Guille Fernández Romo vuelve al Racing para ser el entrenador y el director técnico

El joven entrenador cerró en la jornada del pasado martes su pase al Racing, tras aceptar la ambiciosa propuesta verdiblanca que supera con creces todos los retos que ha asumido hasta el momento. El que fuera una apuesta personal del exdirector deportivo racinguista Chuti Molina en 2018 es además especialista en psicología deportiva y en coaching, técnica que utiliza en su día a día en los banquillos.

Posee una amplia trayectoria, pese a su juventud, en la que ha alternado las labores propias de un entrenador con las de la captación de talento, formador de jóvenes e incluso las de dirección deportiva. Del Racing salió en el verano de 2018 rumbo a la Sociedad Deportiva Ejea, para continuar dirigiendo en la división de bronce del fútbol español –por aquel entonces la Segunda B– donde fue el máximo responsable del Fútbol Club Jumilla, el Centre d'Esports Sabadell y el Olímpic de Xàtiva. Su experiencia en los banquillos fue creciendo en la Tercera División, donde fue campeón del Grupo III con la Sociedad Deportiva Noja, y ha sido segundo en el Club Deportivo Alcoyano, la Unión Deportiva Melilla, el filial del Betis y el Pontevedra CF.

Guille para los amigos y Guillermo F. Romo para sus redes sociales y para quienes le conocen en el mundo del fútbol es el elegido por los propietarios del Racing para depositar toda la confianza de su nuevo proyecto de ascenso al fútbol profesional. El madrileño ha convencido a la directiva, que buscaba un perfil muy ambicioso y en el que figuraran temporadas lidiando con la máxima presión. Para sustituir a Solabarrieta querían a alguien con experiencia en categorías superiores, quizás de lo poco que le falta a Guille Romo. Su coincidencia con el ahora director general en el Racing, Víctor Alonso, en el Murcia (2016) donde ejerció como director técnico ha sido fundamental para que su nombre volteara buena parte de los candidatos que aparecían en la lista de preferencias. Algo similar le trajo a Santander en 2018, cuando Molina –con quien había coincidido en el Betis, donde el madrileño coordinó la captación de la cantera verdiblanca y ejerció de segundo entrenador de Óscar Cano en el filial y el manchego la dirección deportiva– le llamó para formar parte del primer proyecto de Pitma al frente del Racing.

Los dueños del club apuestan por un entrenador muy formado, con 150 partidos en los banquillos de Segunda B, con una amplia trayectoria en las labores de búsqueda de talento y con hambre. Quizás este último argumento, muy habitual en la última década en el Racing, choca con el deseo original tras el desastre de Solabarrieta sea el único que han cambiado de repente en el despacho de El Sardinero. Si la apuesta por el técnico de Ondárroa, que el sábado recogerá los bártulos de La Albericia, tras un breve periodo de cinco meses como racinguista, fue arriesgada por la precocidad con la que le llegó la oportunidad –avalado por Amorrortu–, la de Fernández Romo también lo es por su pasado vinculado a Molina, pero es innegable que su trayectoria le otorga el beneficio de la duda.

Los propietarios del Racing le dan una vuelta de tuerca más y después de hacer borrón y cuenta nueva, de despedir a todos los que fueron los pilares del anterior proyecto depositan toda la confianza en este joven madrileño de 42 años. Será él quien arme el equipo con el que el Racing deberá aspirar al fútbol profesional, ese en el que el propio Guillermo Fernández Romo no ha debutado y en el que el club debe militar para lograr la ansiada estabilidad.

En esas lides, las de la dirección deportiva, el nuevo entrenador del Racing ha tenido también su protagonismo. Fue el encargado de intentar devolver al Real Murcia en 2016 a la Segunda División y también ejerció como máximo responsable de la parcela deportiva del Jumilla. Pero su experiencia en labores de adoctrinamiento y captación no se quedan en el fútbol nacional, también actuó de ojeador en el Os Belenenses de la Primera División portuguesa, donde ocupó el puesto de ojeador. Su profunda raíz académica le llevó pronto a sacarse el título de entrenador Nivel UEFA PRO, lo mismo que el de Director Deportivo de la Real Federación Española de Fútbol.

Guillermo Fernández Romo ya ejerce como tal, para sentarse en el banquillo tendrá que esperar al verano. Su primer paso será el de elaborar un informe de quiénes de los jugadores que están continúan, a quiénes se les buscará salida, renovaciones... Y luego, si es que no lo ha hecho ya, proponer al club la contratación de este y de aquel.