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Carlos Pouso, en la sala de prensa, es desparpajo en estado puro. Cada comparecencia no tiene nada que ver con la anterior y los tópicos apenas tienen hueco en su argumentario. Así que a menudo suelta perlas que llenan el espacio que tantas veces ... ocupan los discursos prefabricados en el fútbol. «Con lo bien que estaba yo en mi despacho. Alguno dirá, 'pues ya te podías haber quedado allí, cabrón'. Pero estoy aquí porque se me ha metido una cosa en la cabeza y yo me muevo por impulsos. Voy a morir en el intento. Lo tengo clarísimo». La sentencia, además de un titular, también es una declaración de intenciones para el partido de este domingo ante el Lealtad y lo que venga después.
La rueda de prensa duró más de 26 minutos, pero Pouso no tenía prisa, pese a que fuera le esperaba una atractiva barbacoa –tradición recuperada de la pasada campaña–. El entrenador del Racing respondía sobre la presión ambiental que existe alrededor de su equipo. «La presión va apareada a la historia del club. Es que yo no he estado en un club tan grande como el Racing. Nunca. Todos vosotros habéis vivido la Primera. Nuestra afición igual. Me hablarían de Benayoun, de Aitor Aguirre, de Maguregui como entrenador y de Marcelino. Ya, pero estamos en Segunda B. Si estuviese en Primera, a lo mejor no estaríamos ninguno aquí. Así que nosotros tenemos que luchar por poner al club un peldaño más arriba de donde estamos».
Según la filosofía del 'Pousismo', hay dos presiones. «La de fuera» y «la que Carlos Pouso se crea a sí mismo sobre su espalda». «No tiene nada que ver». «Perdemos un partido y tengo ganas de colgarme una piedra al cuello e irme a La Maruca, en marea alta, y que nadie sepa nada de mí. ¿Qué pensáis que la vida de entrenador es de rosas?», continuó. Y se pueden seguir sacando extractos de su última respuesta, porque no tiene desperdicio. «Todo lo que haya externamente, genial. Nunca he estado en un equipo con 8.000 socios y menos en Segunda B. ¿Cómo no va a haber presión? ¿Qué queremos, cobrar de puta madre, tocarnos la vaina y que nos manden el sueldo a casa? ¿Y la afición? Me merece respeto no, veneración, después de tres años en Segunda B. Según explicó, la responsabilidad no le pilla por sorpresa: «Con esa presión sabía que venía. Con toda la ilusión del mundo, con la montera, dos cojones y la bandera de Tafalla –debe ser porque debutó allí–». «Igual estamos peor que cuando llegue. Pues claro que admito la culpa, cuando miro a la gente, que les hablo, me miran a los ojos y se les cae la baba. Mato por ellos», concluyó.
Del partido del domingo contra el Lealtad (este domingo, a las 17.00 horas en Villaviciosa) también habló Carlos Pouso. Para el técnico vasco «es el momento oportuno para romper la mala racha fuera de casa y alcanzar esta meta volante. No va a ser decisivo, pero siempre es importante romper las malas rachas. Estamos concienciados de que es el día». El apoyo de la afición racinguista será clave para el míster: «Nos va a acompañar bastante gente y toda nuestra energía y todo nuestro esfuerzo tiene que ir a que vuelva contenta».
El miércoles pudo ver al conjunto maliayo en directo en su enfrentamiento aplazado contra el Mirandés (ganó el equipo burgalés por 0-1). «Vi al equipo muy entero, muy bien posicionado, muy agresivo y muy intenso». En su opinión, el choque se decidió por «una acción puntual, pero no hubo esa diferencia que puede haber entre el segundo clasificado y un equipo que ahora mismo está en posiciones de descenso». «Tampoco será fácil para el Racing», vaticina el técnico. Sobre el estado del campo de Les Caleyes, el técnico explicó que «estaba un poquito irregular, pero no fatal. No creo que tenga que ser disculpa. Conmigo, disculpas las justas».
Tampoco se puso tiritas por las ausencias de César Díaz y Antonio Tomás, ambos por sanción. «Llorar por las bajas antes de jugar no es mi estilo. Yo confió plenamente en los que están y espero que estén a la altura de los que no nos van a poder ayudar». Poco amigo de hablar individualmente de sus futbolistas, sí que se refirió a Sergio Ruiz. «Es que a mí me gusta mucho. Le veo muchas posibilidades por delante de la defensa y en otros lados. Es muy polivalente, dinámico y fuerte», dijo sobre el astillerense. Lo más probable es que su compañero en el centro del campo este domingo sea Quique Rivero. «En principio mi idea es jugar con él de inicio», reconoció. También Pau Miguélez apunta a la titularidad, en la banda derecha, por delante de un Óscar Fernández al que Pouso no ve aún: «Él mismo reconoce que no está bien después de su lesión».
Pasa de pensar en el primer puesto. «No me planteo otra cosa que no sea el partido del domingo. No me quiero fijar en los demás». E insistió en que ve la botella medio llena: «Sigo diciendo que aprecio mejoría en el juego. Por sacar algún defecto, Pouso reconoció que no se puede quejar de la intensidad, «pero sí me parece que he entrenado grupos con más agresividad. Sobre todo de medio campo hacia adelante».
Se han cumplido dos meses desde su llegada a Santander. En el lado positivo, se queda con la actitud del equipo. «Sus ganas de sacar la situación adelante. A los chavales la implicación no se les puede negar», comentó. Y en el lado contrario, «va a ir en mi debe el no haber sido capaz, de momento, de mejorar lo suficiente fuera para mejorar una victoria».
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