Una fiesta entre enemigos íntimos

Este ha sido el efecto de las restricciones de LaLiga a la zona visitante de El Molinón, que limita al club asturiano, según la propia entidad ha hecho público, a 570 las entradas que puede ofrecer. El Racing, por su parte, se ha atenido al criterio de reciprocidad para proteger sus intereses y los de sus aficionados. El resultado, que montañeses y astures verán el partido codo con codo, justo al contrario de lo que propugnan, con más o menos razón, la LFP y el CSD. Y precisamente por sus normativas.

Que la Comisión Antiviolencia declarara el partido de mañana de alto riesgo tendrá así efectos en el dispositivo policial y las exigencias en los accesos que se impondrá alRacing, pero desde el punto de vista organizativo será una medida cosmética. El CSD anunció su decisión el lunes, cuando ya se habían vendido la mayor parte de las entradas, y pocas horas después, el martes a las tres de la tarde, ya se habían agotado todas en el que será el primer lleno de la temporada en los Campos de Sport.

La catalogación responde al gran desplazamiento y la proximidad de ambos clubes y era moderadamente previsible, si bien la buena relación entre ambas aficiones y entidades ha dejado unos antecedentes en los que los duelos han sido, en una y otra ciudad, fiestas deportivas y sociales sin ningún incidente reseñable.

El hecho de que los clubes solo hayan intercambiado 570 entradas por las restricciones de seguridad que el Sporting ha señalado que le impone LaLiga ha provocado el efecto contrario. Ante la escasez de localidades (el club asturiano registró unas 3.000 peticiones para el sorteo), la hinchada gijonesa optó por dos vías: buscar contactos en Cantabria que les retiraran entradas en el momento en que estaban reservadas solo a los abonados y, ya el mismo martes, adquirirlas electrónicamente o incluso desplazarse a Santander para comprarlas físicamente.

En consecuencia, una de las medidas de seguridad que impulsa Antiviolencia, que las aficiones estén separadas, con un recinto específico y exclusivo para la visitante, será imposible de llevar a cabo precisamente por las exigencias de seguridad de LaLiga. Tampoco embolsar la expedición foránea a la entrada y salida de la ciudad. Las personas que se desplacen en viaje organizado, a grandes rasgos –aunque no siempre es así–, las poseedoras de las 570 localidades enviadas a un precio de veinte euros– sí lo estarán, pero no las más de un millar que, según los cálculos de las peñas sportinguistas, han adquirido billetes por su cuenta y viajaran en coches particulares.

En cuanto a los puntos de encuentro, los verdiblancos serán los de siempre: la zona de El Sardinero y, en menor medida, Peña Herbosa. Allí también se verán camisetas rojiblancas, pero la fiesta asturiana suele concentrarse en la Plaza Cañadío y este año tampoco faltará su pase obligado por el Centro Astuiano ubicado en al calle de Peñas Redondas.

En cualquier caso, y más allá de lo que marque el dispositivo policial, se vivirá un encuentro de ambas aficiones, como se ha hecho común en los últimos tiempos cuando Racing y Sporting han coincidido en la categoría. Un encuentro no del tipo que le gusta a LaLiga, pero que sus propias decisiones han propiciado.