Discreto debut de Yeray

Noticias Relacionadas

Un punto para crecer

Sergio Herrero Leila Bensghaiyar

Pombo salva un punto para el Racing en casa del líder

colpisa

Las mejores imágenes de Las Palmas - Racing

LOF

«Me voy con un sabor agridulce porque hicimos ocasiones para ganar»

Marcos Menocal

Aún así, el joven jugador de Isla no dejó traslucir ningún nerviosismo. Compartiendo la banda con un Saúl que abarca muchos metros y tiene tendencia a incorporarse al ataque, la posición de Yeray daba una idea clara de la filosofía de juego de José Alberto: con el balón en posesión del Racing, Cabanzón sería un extremo clásico, pegado a la cal y muy arriba, ensanchando y alargando el campo rival. Sin embargo, una cosa son los planes y otra cómo se desarrolla el partido.

Porque los canariones se empeñarían, a fuerza de dominar el balón, en demostrar que por algo van líderes en la tabla. Así, el desempeño de un Yeray que miraba más al frente que hacia la zaga se vería lastrado por la escasa posesión del equipo y, sobre todo, porque a sus compañeros les duraba muy poquito el balón en los pies. Aún así, el canterano se las arreglaría para estar siempre en las zonas calientes del partido: justo detrás de Gassama, cuando marró una ocasión clamorosa, o cruzándose ante Pejiño cuando quería progresar por su banda, llegando a sacarle una falta al atacante. De hecho, a punto estuvo de llegar a tapar al ariete rival, en el primer gol del partido. Sin embargo, en la primera parte, a pesar de su buena disposición, y de pisar campo rival durante muchos minutos, su incidencia en el partido no resultaría muy trascendente.

Aunque el equipo pretendía atacar sobre todo por su banda, con Pombo basculando y buscándole, la falta de juego combinativo haría que su participación se limitara a acciones aisladas, en jugadas que siempre terminaban truncándose muy lejos de las zonas de peligro. Sin balón, y con los locales muy bien posicionados, le resultó muy difícil hacer gala de sus virtudes. La segunda parte, en cambio, comenzó mucho mejor para los intereses del centrocampista.

Con el equipo más volcado hacia el ataque, Yeray empezó a cobrar más protagonismo, y por fin empezó a desgranar buena parte del muestrario de su repertorio, todo eso que sabe hacer a la perfección: cómo lanzar un contragolpe, en este caso, dejando a Pombo en franquicia; cómo amagar para luego dejar pasar el balón entre las piernas, inventándose un pase que nadie espera, incluso sus compañeros; cómo meter el cuerpo y ganar la posición para robar el balón. Incluso se iría al banderín para forzar un saque de esquina, acosado por dos defensores.

Sin embargo, cuando parecía que finalmente podría llegar el momento del canterano, con los amarillos más preocupados por contener a los visitantes, pero ya sin el brío y las fuerzas iniciales para tapar espacios, llegó el momento de los galones. En la banda, el cartelón se elevó con el diez de Íñigo Vicente, que enviaría al banquillo al cuarenta y uno, que ayer lucía Yeray. La jerarquía de vestuario se impuso. No llegó a la hora el tiempo de que dispuso el canterano para intentar convencer a José Alberto de que esa banda tiene que ser suya y, aunque le sentó cuando mejor estaba jugando, al menos pudo cuajar un partido serio, en el que siempre estuvo bien posicionado. Veremos si en próximas oportunidades vuelve a dar ese plus de calidad que se espera de uno de los jugadores mejor valorados de La Albericia.