Exceso de confianza

la contracrónica ·
Lápsus. Un error de Germán acabó marcando el partido y aunque achicó muchos balones, no tuvo la consistencia de costumbre

Javier Menéndez Llamazares

Domingo, 22 de enero 2023, 01:00 | Actualizado 13:45h.

Si algo le está tocando a Germán Sánchez esta temporada es sobreponerse a las adversidades, porque el curso está resultando para el jugador una montaña ... rusa: de lo más alto a lo más bajo, y vuelta a girar la rueda. Justo cuando había logrado salir de esa espiral de suplencias, tarjetas y algún error puntual que le había lastrado en la primera vuelta. Y eso que el partido en Mendizorroza comenzó bien, con un Alavés cuyos primeros intentos de acercarse eran balones colgados al área, tan centrados y lejanos que el central gaditano debía de estar relamiéndose, tras despejar con jerarquía, primero con la cabeza y más tarde lo hizo con el pie.

Al zaguero le tocaba medirse a un exracinguista, un Mamadou Sylla cuyo fugaz paso en la segunda vuelta de la 2014/2015 no resultó demasiado brillante, pero que no dejaría de batallar con Germán y Alves, siempre tratando de buscar el espacio entre los centrales. Firme en la zona diestra, aquella parecía la banda de los renacidos: Saúl, Jordi Mboula y el propio Germán han sido los más beneficiados con el cambio de entrenador, y los tres llegaban al partido en un momento muy dulce. Pero las alegrías duran siempre poco en la casa del pobre: un exceso de confianza de Germán acabaría marcando el partido. El central llegó fácil a un balón colgado desde la izquierda, buscando a Sylla. Con tanta ventaja que, en lugar de despejar, Germán pareció optar por conservar el balón, peinándolo hacia el área.

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Quién sabe qué fallaría, si el cálculo de fuerza o la medición de distancias, pero lo cierto es que su cabezazo dejó al alavesista Rioja en una situación inmejorable para abrir el marcador. El zaguero no podía creérselo y se perdía en gestos de asombro, y de disculpa. Pero no había tiempo para lamentaciones: tocaba rehacerse, porque el rival había olido sangre y el trabajo se multiplicaba. Es difícil hablar de nervios en un jugador con la veteranía de Germán, pero cuando las cosas se tuercen... Aunque Germán lograría achicar muchos balones, la consistencia de costumbre no acababa de llegar. En la reanudación, aunque empezó tapando muy bien un remate desde el balcón del área de Sevilla, la mejor ocasión para los blanquiazules llegó tras una acción que el central, en principio, parecía haber resuelto con solvencia: muy bien colocado en mitad del área, logró cortar un peligroso pase lateral del extremo, pero acabó dándosela, muy mansa, a Salva Sevilla en la frontal.

Empezaban entonces minutos muy complicados para la zaga racinguista, a la que los locales apretarían hasta embotellarla. Germán encadenó entonces varias buenas acciones; aunque no con la jerarquía habitual -Sylla reclamó mano en un despeje de Alves que acabó rozando a Sánchez-, logró frustrar muchas acciones de Salva Sevilla y Guridi, hiperactivos en esa fase del partido. Cuando más entonado parecía el gaditano, el penalti de Dani Fernández a Duarte vendría precedido de un intento de despeje de Germán, con la espuela dentro del área, que no resultó muy afortunado. Por mucho que luego tratara de convencer al colegiado, no sirvió de nada.

La puntilla llegaría en el tramo final del encuentro, cuando el poderío físico de Sylla acabaría imponiéndose, y el premio a la insistencia le llegaría con el tercer gol, que Germán, a pesar de su sprint, no estuvo ni cerca de poder evitar. Toca, pues, sobreponerse de nuevo a los contratiempos, en una temporada que no está resultando nada fácil para el central.