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A los nueve minutos de partido, José Luis Oltra comprobó en primera persona lo que le espera: Jordi Figueras cayó lesionado. El míster mandó calentar a Olaortua deprisa y corriendo. Con el catalán se fue la idea de equilibrio defensivo que el nuevo entrenador planteó ... de salida. Tuvo que reinventarse. La primera en la frente. Oltra no descolocó nada de la pizarra de Cristóbal; línea de cuatro, con dos pivotes y en ataque una línea de tres con un punta. Tan sólo cambio dos piezas, Abraham por Moi y Nando por Nico Hidalgo. El sistema fue el mismo, sin embargo dibujó a todos sus peones más adelantados. La diferencia se hizo notar nada más empezar; un Racing intenso y abierto en las bandas le quitó el balón al Almería y hasta el minuto 30 no llegó la primera ocasión de los locales. Oltra cumplió con su anunció y movió a los jugadores según le convino a él y al partido; a Nando y Borja Galán los cambió de banda repetidamente, a Sergio Ruiz le dio libertad para sumar desde la segunda línea y a Cejudo le retrasó para facilitar la salida del balón.
Si Oltra no se había convencido de que lo del Racing es una caso paranormal, al borde del descanso el VAR le llevó la contraria al árbitro tras señalarle un penalti a favor. No se lo podía creer el valenciano. Lo cierto es que la fallida infracción llegó a consecuencia de una incorporación de Abraham con toda la intención, un síntoma novedoso que se repitió constantemente. Los laterales se sumaron al ataque mucho más de lo habitual y la banda izquierda con Abraham y Borja Galán se mantuvo activa.
La primera mitad fue de total dominio racinguista. Oltra no modificó nada en su planteamiento y a pesar de ponerse tan pronto por delante en el marcador, su equipo siguió presionando la salida del Almería, jugando con las bandas abiertas, con laterales convertidos en carrileros y muy ordenados en el centro del campo. Sin excesiva brillantez, pero con mucha más solvencia que casi siempre, el Racing no evitó tener la pelota. Oltra se encontró -porque acaba de llegar él y al igual que el resto- jugadores como Borja Galán, que junto a Cejudo no les importa ser protagonistas, ante la ausencia de Yoda o de Lombardo -o el propio Papu- es una buena noticia comprobar que en situaciones delicadas no se arrugan.
Sin Figueras, el míster se quedó a las primeras de cambio sin un futbolista dotado para el desplazamiento en largo y optó por buscar una salida desde atrás práctica. No obligó a los centrales a jugar por abajo ni a los laterales a abrirse y buscó conectar con el centro del campo. Tampoco le incomodó el Almería y eso le permitió a Olaortua y a Manu Hernando - una pareja de centrales inédita esta temporada- jugar con mucha menos presión.
Al técnico le sobró de partida el plan B, ese que traía preparado como medida de urgencia y que comprendía echar el cerrojo con tres centrales y un centro del campo mucho más estático. La imposibilidad de contar con más efectivos -sobre todo Alexis, lesionado- le hizo recapacitar y el poco aplomo del Almería en el inicio del partido le confirmó que la elección fue la mejor.
Se cumplió el minuto cincuenta y los corazones del míster y del racinguismo no se habían alterado. Sin embargo, los fantasmas del miedo borraron la pizarra. Dos fallos defensivos en el marcaje de los centrales y dos pases erróneos en el centro del campo, uno de Cejudo y otro de Sergio Ruiz, fueron la antesala de un paso atrás general. Sin el balón en su poder, el Racing recuperó su versión dubitativa y Oltra, sin retrasar de partida al equipo, pidió mantener el orden y reducir las subidas de los laterales para acometer el arreón del Almería. Pidió intensidad, pero la insistencia del valenciano fue la de no meterse en el área propia, el eterno error que ha condenado al Racing todo el curso.
El empuje del Almería le complicó la existencia y el debut a Oltra la última media hora de juego. Apuró los cambios, pese a que la falta oxígeno le fue restando precisión a su centro del campo. El primer cambio no cuenta, porque fue obligado como consecuencia de la lesión de Figueras, con el segundo, en cambio, buscó darle refresco a la banda derecha con Carmona. Con el andaluz buscó frenar al Almería más lejos de la portería de Luca Zidane. El entrenador valenciano insistió, pese al control del Almería, en su deseo de no encerrarse. No cambió nada y se guardó el último cambio para el final. Una bala en la recámara. Y llegó el momento de hacerlo: Dani Toribio por Borja Galán. Más músculo a la medular
Lo primero que hizo Oltra en la rueda de prensa fue dar las gracias a Ania a Cristóbal: «El mérito no es mío y sí del trabajo que hicieron ellos. Este partido lo podía haber ganado cualquiera de los entrenadores». Calificó de «encomiable el trabajo de los futbolistas» y fue optimista. «Hemos sabido sufrir. En la primera parte el equipo ha jugado a un gran nivel, defendiendo muy bien y con criterio. En la segunda nos ha costado más, pero los jugadores han estado solidarios, contundentes». El míster finalizó con un mensaje. «Nos va a servir para confiar y para ahora hacernos fuertes en casa».
El encuentro
Marco García Vidart
Sergio Herrero Sergio Herrero
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