![Una estrella incuestionable](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202112/12/media/cortadas/69856183--1968x1320.jpg)
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En apenas cinco minutos, anoche Pablo Torre demostró a Romo por qué su titularidad debe ser incuestionable. Tras el calentamiento, el chaval se había quedado practicando el lanzamiento a puerta desde el borde del área. Luego saldría el último, con gesto de concentración. Después del hundimiento frente a los pucelanos, el míster le había alineado de inicio, quién sabe si cediendo ante el clamor popular.
Los primeros compases se prometían muy felices, con Torre asociándose con Camus, justo por la zona de la chiquillería. Pero el tempranero gol visitante heló los ánimos locales. Hasta el nueve, con una falta sobre Camus, casi parecía un dejà vu de la última jornada, cuando Torre intentó colarla por el palo corto. Esta vez buscó el segundo palo y la coló por la escuadra. Allí donde nadie llega. Una locura. «¡Vamos, vamos!», se podía leer en sus labios, en el centro de la piña. Aunque con quien más lo celebra es con Íñigo: la complicidad es absoluta.
El segundo, tras cazar de volea una de esas jugadas inexplicables de Soko, Pablo lo celebra tirando de la camiseta. «¡Romo, quita a Pablo!», gritaron entonces desde la grada. Era el minuto catorce. También La Gradona le rinde tributo, en el veintisiete: «Pablo, Pablo Torre, Torre», corean.
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Con el equipo inexplicablemente colgado del larguero, llega el empate. Y la bronca del público, que silba al míster. Pablo está a punto de arreglar el desaguisado en el descuento: caracolea entre cuatro rivales y sirve a Cedric, pero el delantero tiene la mirilla desviada. Un minuto después, de nuevo un golpe franco lateral mete el miedo en el cuerpo a los rivales. Esta vez no hubo suerte.
La segunda parte es un páramo. Con Romo muchos minutos sentado en el banquillo, Torre intenta entrar en juego retrasando su posición, pero ahí no hace daño al rival. Sí lo consigue cuando se acerca al área y conecta con Soko, pero el asistente lo anula todo con la bandera en ristre.
En el sesenta y tres, Torre frena un contragolpe. Visiblemente cansado por el esfuerzo, su movilidad iría decreciendo. Pero esta vez no es el primer cambio: Romo prefirió sustituir a Cedric antes que arriesgarse a una bronca de la grada. Ni siquiera con el gol de la victoria le sienta.
En el setenta y siete, Iturraspe le cazó por detrás. Con Tienza en la banda, Torre miró al banquillo, como preguntando «¿Ya me toca?». Romo le decía por gestos: «Aguanta un poco». Pero está tieso, como se ve cuando vuelve a renunciar a un contragolpe.
A falta de tres minutos, Romo al fin se atreve a retirarlo. Y se va con ovación de gala, dejando claras las preferencias de la afición. No hay debate.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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