«Sé que voy a entrenar en Primera y quiero que sea con el Racing»

Los motivos, al margen de la obviedad de tener al alcance una clasificación para el play off de ascenso que le embarque en el reto de conseguirlo este mismo agosto, está claros: «Apostó por mí en un momento muy difícil para el club, pero también para mí, en mi momento profesional, y quiero devolver todo el cariño del racinguismo y de la gente; esa ilusión que veo en la calle. El lunes, comiendo con mi hijo, me decía que en el colegio había diez niños con la camiseta del Racing. Es una barbaridad. Cuando yo llegué eso no existía y cuando me vaya me lo llevaré conmigo», reflexiona el entrenador verdiblanco a poco más de dos días para el definitivo partido en La Cerámica ante el Villarreal B, en el que al Racing le basta con un punto en la última jornada de la competición regular para clasificarse para la fase de ascenso.

Tiene al equipo fino; en forma, más allá de una acumulación de minutos que pueda pesar. Lo repite y lo defiende, pero matiza que no más que sus rivales. No es un factor diferencial. ¿Por qué? Porque lo mismo les ocurre a los rivales. «Siempre os digo lo mismo: Los futbolistas están preparados para jugar de manera continua. Son unos animales físicos. Pero todos, no solo los nuestros. El fútbol actual no tiene nada que ver con hace diez años; ahora los jugadores se van de vacaciones y a los tres días ya están trabajando por su cuenta con su entrenador personal. Están muy preparados». Por eso el facto diferencia es otro: «Lo que marca la diferencia es muchas veces el aspecto mental y motivacional, y ahí estamos bien; equilibrados. Creo que el equipo llega en un buen momento y ahora tenemos que pensar solo en el partido del domingo. Luego, ya lo haremos en lo demás».

Sin ex ceso de confianza ni euforia, el Racing sí llega con gran autoestima y confianza en sus posibilidades. Un trabajo mental que fue muy necesario hace un par de meses pero que a base de resultados ya ha germinado en la plantilla. Motivar «es más sencillo ahora, porque está tocándolo, acariciándolo y no hay que hacer demasiado. Todos somos conscientes de la situación que tenemos, de dónde estamos y a dónde queremos llegar. Lo decía Pablo (Alvarez) en una entrevista esta semana con la que estoy totalmente de acuerdo: este año hay muchos equipos que han hecho una gran temporada. Hace dos semanas había once peleando una plaza de play off, y fíjate dónde estamos nosotros. Eso es por méritos propios y ahora lo que tenemos que hacer es consolidar esa plaza de play off con un buen resultado».

Ese rendimiento por encima de lo esperado –a principio de curso el objetivo era la zona templada; una permanencia tranquila– es uno de los motivos de orgullo del técnico asturiano. Algo que siempre destaca. «Ahora tenemos una oportunidad de estar donde queremos. Lo decía hace muchísimas semanas; para conseguir cosas extraordinarias hay que hacer esfuerzos extraordinarios. Cuesta mucho meterte ahí y ahora hay muchos equipos con más potencial económico que nosotros que sin embargo están por detrás. Seguimos con nuestra ilusión, ganas, desempeño y certeza de que vamos a conseguirlo», insiste. Y con ganas y necesidad de rematar, porque «siempre importa el siguiente partido. Lo anterior cuenta para muy poco».

Y todo sin euforia. Ya lo avisaba desde hace semanas, pero la derrota ante el Real Zaragoza ha enfatizado incluso más su discurso: El Racing no reservará nada porque se lo juega todo; porque nada tiene hecho: «Yo solo pienso en el partido contra el Villarreal; no podemos pensar en otra cosa, porque no tenemos nada conseguido. Lo que venga después lo afrontaremos con los que tengamos, y con ellos decidiremos el mejor once y equipo para afrontar cada partido».

Es decir, que no reservará. En principio, y salvo que se trate de una jugada para despistar, ni al renqueante Íñigo Vicente ni a un Manu Hernando imprescindible desde su llegada en enero y que suma cuatro tarjetas amarillas. La cuenta no se pone a cero de cara al play off, de modo que de ver una quinta y clasificarse el Racing se perdería el partido de ida de la primera eliminatoria. Lo que pasa es que el entrenador lo tiene claro: para disputarlo antes hay que clasificarse, y de nada sirve reservar poniendo en juego aquello para lo que se ha trabajado.

«Tenemos que ir con mucho respeto –enfatiza en esta línea–, sabiendo el partido que tenemos que jugar, que va a haber dificultades y que nadie nos va a regalar nada. Conscientes de que hasta la jornada 41 hemos sido merecedores de estar donde estamos, pero que lo importante es estar a final de temporada en esa plaza de play off que nos garantice luchar por una plaza en Primera División». Esa de la que el Racing vive exiliado desde 2012 y que por primera vez comienza a vislumbrar de nuevo tras atravesar su época más oscura.

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