¿Qué hacemos con el 4-4-2?

La semana previa a la goleada ya había ensayado ambas tácticas, como había hecho antes durante la pretemporada, y ni siquiera se molestó en ocultarlo. Incluso, mientras tuvo disponible al recién llegado –y recién lesionado– Meseguer, también ensayó un 4-3-3. Consciente de que los adversarios tienen muy estudiado al Racing y han aprendido a contrarrestar una táctica que se sabe de memoria, quería introducir nuevas estrategias y recursos. No para desterrar su 4-2-3-1 de cabecera, sino para sorprender, ofrecer nuevas alternativas e impulsar un cambio.

El plan funcionó ante un adversario que tal vez concediera demasiadas facilidades, pero un 6-0 pesa. Y mucho. La dupla formada por Arana y Karrikaburu ya no es solo un recurso durante algunos minutos en el segundo tiempo. Es ya también una puesta en escena sólida para arrancar.

Aunque solo él lo sabe, todo apunta a que JAL alternará ambos sistemas y que la propuesta de dos delanteros seguirá funcionando como recurso sin desterrar los automatismos generados durante ya dos años. Lo que sí está claro es que según opte por uno u otro dibujo, la función e incluso el protagonismo de algunos de sus futbolistas cambiarán. Bien porque adapten sus funciones o roles o bien porque les sea más o menos sencillo entrar en el once inicial.

Por lo visto hasta ahora, tanto el domingo pasado como en los momentos en los que Arana y Karri coincidieron sobre el césped, el cambio de planteamiento no afecta a la defensa. Ni en cuanto a sistema ni a quiénes jueguen la parcela central y en los laterales. Pero a partir de la medular el asunto cambia.

Hasta ahora Vencedor y Aldasoro han sido poco menos que intocables, máxime tras la lesión de Íñigo Sainz-Maza. El fichaje de Meseguer, un mediocentro con vocación más ofensiva, dará profundidad de plantilla, alternativas tácticas y la posibilidad de alinearle incluso como mediapunta, una función que cuando ha sido necesario ha asumido hasta ahora Aldasoro. Probar, en definitiva, cosas nuevas: un 4-3-3 o un 4-1-4-1. También alinear un doble pivote más creativo u ofensivo. Sin embargo, la rotura fibrilar sufrida la semana pasada, solo unos días después de su debut, ha obligado a aplazar cualquier ensayo en este sentido.

Pero los verdaderos cambios llegan en el ataque, una línea en la que el estatus y función de cada uno estaba muy claro en los primeros meses de competición. Ahora, con otras variantes, hay nuevos planteamientos –que no estilo– y futbolistas que deben asumir funciones ligeramente distintas, especialmente en bloque alto.

En las bandas, la presencia de dos puntas deja en principio –y salvo que los 'nueves' caigan a banda– menos espacio para que Andrés e Íñigo Vicente busquen en centro de la línea de tres cuartos. El domingo el Mago de Derio estaba sancionado por acumulación de amonestaciones, con lo que no se pudo ver cómo se adapta al dibujo clásico y si modificaba de algún modo su juego. Al sevillano pareció darle igual. Se le vio igual de cómodo.

Los extremos más puros de la plantilla, Suli Cámara y Marco Sangalli, tienen rol de suplentes, al menos en el centro del campo, porque las lesiones y su extraordinario rendimiento en el lateral derecho han hecho titular al guipuzcoano en las últimas semanas en la defensa. Falta también, por lo tanto, por comprobar, si brillan más con un sistema que se amolda muy bien a sus características.

Por contra, hasta que Jeremy regrese de su convocatoria internacional y Ekain –que hasta su llegada a Santander había desarrollado la mayor parte de su carrera como mediapunta– se recupere, el primer equipo solo tiene dos delanteros específicos, con lo que alinear a dos delanteros deja el banquillo sin 'nueve' de refresco.

La ausencia de mediapunta pone las cosas más difíciles a Pablo Rodríguez —que además puede tener más competencia con la llegada de Víctor Meseguer, adaptable a la posición–, del mismo modo que disponer un solo delantero centro se las ha complicado a Jon Karrikaburu dado el rendimiento y la ascendencia de Juan Carlos Arana.

Ni siquiera el juego de ambos, dos atacantes muy complementarios, es idéntico si actúan o no en solitario, al darse mutuamente alternativas a costa, eso sí, de sacrificar presencia en esa zona de tres cuartos. Pero al mismo tiempo tienen más libertad para caer en ocasiones a banda, abriendo espacios por el centro y arrastrando defensas para los creativos Vicente y Andrés que, ahí, sí, pueden aprovechar su posición a pierna cambiada. A Pablo Rodríguez le vinieron bien el domingo esos huecos.