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Al Racing de esta temporada le han pasado tantas cosas que lo que realmente resulta inaudito es que sigan jugando los mismos de siempre. ... Contra las cuerdas y en condiciones más que delicadas elRacing saltó ayer al Ramón de Carranza con las mismas hechuras de siempre. Realmente resulta incomprensible que un equipo que ha ganado dos partidos de 23 repita incansablemente a los mismos jugadores, la alineación y hasta el estilo de juego. Cristóbal insistió una vez más en lo mismo de siempre. La plantilla es tan corta y está tan descompensada que aunque se produzcan salidas y lesiones el cuerpo técnico tiene poco margen de maniobra. Si a eso se le añade que el andaluz no es el adalid de la valentía, el resultado es el de siempre. De poco sirvió –más que para agradecer el gesto– que los jugadores no se merecieran el cruel desenlace.
Después de abrir 2020 con los dos empates frente a Mirandés y Las Palmas y con derrota con el Dépor, si el partido de ayer no era el mejor escenario para haber asumido algún riesgo y haber introducido algún cambio, realmente cuesta pensar cuándo llegarán. El Racing repitió el mismo planteamiento de siempre, con el que ha quedado claro que al equipo no le llega para ganar. No obstante, no es menos cierto que sin Yoda, traspasado dos días antes; Papu, lesionado la víspera, y un accidentado principio de partido a la pizarra de Cristóbal por mucho que se quiera, le sobra la tiza porque no hay nada que apuntar.
En el Racing es imposible llevar a cabo esa manida frase de los gurús deportivos: 'Si quieres resultados distintos, no hagas siempre lo mismo'. Imposible. Urge que Chuti Molina cierre las incorporaciones que se esperan para que el entrenador pueda tener margen de maniobra. Porque el partido de ayer fue la confirmación de que no hay más, se mire por dónde se mire.
Así las cosas, el equipo volvió a carecer de cualquier atisbo de creación con Sergio Ruiz y Mario Ortiz, pundonorosos, pero planos. De nuevo fue predecible en las bandas, donde para colmo sin Nico Hidalgo ni Enzo Lombardo –el primero sacrificado tras la expulsión de Olaortua y el segundo lesionado– sus posibilidades de sorprender se redujeron a la mitad. Cristóbal tuvo que poner a Moi y Cejudo como medidas de urgencia que más que nada sirvió para contemporizar y guardar con dignidad el resultado. Y lo de la delantera... Sin comentarios. No cabe la menor duda de que si un entrenador se ve obligado a utilizar un delantero que tan solo ha metido un gol en catorce partidos es porque no tiene más alternativas. No queda otra.
Quedan 17 jornadas y al Racing le urge reinvertir el dinero que ha recibido por el traspaso de Yoda y repartirlo porque no sólo necesita un futbolista. Si sólo se apuesta por uno, los males de la plantilla seguirán existiendo y el entrenador –Cristóbal y cualquiera que se ponga– tendrá los mismos problemas. El esfuerzo y el generoso ejemplo de solidaridad que demostró el Racing ayer evidenció que no se trata de falta de compromiso si no de que no da más que para empatar. Con el de ayer, quince.
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