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Un Arenas-Racing era hace noventa años un duelo de altura, pero ahora le sabe a barro a un Racing que juega mucho más a las distopías que a las ucronías. Porque jugarse en Gobela caer más aún por debajo de los tres ... primeros puestos -de hecho ya está fuera de ellos, aunque con dos partidos pendientes por disputar- en uno de los diez grupos de la tercera categoría del fútbol, que suene a ese tópico gastado de final un partido en diciembre y ante el Arenas, tendría mucho de distópico hace apenas una década. De hecho, en cualquier momento de la historia del Racing que no sea el actual. Tan distópico como que nos hubieran contado la nueva normalidad en enero. Pero así es.
El Racing juega hoy a a las cinco de la tarde, una hora clásica. Contra un clásico venido a menos como el Arenas, un incómodo espejo que devuelve un reflejo que se debe evitar y con una sensación clásica: la de que su entrenador se la juega. Y con solo un puñado de partidos a las espaldas. Pero el mal juego, la derrota en Leioa, la eliminación copera ante la Mutilvera y la escasez de puntos y de goles en un equipo obligado a jugar a grande pesan demasiado.
En plena deriva, una de las pocas cosas que están claras es que Iván Crespo volverá a ser el portero tras dejar su sitio a Lucas Díaz en el torneo del KO. Por lo demás, hay que imaginar qué Racing tocará sobre el césped sintético de un Gobela que será más que nunca una caja de cerillas para los verdiblancos. Estrecha, áspera e incediaria, según el resultado con el que se regrese a Santander y según cómo lo acepte un entorno cada vez más quemado.
También parece claro que Jon Ander merece una oportunidad en el ataque. El vitoriano, que llegó hace dos años y medio en pleno chutismo para ser un jugador de banquillo, que con el ascenso a Segunda y su larga lesión parecía no tener sitio, que este año volvía a tener rol de suplente, compite por el puesto con Balboa y quién sabe si también con Cedric. Al final el alavés lleva dos tantos, frente al solitario gol del uruguayo y un jugador franquicia, o el que debía ser jugador franquicia, que todavía no se ha estrenado en competición oficial.
Otra certeza, al menos hasta ahora, es que para Rozada Álvaro Cejudo y Pablo Torre son incompatibles. Los dos jugadores distintos, diferentes, de un Racing que quiere jugar a grande pero se parapeta a menudo en una defensa de cinco, nunca coindicen. La promesa y el veterano, el canterano y el trotamundos deben repartirse protagonismo, aunque por lo general es el andaluz, el mejor el año pasado en Segunda División, el que sale perdiendo. Eso sí, en el escenario de hoy quizá pierdan los dos.
Lo demás, todo por ver en un equipo que ha utilizado ya cuatro sistemas y migrado de uno a otro en innumerables ocasiones. Un Racing que, al menos de momento, no tiene nada claro a lo que juega y a cuyos jugadores ya les ha mandado un mensaje el entrenador. no le gusta la actitud en el campo. Que no se creen que son el Racing; vamos. El asunto es qué es el Racing hoy en día. Rozada se lleva a veinte jugadores. Otra cosa es cómo los utilice. De momento, Ismael Benktib, el hasta ahora indiscutible Diego Ceballos y el renqueante Pablo Andrade se quedarán en Santander.
Ayer los verdiblancos entrenaron por última vez antes de partir hoy a Gobela en un viaje de ida y vuelta hacia la gloria efímera de las vacaciones de fin de año o hacia el matadero. Entre esos veinte está Álvaro Bustos, que se sometió ayer a una prueba y de momento está en la lista. Las sensaciones fueron buenas y está claro que el míster necesita jugadores con chispa. Y el extremo asturiano lo es.
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Eso sí; el fútbol es así: Tres puntos cerrarían, aunque superficialmente, algunas heridas para pasar un cambio de año tranquilo y tratar de reconstruirse. Olvidar un 2020 que también en lo racinguista ha sido nefasto y volver a reconstruir, esta vez con criterio, la reconstrucción del Racing. De eso depende que el espejo de Gobela no devuelva el desagradable reflejo. De que los verdiblancos no terminen ofreciendo la imagen de ser un equipo de Segunda B (de Primera RFEF, que se dirá en el futuro o de Tercera División, como se decía antes) que circunstancialmente estuvo medio siglo en la élite.
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