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En el gimnasio de las Instalaciones Nando Yosu el trabajo se acompaña con música. Pero ya no suena tanto reggaeton. Ni siquiera trap. Últimamente pincha el, por desgracia, inquilino más habitual del salón de máquinas. El capitán. Suena The Offspring. Suena Extremoduro. Suena Sum 41. ... Al de Ampuero le gusta cómo suena este Racing. Porque el equipo de José Alberto ha vuelto a sus sones de antaño. Así, tras remontar frente al Málaga, se afianza en el liderato. También en su estilo. Vuelve a abrir hueco con sus rivales. Y refuerza la ilusión de la parroquia. Para el próximo día de gimnasio, una recomendación. De Barón Rojo. 'Larga vida al Rock and Roll'.
Cuando las cosas van bien, cuando los resultados son los deseados, lo que antes eran dudas y probaturas ahora se convierten en catálogo y alternativas. Así que José Alberto se decantó esta vez por volver al 4-4-2 que le hizo un set al Racing de Ferrol dos semanas antes. Claro para ello tuvo que sacar de la alineación a un Pablo Rodríguez que encadenaba tres goles en dos partidos. Había que hacerle sitio a Karrikaburu. Porque el resto de nombres fueron los mismos que en Córdoba.
En una semana en la que se celebró el undécimo aniversario de la fecha en la que el Viejo, rockero, demostró que nunca muere, el Racing saltó ya a calentar sabiendo que nadie les iba a echar este fin de semana de los puestos de ascenso y, en cierto modo, tampoco del liderato, porque sólo un Levante que le superase en el capítulo goleador general podría, como mucho, empatarle. Claro, y la posibilidad de volver a abrir brecha de nuevo. Almería y Oviedo empataron y al Elche le pegó un buen repaso el Mirandés, el único de los perseguidores que apretó por detrás.
El cuadro cántabro ha recuperado la chispa perdida. Cada semana, un poco más. Así que empezó el partido inquieto, travieso, apretando a su rival, incomodándole, presionándole fuerte... Ya había dicho José Alberto que el equipo había mejorado en ataque. Sin embargo, atrás, de momento, hay cosas que no cambian. Casi en la primera vez que el Málaga salió de su campo, Lobete se encontró con todas las facilidades. Avanzó solo, Montero reculó demasiado y el atacante blanquiazul pegó desde la frontal para batir a Ezkieta.
En campo rival, pese al sopapo, el Racing no bajó el ritmo. Pulsaciones aceleradas. Tuvo la primera Karrikaburu, de cabeza, tras un bonito centro de Saúl García desde la izquierda. El remate del navarro se marchó, por poco, por encima del larguero. Casi por el mismo sitio se fue, un rato después, un disparo de Arana tras una serie de rechaces en el área.
Pero los verdiblancos estaban insistiendo con el cántaro en la fuente. Y fue precisamente Arana el que, de cabeza a la salida de un córner, la prolongó hacia el palo largo, para batir a Alfonso Herrero y poner el partido de nuevo donde estaba al principio.
El Racing no bajó de revoluciones. Se encontraba a gusto frente a un rival sobrepasado. Otro cabezazo de Montero hizo trabajar al meta malaguista con una buena estirada. Y después pasó lo que se veía venir desde que el jueves salió la designación arbitral. Arana, en una ocasión clarísima, terminó tendido sobre el césped en el área. Reclamó una patada. Mallo Fernández no señaló nada. Y el VAR, tampoco. Pero la pitada para el juez iba a estar guapa. Es que, penalti o no, el nombramiento no se le ocurre ni al que asó la manteca. Y se iba a repetir unos minutos después, porque el delantero canario recortó en el área y... Otra vez morro a tierra. El árbitro, que no hay nada. En Las Rozas, que no hay cobertura. Y en la grada de los Campos de Sport, mosqueo generalizado.
5 Aunque el Racing dominaba, el Málaga aprovechó un despiste para adelantarse.
15 Arana marca de cabeza, a la salida de un córner, el empate para el equipo verdiblanco.
29 En una acción calcada a la del primer tanto, de nuevo Arana puso por delante al Racing.
De repente, El Sardinero se convirtió en Hill Valley, el estadio en un DeLorean gigante y Arana en Marty Mcfly. Vuelta atrás en el tiempo. Alguno en la platea pensó que qué moderno es el fútbol actual, que ya te ofrecen repeticiones sobre el mismo césped. El segundo gol fue también el primero. Y viceversa. Porque fue igual. No parecido, no. Idéntico. Un calco. Gemelos. La puso Íñigo Vicente desde la esquina y el canario, con el mismo movimiento de antes, cabeceó al mismo hueco. Funcionó la estrategia.
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Últimamente, el 4-4-2 es un compás que le da un ritmo endiablado al Racing. Ese que tenía antes de esa mala racha no muy lejana de la que ya casi cuesta acordarse. Vuelve a cansar hasta verle jugar. Bendita emoción. Pero claro, eso también conlleva riesgos y un balón perdido en la medular terminó en un disparo de Larrubia que tocó en Javi Castro antes de marcharse por encima del travesaño. 'Calma', pedía José Alberto. 'Que se nos va a salir la patata', debía pensar el míster. Y, la verdad es que los últimos minutos de la primera parte fueron un poco –pero poco, ¿eh?– más tranquilos. Poco que contar, quizá porque ya era suficiente. Mallo Fernández, el hombre mágico, mandó a descansar. A todos.
Un disco similar
Arrancó la segunda parte y el Racing cambió el disco pero puso uno parecido. Del mismo género. Un poco menos vertical, pero con más posesión de balón. Karrikaburu ya tuvo la primera nada más volver del vestuario, pero su tiro se marchó alto. Y Arana estuvo a punto de culminar en gol una fantástica acción colectiva de su equipo, pero no pudo imprimirle fuerza a su remate en el área pequeña.
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Respondió el Málaga con un remate de Manu Molina que no encontró portería en su intento de ajustar. Momento en el que José Alberto llamó a Meseguer. El murciano entró por Aritz Aldasoro en el doble pivote. El asturiano, colleja mediante, le señalaba al fichaje invernal la portería contraria. Vehemente.
Racing
Ezkieta, Marco Sangalli, Saúl García (Mario García, min. 66), Javi Castro, Montero (Manu Hernando, min. 79), Aldasoro, Vencedor (Maguette Gueye, min. 79), Andrés Martín, Íñigo Vicente, Arana (Pablo Rodríguez, min. 66) y Karrikaburu.
2
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1
Málaga
Herrero, Gabilondo (Puga, min. 46), Pastor, Ramón (Izan, min. 67), Larrubia (Kevin Medina, min. 79), Manu Molina, Víctor (Roko Baturina, min. 86), Nelson Monte, Antoñito (Rahmani, min. 67), Dioni y Lobete.
Equipo arbitral: Mallo Fernández, del Comité de Castilla y León, asistido en las bandas por García Aguilera (Castilla y León) y Landrove Lago (Galicia). Cuarto: Román Román (Castilla y León); VAR: González Francés (Canarias) y AVAR: López Freixa.
Goles: 0-1, min. 5: Lobete. 1-1, min. 15: Arana. 2-1, min. 28: Arana.
Amonestaciones: Amarilla a los locales Marco Sangalli, Meseguer, Andrés Martín y Montero y a los visitantes Dioni, Gabilondo y Manu Molina.
Incidencias: Campos de Sport de El Sardinero. Césped rápido pero en buen estado en una noche fría. 21.872 espectadores.
De repente, casi sin venir a cuento, Lobete pilló de nuevo a la zaga racinguista, se plantó en el área y batió a Ezkieta. Todo el mundo esperaba que el asistente levantase la bandera con esa absurda norma de señalar el fuera de juego un poco después, porque la sensación fue de que era claro. Pero no. El línea no alzó el brazo y la posición del atacante era mucho más justa. Ahora sí, tuvo que intervenir el VAR y, después de un rato de suspense, castigó la posición incorrecta. Y todavía con dudas.
El Racing se libró de una buena y se llevó un buen susto, la verdad. Como Javi castro y Puga en un choque entre cabezas dentro del área visitante. Con ambos futbolistas ya recuperados y esperando el turno de regreso al terreno de juego junto a los banquillos, Arana estuvo a punto de coronarse definitivamente. Con un gran movimiento se zafó de dos rivales, se plantó ante Alfonso Herrero y trató de batirle picadito. El balón se marchó silbándole al poste. El canario pidió el cambio de manera casi automática. Pablo Rodríguez fue su sustituto y, de paso, Mario García entró por Saúl.
El equipo verdiblanco intentó amedrentar de nuevo a su rival. Por si le daba por sacar los pies del tiesto. Pero obligación manda y el Málaga se fue, quizá con no mucha fe, a por el empate. Una buena maniobra del exracinguista Dioni terminó con un tiro peligroso del andaluz que no encontró portería. Al Racing lo que mejor le seguía funcionando era el toca, toca, toca. Como Montero se tocaba la ingle, con molestias. Así que a José Alberto no le quedó más remedio que llamar a Manu Hernando. Una falta lanzada por Íñigo Vicente la agarró bien el meta andaluz. Bien colocada, pero floja.
Además del central palentino, iba a entrar Maguette Gueye. Y además del tocado Montero el otro sustituido iba a ser Unai Vencedor. A Íñigo Vicente le dio por inventar y le puso un pase fantástico a Andrés Martín. Ante el portero, el tiro del sevillano se marchó al cuerpo del arquero. La tranquilidad que habría dado el tercero.
El Málaga no acosaba demasiado, pero el Racing estuvo a punto de hacer un Froilán y pegarse un tiro en el pie. Manu Hernando hizo una cosa muy rara en su intento de despejar y le dejó el balón franco a Lobete para encarar a Ezkieta. El portero, genial, oportuno, salvador, bajó el culo a tiempo para detener una pelota que se colaba entre sus piernas.
Cinco minutos de añadido. Cinco minutos de sufrir. La grada de los Campos de Sport puso el resto. El aliento que faltaba para cerrar el partido y guardar la victoria. Agarró Ezkieta el balón y se lo quedó. Hasta aquí. Y medio Santander pidiendo la hora. Cuando llegó, rugió El Sardinero. En el palco, el nuevo, Rober González, miraba con cara de nervios, de 'lo que voy a disfrutar' y de 'va a haber que pelear para hacerse un hueco aquí'.
En el gimnasio de las Instalaciones Nando Yosu, el jueves sonó una canción. Primeros acordes. Extremoduro. Temazo. Perfecta para lo que viene. 'Dulce introducción al caos'. Porque lo que viene tiene pinta de que va a ser de locura y, si acaba bien... 'El una ilusión nos persigue' suena cada vez más fuerte.
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