Higuera y Ceria seguirán adelante con el proyecto de reforma de los Campos de Sport

Otro frente distinto es el de la reforma del estadio. Es decir, aquellas actuaciones destinadas a mejorar un estadio en un pésimo estado de conservación, poco operativo para las necesidades actuales del fútbol y que no se presta a generar ingresos atípicos ni abrirse a la sociedad cántabra para buscar un mayor sentimiento de conexión con el club, además de abrir los bajos del estadio, actualmente desaprovechados en su mayor parte, a diferentes usos además del puramente deportivo.

El grupo Pitma ya había encargado un proyecto estético y funcional de reforma. Ese que esperaba haber presentado en abril y que aún no ha llegado, aunque poco antes de abandonar el Racing Alfredo Pérez ya había recibido un último borrador. Manolo Higuera y su socio capitalista, Sebastián Ceria, lo han heredado y tratarán de llevarlo adelante.

El problema es el mismo con el que se encontraban Alfredo Pérez y Pedro Ortiz: el Racing no se puede permitir afrontarlo en solitario. Por más que las actuaciones de la Casona vayan a mejorar notablemente la apariencia y funcionalidad de El Sardinero (la gran prioridad, además de los torno que LaLiga colocará de forma inminente, son los asientos) son necesarias otras actuaciones. Pérez estimaba en su momento que podían ascender a entre diez y veinte millones de euros, según lo ambiciosa que fuera la reforma. Incluso había comprometido una cantidad de entre uno y dos millones que el Racing invertiría en mejoras que se unirían a las que está efectuando el Ayuntamiento. Ahora Higuera y Ceria deben decidir si las ponen en marcha en el corto plazo, pero, sobre todo, seguir con un proceso largo y complejo, pero en el que tienen una firme voluntad.

El principal escollo es la financiación. El anterior Gobierno de Cantabria, que incumplió hace cinco años su palabra de invertir en publicidad institucional, nunca llegó a recibir una propuesta o solicitud para participar en la remodelación. El principal motivo, que aún no había proyecto como tal, pero además había poca confianza en que se implicara, dados los antecedentes.

Cuando Gema Igual presentó a principios de año junto a Alfredo Pérez las actuaciones de urgencia en el estadio, hizo un llamamiento público al Ejecutivo para que colaborara en la recuperación del campo, como hizo en El Malecón. Ahora la alcaldesa, número dos de la nueva presidenta, María José Sáenz de Buruaga, tendrá otra interlocutora: su compañera de partido, con un gobierno municipal de autonómico del mismo color.

Tampoco el gabinete de Buruaga, por otra parte en plena constitución, ha recibido aún nada. El primer paso es el relevo de poderes en el Racing, momento a partir del cual Higuera y su nuevo equipo recibirán el último borrador que la empresa de diseño envió a Santander. Si les satisface, deberán llevar a cabo dos pasos simultáneos. Por una parte, encargar a un estudio que convierta en proyecto arquitectónico esta propuesta estética y formal. Por otra, comenzar a buscar financiación para unos trabajos que en ningún caso el club puede afrontar en solitario, aunque destine los recursos que LaLiga exige invertir en infraestructuras a ese fin.

Lo que sí seguirá adelante en cualquier caso y siempre en un corto plazo es la sustitución de todos los asientos de los Campos de Sport y la colocación de los 'rail-seats' que permitan que toda la Preferencia Norte, rebautizada como Gradona de los Malditos se convierta en grada de animación (hasta ahora solo lo había sido en su parte central). Las localidades se sustituirán por fases durante la Liga, por lo que en algunos partidos puede ser necesario reubicar a los abonados de ciertas zonas.

El sistema de iluminación ya se sustituyó a finales de la temporada pasada (también con cargo al Ayuntamiento de Santander) para adecuarse a las exigencias de LaLiga, y posteriormente deben llegar la impermeabilización del edificio, aún con graves goteras prácticamente en todas las zonas, y la sustitución de todos los baños una vez se actuó de urgencia para solucionar los problemas de presión y las inundaciones que provocaban.

Pero antes de ponerse en marcha con esas necesarias y urgentes actuaciones Higuera y su equipo deberán desembarcar en el Racing. Su periodo de adaptación será extremadamente rápido, puesto que ya conocen la sociedad, pero han pasado cinco años.