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La del Racing y el Fuenlabrada, adversario mañana (Campos de Sport, 16.00 horas) de los de Cristóbal Parralo, fue en los últimos tiempos una historia de vidas paralelas. La de dos equipos que hace apenas unos meses se vieron las caras en un ... enfrentamiento testimonial: el que debía elegir a doble partido el campeón de Segunda División B. A ninguno de los dos les importaba mucho aquel trámite, por mucho que hubiera un título oficial en juego, e incluso pactaron un cambio de fechas para quitarse cuanto antes la eliminatoria de encima. Los dos habían ascendido, que era lo que importaba y aquello se había convertido, a ojos de ambos clubes -quizá fuera diferente si se preguntara a sus aficionados- más un castigo o un incómodo trámite que un premio.
Desde aquella final el Racing solo ha ganado dos partidos oficiales: en casa ante el Mirandés y el Extremadura (4-0 y 3-0). Todo lo demás empates y derrotas. De hecho, los verdiblancos, entonces entrenados por Iván Ania, ya llegaron a aquella fase final algo justos. Varias jornadas sin ganar, encadenando un empate tras otro y huérfanos de victorias incluso en la fase de ascenso, en la que el Racing consiguió su objetivo con un doble empate.
Cuando aquel duelo se cerró con victoria madrileña (1-2 en los Campos de Sport y empate sin goles en el Fernando Torres) aquello poco importaba. No era más que el epílogo de la temporada. Pero diferente es el escenario al que se han debido enfrentar los cántabros posteriormente. Y la comparación con el Fuenlabrada ilustra la situación.
Al comenzar el curso el Racing ya era consciente de que el objetivo era la permanencia; de la necesidad de configurar una plantilla para evitar el descenso desde la economía de guerra. De hecho, y a pesar del esfuerzo del Grupo Pitma en forma de ampliación de capital, los verdiblancos se tuvieron que adaptar a un techo salarial de 5.078.000 euros. El cuarto más bajo de la categoría, aunque prácticamente idéntico al de un Elche que, quinto por la cola en lo que a capacidad económica se refiere, solo le aventajaba en 6.000 euros.
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Con estas premisas tuvo que construir Chuti Molina una plantilla que, dadas las circunstancias, presenta carencias. Algo esperado. Pero no lo es tanto el gran rendimiento de los madrileños, que con una disponibilidad sensiblemente menor, 4.052.000 euros de techo salarial, un millón menos que el Racing, ocupan la cuarta plaza. Y llegaron a marchar segundos, un puesto de ascenso directo.
El Fuenla ha conseguido así lo que Molina ha intentado por ahora sin éxito: armar una plantilla competitiva en Segunda División. Y ha hecho además de la necesidad virtud, puesto que el equipo de Mere juega semana tras semana con prácticamente el mismo bloque del ascenso. Apenas uno o dos fichajes se cuelan habitualmente en el once titular madrileño. El club fichó hasta a trece futbolistas, muchos de ellos para completar pla lantilla y condicionado por el tope salarial, pero la mayor parte no para ser titulares. Y sin embargo el Fuenla transita desde principio de temporada por la zona noble de la clasificación.
Esta es otra de las diferencias con un Racing que también se reforzó mucho durante el verano. Los cántabros ficharon diez futbolistas, a los que hay que añadir las repescas de Lombardo y Nico Hidalgo, que en ambos casos prorrogaron su cesión por una temporada más. Lo habitual es que medio equipo titular del Racing lo integren estos refuerzos de verano, en una situación muy diferente a la de su adversario de mañana. Sin embargo, el rendimiento de este nuevo bloque ha sido muy inferior al de su rival, lo que ha llevado al cambio de entrenador y a la difícil situación deportiva que atraviesa el Racing.
Pero más allá de todos estos condicionantes hay dos evidencias. El Fuenlabrada es sobre el papel un equipo del potencial del Racing y al que los cántabros necesitan ganar para no hundirse en los puestos de descenso. Y esta presunción de igualdad, por mucho que la clasificación y el rendimiento verdiblanco digan otra cosa, es la que incluso el técnico de los madrileños, Mere Hermoso, destaca. «Tenemos clarísimo que es un partido muy complicado entre iguales», explicaba ayer.
«Ellos tienen una gran plantilla, y aunque no arrancaron muy bien la competición y les está costando muchísimo ganar partidos, tienen jugadores muy determinantes que particularmente a mí me encantan, con gol y desequilibrio, como pueden ser Lombardo, Yoda y Cejudo. Tienen muchísimo talento ofensivo». El entrenador se refería también a un clásico del fútbol, pero que en este caso, más allá del lugar común, cobra sentido: la igualdad de esta Segunda División. «Según repartas tus goles te va en el campeonato de una forma muy diferente. La actual situación dice mucho bueno de nosotros, ya que significa que hemos sido muy competitivos y que hemos sabido administrar muy bien nuestros marcadores. Ese factor lo dominamos». Justo al contrario que un Racing que no solo ha gestionado mal los finales de los partidos, sino que ha ganado por goleada y ha perdido la mitad de sus partidos por solo un tanto, por no hablar de la multitud de empates cosechados.
«Al Racing al final lo que le está faltando es ese acierto o esa brillantez ofensiva para ganar partidos -explicaba ayer Mere-, ya que ha empatado muchísimo, lo que significa que de momento no les da para ganar, pero seguro que irán ganando partidos y nosotros vamos a intentar que no sea esta semana».
También ve un equipo diferente con el cambio de entrenador, algo que ha apuntado además algún jugador verdiblanco. «Ahora, con Cristóbal Parralo, están en ese proceso de activación -explicaba-, intentando ser un equipo nuevo, más práctico y que se equivoque poco. Esperamos un rival de ese tipo y ahora están en un momento peligroso, porque creo que van a ser muy competitivos, ya que cada tres puntos que hay en juego los van a luchar a tope. El partido del viernes va a ser muy difícil y pensamos que los jugadores tienen claro la dificultad que entraña el encuentro ante el Racing, ya que no nos van a regalar nada».
De hecho, los números hablaban a principio de curso a favor de los cántabros. Molina contaba con más presupuesto, masa social e instalaciones para afrontar el regreso a Segunda. Pero el fútbol se empeña siempre en romper algunos pronósticos y el Fuenlabrada se ha transformado en el equipo revelación de la temporada. Ese que estaba llamado a llevar una línea paralela con el Racing, pero que cada vez marca un trazo más divergente. Y eso es precisamente lo que los verdiblancos aspiran a revertir a partir de mañana.
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