Íñigo Vicente, el Mago de José Alberto

Con su gol del viernes, Íñigo Vicente es ya el máximo goleador del Racing: cuatro tantos. Uno más que toda la delantera. Uno más también que Jorge Pombo, el mediapunta diferente que llegó de puntillas y se ha convertido en imprescindible. Uno más también que el durante mucho tiempo pichichi verdiblanco: En propia puerta. Son guarismos muy pobres para una línea de ataque, pero para un extremo y en un Racing que solo ahora, con el técnico asturiano, se despereza de su letargo atacante, siempre como había estado detrás del balón desde comienzo de temporada, se trata de un registro más que digno.

Vicente estaba desde antes incluso de firmar con el Racing en la agenda de Mikel Martika. Y según tomó mando en plaza el guipuzcoano comenzó a trabajar para incorporar al vizcaíno. No era sencillo. Después de dos buenas temporadas en el Bilbao Athletic y un año de adaptación en Segunda, en los dos cursos anteriores había convencido en el Mirandés, que aspiraba a retenerle al finalizar su cesión.

Pero en Ibaigane no es que tuvieran otro plan; es que no había un plan concreto. Inmerso en un proceso electoral, de la mano de uno de los candidatos a presidir el Athletic, llegaba Marcelo Bielsa, que había decidido probarle en la pretemporada de regresar a San Mamés. Al final, la segunda parte fue la del Txingurri Valverde, que no contaba con el de Derio. Apenas le dio unos días de plazo; su salida era un secreto a voces que se concretó cuando se desvinculó del Athletic y el 14 de julio fichó por el Racing. Tres años firmó el vizcaíno: hasta el 30 de junio de 2025, con un club que quería armar en torno a un puñado de futbolistas un proyecto que le consolidara al fin en Segunda División, y con mayores metas a medio plazo, tras una década ominosa. Y quería hacerlo con tiempo; sin prisas.

Le costó encontrar acomodo. No porque Guillermo Fernández Romo no le diera confianza, que la tuvo de sobra, sino porque durante la temporada ha funcionado como un motor diésel hasta llegar a la velocidad de crucero. No le ayudó tampoco la orden que tenía el equipo de jugar casi permanentemente por detrás del balón, pero se consolidó en el equipo y fue mostrando detalles que acallaron las tímidas críticas iniciales. No le dio tampoco apenas opciones por su banda a un Marco Camus que aspiraba a que esta temporada fuera la de su consolidación con el debut en Segunda y ahora ve cómo se le muestra el camino de salida, aunque sea a préstamo, con más incorporaciones en su misma posición.

De menos a más con Romo, la llegada de José Alberto y un fútbol más atrevido le ha beneficiado. El vasco ya ha entrado en el mejor equipo de la jornada y a las órdenes del asturiano suma dos tantos en cinco jornadas, pero solo cuatro como titular. Una gastroenteritis le dejó en el banquillo frente a la Unión Deportiva Las Palmas en un partido en el que dejó su sitio a Yeray. Pero el nuevo entrenador confía tanto o más que su antecesor en él y le dio media hora en Canarias. Frente al Sporting, todavía recién recuperado, disputó el partido casi al completo. Solo un cambio de refresco justo antes de los minutos de la basura.

Fue una declaración de principios de José Alberto, que ya tiene en Íñigo Vicente a su Mago. Pero todavía hace falta que alguno más tenga goles en la chsitera.