting ya se puede catalogar como 'el partido del año'. Por ambiente, por emoción, por Manolín, por todo lo que le rodea. Deberían recetar uno de estos cada tres meses. En boxeo, el que pelea en casa parte con bastante ventaja. Y aquí, el combate se lo llevó el Racing, que en su Huerto del Francés sigue coleccionando rivales. Quizá no fue mejor, porque los de José Alberto no pasan por su mejor momento, pero sí que rebosaron fe para caerse y levantarse. Ponerse por delante hasta tres veces. Y darle a su afición la tarde deseada al final de un duelo muy igualado que iba camino del nulo.
Racing
Ezkieta, Mantilla, Saúl García, Germán Sánchez, Rubén Alves (Dani Fernández, min. 46), Íñigo Sainz-Maza, Grenier (Iván Morante, min. 69), Andrés Martín, Peque (Marco Sangalli, min. 69), Íñigo Vicente y Arana (Ekain, min. 6) (Pol Moreno, min. 84).
3
-
2
Sporting
Yáñez, Pascanu (Rosas, min. 58), Izquierdoz, Róber Pier, Cote, Nacho Méndez, Roque Mesa (Rivera, min. 58) Hassan (Queipo, min. 83), Gaspar (Fran Villalba, min. 71), Juan Atero y Campuzano (Djuka, min. 58).
Equipo arbitral Galech Apezteguía, del Comité Navarro, asistido en las bandas por Barroso Galán (Castellano-Manchego) y González Narváez (Extremeño). Cuarto: Morilla Turrión (Navarro); VAR: Gálvez Rascón (Madrileño) y AVAR: Cid Camacho (Castellano y Leonés).
Goles 1-0, min. 29: Andrés Martín. 1-1, min. 31: Gaspar. 2-1, min. 47:Peque. 2-2, min. 62: Gaspar. 3-2, min. 82: Ekain.
Amonestaciones Amarilla a los locales Grenier, Andrés Martín y Marco Sangalli y a los visitantes Rivera, Nacho Méndez y Roque Mesa. También al entrenador racinguista, José Alberto.
Incidencias Campos de Sport de El Sardinero. Césped en buen estado, en una tarde soleada y calurosa. Se guardó un minuto de silencio en memoria de los exracinguistas Linares y Crispi. 19.365 espectadores, de ellos, cerca de 4.000 asturianos.
Para tardes especiales, onces de gala. Sin cambios ni rotaciones. José Alberto regresó a su idea primigenia, con la única ausencia del sancionado Aldasoro. Así, el asturiano recuperó la defensa de carrerilla; le dio la sala de máquinas a Íñigo Sainz-Maza para echar el carbón al fuego y a Grenier para llevar el timón; colocó a Íñigo Vicente, Peque y Andrés Martín en la línea de alquimistas y a Arana como mascarón de proa.
Ojalá este papel fuese por un momento como la radio, que el cronista dejase de escribir y, en un espacio en blanco, los lectores –los que no lo vivieron en persona– pudiesen degustar el ambientazo que se vivió en los Campos de Sport desde dos horas antes del encuentro. Se tendrán que fiar del que escribe e imaginárselo. Enorme rugido de colores. La máquina de contar decibelios se rompió. Bendito seísmo balompédico. Todo sano, hasta la cerveza.
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Con semejante escenario, había dos opciones. O salir enchufado o con el rabo entre las piernas. Arana fue con todo. Le robó la cartera a Róber Pier y el central sportinguista cortó el avance del canario, que se llevó un fortísimo golpe en el morro. Tan fuerte, que cayó a plomo al césped y tuvo que ser atendido entre el temor del personal a que fuese algo grave. Tras la conmoción, se recuperó, pero al verdiblanco le salió cara la valentía. Además del dolor, sustituido en el minuto 6. Su rabia al bajar por las escaleras del túnel de vestuarios ya decía bastante. Al rojiblanco no le pitaron ni falta. Luego, debió ser en compensación, a Íñigo Vicente le perdonó Galech Apezteguía –el del fatídico partido contra el Barcelona B– una amarilla clara.
Pese al susto, el partido no bajó las pulsaciones. Un buen avance cántabro lo gestionó mal Saúl García. Tenía una buena posición de disparo. No se atrevió y probó con un pase al que no llegó el recién ingresado Ekain. En el otro área, un tiro desde la frontal de Roque Mesa obligó a Ezkieta a estirar todo lo largo que es.
El Sporting fue cogiendo mejor forma y fue testando al guardameta verdiblanco. Al Racing le costaba llegar a campo rival. Un remate cruzado de Nacho Méndez, tras desarbolar los asturianos la zaga cántabra, fue la opción más peligrosa. Hasta que Juan Otero peinó un centro desde la izquierda. Otro que se marchó en diagonal por delante de la meta local.
No estaba fino el Racing, pero a José Alberto le volvió a salir el plan. El del hurto que parece leve y se convierte en estocada. Andrés Martín robó el balón en zona de tres cuartos en una mala salida de balón asturiana. A partir de ahí, ritmo frenético. Íñigo Vicente abrió para Ekain, el delantero la puso al área, Yáñez despejó con el pie y el balón le cayó al que inició la jugada, que cerró el círculo con la consecución del 1-0.
Sin embargo, poco le duró el éxtasis al racinguismo. El empate llegó demasiado pronto y demasiado fácil. Una internada por la banda de Hassan la culminó el extremo con un centro al corazón del área, donde, solo, Gaspar remachó para hacer la igualada. Vista la celebración del técnico rojiblanco, Miguel Ángel Ramírez, parecía el tanto del ascenso.
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En el minuto 36 pasaron muchas cosas. Rubén Alves se lanzó en segada para cortar. Y lo logró. Pero se levantó con una mano en la parte trasera del muslo. La jugada continuó y acabó con Roque Mesa e Íñigo Vicente encarándose. El vasco, al suelo. No pareció gran cosa. El sportinguista se llevó la amarilla, el racinguista se quejaba de la nariz y al árbitro le dio para hacer el paripé del 'aquí mando yo'. El choque se calentó y, poco después, a Grenier le salvó que el colegiado había puesto el listón bajito en una dura entrada sobre el propio Roque Mesa. El nivel de tensión fue creciendo de forma inversamente proporcional al del fútbol.
¿Se acercaba el descanso? Pues no. Entre lo de Arana, lo de Íñigo Vicente, unas cosas y otras, el árbitro dio diez minutos de añadido en la primera parte. No era muy buena noticia para un Racing que no estaba precisamente cómodo sobre el terreno de juego. José Alberto tenía que meterle mano al equipo y no podría hacerlo hasta que no llegase el descanso. Su equipo tiró de casta en ese tramo final para meter al Sporting en su área. Sin embargo, la ocasión más clara la tuvieron los rojiblancos en un contraataque. Hassan se plantó solo ante Ezkieta. Por suerte, remató horrible. Ahí ya quedó patente que Rubén Alves seguía lesionado y que, si no se había ido ya, era para no romper otra ventana de cambios. Así, se llegó al intermedio.
Tras el que, como se barruntaba, el central racinguista iba a ser sustituido. Por Dani Fernández, lo que reubicó a Mantilla en el eje de la zaga. De inicio, parecía la cosa calmada, con el Racing en campo visitante. Pero Íñigo Vicente había aprovechado el paso por el vestuario para coger la chistera de su taquilla. En la frontal, de donde los magos sacan palomas y conejos, él inventó una asistencia. Onomatopeya de Juan Tamariz: 'Niananianania'. Peque completó un magnífico control orientado y, enfilado hacia la portería, la pegó con el alma. A Yáñez le dobló la mano. 2-1.
Con el Racing crecido, comenzó el recital de mala fortuna de Ekain. El delantero vasco necesitaba hacer un gol como el comer. Tres seguidas marró. Una a pase al espacio de Andrés Martín; otra de centro raso lateral de Íñigo Vicente y la última, de cabeza, tras un fantástico pase del mago de Derio. Todas se marcharon fuera. A ver si a la cuarta...
Lo bueno es que, a esas alturas, el equipo cántabro se estaba merendando al Sporting. A Ramírez ya no le parecía tan guay el partido y metió tres cambios de una tacada. Mientras tanto, al meta Yáñez las manos se le habían quedado de blandiblú y un disparo lejano de Peque, que no parecía ningún reto, estuvo a punto de avinagrarle aún más la tarde.
Lo que pasa también es que, con las ocasiones que había fallado el Racing, su enemigo aún estaba muy cerca en el marcador. Cualquier chorrada podía propiciar el empate. Como un córner a la corta mal defendido por los cántabros en el que el disparo final de Guille Rosas tocó en Mantilla antes de marcharse a córner por muy poco.
A los de José Alberto les entró el canguelo y a los asturiano les fue bien con los cambios. Así llegó una nueva igualada. Otra vez, Gaspar cómodo a la hora de rematar en el área. En esta ocasión, de cabeza. Ramírez hizo de Fernando Vázquez y se marchó corriendo por la banda a celebrarlo con la afición. Empate a dos. Como llegue a las últimas jornadas jugándose algo, le pega un jamacuco.
Lo cierto es que el Sporting, como dice la chavalada, estaba en su 'prime'. En su momento álgido. El Racing, de vuelta al sufrimiento. Ahí va, lo que fallaste, Ekain. José Alberto llamó a Iván Morante y Marco Sangalli para retirar a Grenier y Peque. El equipo cántabro ha dejado atrás su fantástico arranque liguero y todo le cuesta mucho más. Así que tiene que apelar al coraje y al talento. Como el de Andrés Martín, que se fue de medio barrio Cimadevilla, pero llegó tan apurado que su remate final se marchó fuera. Sí encontró puerta un disparo centrado de Saúl García que atrapó Yáñez. Luego, un intento de Andrés Martín se paseó por delante de la meta rojiblanca.
En cantidad, los dos pegaban parecido, pero el Sporting atizaba más fuerte. En el fútbol, a diferencia de en el boxeo, encajar no es una virtud. Así que Ezkieta respondió de forma genial a un disparo de Djuka para evitar un problema. Llegó la cuarta para Ekain, en un centro lateral de Saúl que el vasco no acertó a rematar en boca de gol.
En Tribuna Central, un aficionado confiado le decía a su compañero de grada: «¿Te juego lo que quieras a que Ekain no marca un gol en toda la temporada?». El otro, no dudó. «Que sí, que ya mojará». Dicho y hecho, no les dio tiempo ni a sellar el trato. El vasco, en el área pequeña, introdujo un balón enviado por Dani Fernández desde la derecha. «¡Ah!, aún no habíamos apostado», reculó el retador.
José Alberto tenía preparado a Lago Junior para salir en busca del triunfo. Ekain le cambió los planes al míster, que llamó a Pol Moreno. A cerrar el partido. El cerrojo funcionó ante un Sporting noble, pero ofuscado después de haber haber pegado tres veces con el hocico en la lona. Aún hubo ocho minutos más de alargue, que el equipo cántabro manejó con maestría, hasta que el colegiado señaló el final del encuentro. El grito victorioso de los Campos de Sport se debió escuchar hasta en Puertochico. Porque lo de hoy no era sólo fútbol ni siquiera únicamente fútbol. Era el enésimo combate del año y la victoria se quedó en casa.
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