Secciones
Servicios
Destacamos
La Albericia está ya prácticamente vacía este lunes por la mañana. Hace más de una hora que ha terminado el entrenamiento. Todo el mundo se ha marchado y solo resuenan en el aire los ecos de un cortacésped que se afana en asear los campos. ... Patrick Soko, todavía sin cambiar, aparece sonriente por una de las esquinas del campo 1. Camina lentamente. Bordea la línea de fondo, cruza la portería y llega al córner contrario, preparado para posar ante el fotógrafo. Ha estado recibiendo un tratamiento para restablecer sus maltrechas piernas después de la galopada del domingo en el Nuevo Vivero. «Me vi llegando a la línea de fondo y podía haber dicho, bah, la paso, pero levanté la cabeza, miré hacia delante, vi el espacio y dije: 'Aquí no me agarra nadie' y me fui ¡Fuuu!».
Setenta metros de una tacada mientras iba dejando rivales por el camino, como en un videojuego. Perplejos, ninguno fue capaz de ser un dique contra el tsunami Soko. Imparable. «Yo no iba en velocidad, porque tenía jugadores frente a mí que tenía que regatear. A la derecha, a la izquierda... pero yo me veía lento. Cuando corría pensaba que iba rápido, pero al ver el vídeo y dije, ¡Jo, iba lento», recuerda el camerunés. La jugada que el 12 se sacó de la manga en Badajoz ha pasado ya a formar parte de la historia del racinguismo, no solo por su cabalgada sino por su conexión con Cedric. Juntos fueron capaces de recrear una arquitectura armoniosa frente al caos. Obrar magia. Y es que la carrera de atleta acabó en un pase magistral y la definición espectacular del nigeriano, que cómplice, estaba ya preparado a su derecha para recibir, encarar y con un zapatazo hacer que el balón besase la red, casi rozando el poste, para poner el 0-1 y hacer que el Racing se llevase sus primeros tres puntos a domicilio. «He visto esa jugada como diez veces», reconoce Soko, que no puede evitar que una sonrisa asome a su ojos. «Fue muy bonito, porque Cedric la definió muy bien, pero no me sorprende lo que hice porque tengo costumbre de hacer esas jugadas. Lo especial es la definición de Cedric, me quedo con eso», comenta mientras se reacomoda en las gradas de La Abericia.
El camerunés tiene muchas virtudes, pero no es un jugador que se caracterice por hacer derroches bajando a defender. El domingo sí lo hizo, y de qué manera. Al recordarlo hace un gesto de asentimiento con la cabeza. La imagen surge aún más nítida en su cabeza que en la pantalla. «En el partido no estaba tanto por defender, pero veo que un jugador me quiere doblar, lo sigo y cuando le pasan la pelota la recupero. Cuando doy un control hacia delante veo que hay mucho espacio y dije: 'Bueno, yo voy a seguir para adelante'», se explaya y enarca las cejas. «Me quité a uno, a dos, a tres... Seguí y también a uno que estaba más adelante, a cuatro; y dije: 'Voy a seguir, voy a seguir'. Ya vi a alguien que me estaba tocando atrás». Ese sollozo de aire áspero a su espalda era David Concha. El cántabro, que no es precisamente lento, corría batiendo los brazos desesperadamente incapaz de alcanzarle. «Ahí dije: '¡Ah! Me va a hacer falta soltarla'. Pasé la pelota a Cedric y él la definió espectacular».
Fiesta en el vestuario
Y eso es para Soko lo que marcó la diferencia. «Llevo ya varias jugadas así, ¡muchas!, pero no se finalizan y no es lo mismo. Esa es muy especial por cómo la terminó Cedric y porque nos dio la victoria», exclama, y después hace una confesión. «Cuando veo el vídeo hay dos momentos que me dan mucha risa. Cuando recupero la pelota y cuando me caí después del gol y vi cómo Cedric fue a festejar con el banquillo. Aquello fue increíble. Una alegría para mí y me imagino que para todos los aficionados». Y es que Soko solo se permitió tirarse desfondado sobre el césped del Nuevo Vivero cuando vio que todo había salido bien. «Me caigo, pero porque Cedric metió un golazo. Cuando acabó la jugada en un campo complicado, en un partido difícil, con un rival que jugaba muy bien al fútbol, y cuando vi que era gol dije: ¡Aquí me tiro y ahí me las den todas!», recuerda riendo.
Minutos antes, mientras posaba para el objetivo de la cámara, su gesto de velocista dejaba intuir una zancada poderosa capaz de dejar atrás a quien tenga alrededor. Si alguien hubiera pasado por allí podría haberlo confundido con un atleta, por eso no extraña que con su explosividad recorriese casi 80 metros. Lo que llama más la atención es que lo hiciese ya con 85 minutos acumulados en las piernas. «Es solo trabajo y me sentía con gasolina todavía. En el 85 era jodido, pero pensé: 'Voy a ir a por esa jugada'. Yo me veía solo, pero es que vi la repetición y dije: 'Qué fácil me fui'. En esa jugada ganamos y vamos a seguir así». Toda una declaración de intenciones.
A Soko le pareció muy sencillo, pero no faltan las voces que la comparan con Ronaldo Nazario en San Lázaro, Messi ante el Getafe o incluso con alguna de Maradona. «¡Buah! Yo jugando aquí en el Racing que comparen lo que hice con Ronaldo o Messi, unas leyendas como ellos... Qué puedo decir. Es una alegría». Y si el París de Heminway era una fiesta, el vestuario del Racing el pasado domingo no se quedó atrás. «Aquello fue brutal. Todo el mundo contentísimo. Estuvimos poniendo música, bailando y cantando. Yo soy el segundo DJ del vestuario, el primero es Bustos; y pusimos de todo, pero sobre todo reguetón, que lo escuchamos mucho ahí adentro». El cuerpo técnico no se quedó atrás. «El míster también festejaba porque sacamos un partido metiendo un gol así en un campo muy difícil, el más difícil en que he jugado hasta ahora», revela, y no tarda mucho en admitir que las voces de los racinguistas que se desgañitaban en el estadio achicaron un poco el vértigo del espacio inmenso que iba a recorrer. «Hay que tener confianza para hacer eso y desde que llegué aquí siempre la tuve. Claro que escuché a la gente allí en Badajoz, pero todavía me motiva más cuando les oigo aquí en casa, en El Sardinero». dice, y se apresura a apostillar. «Es que allí era para decir que estamos aquí, que somos buenos, que vamos a dar un golpe en la mesa. Y yo creo que lo hicimos».
El partido de Copa RFEFentre Racing y Leioa se disputará el miércoles 27 a las 19.00 horas en El Sardinero. Los de Romo se juegan una plaza para la Copa del Rey. Y es que el ganador de los cuartos de final de la Copa Federación accederá directamente al torneo del KO y tendrá como rival a un equipo de Primera División. Además, los aficionados que adquieran una entrada para el partido del domingo ante el Deportivo (Campos de Sport, 12.00 horas) conseguirán una de regalo para el encuentro ante el Leioa. El acceso a la eliminatoria copera se realizará con la misma localidad del choque ante los gallegos, por lo que se ocupará el mismo asiento. Las entradas para el domingo son nominativas y ya están disponibles a través de la página web del club y en las taquillas del estadio hasta este viernes, en horario de 10.00 a 14.00 horas y de 17.00 a 20.00 horas. El sábado se atenderá al público de 10.00 a 14.00 horas, mientras que el día del encuentro las taquillas levantarán la persiana a las 9.30 horas.
La jugada es una de las más vistas de la categoría. Pocos serán quienes se hayan perdido la gesta de un tal Patrick Soko y el golazo de Cedric. «He recibido muchos mensajes de los racinguistas en redes sociales. Y también me ha escrito mi familia y mis amigos, mi representante. Y mi papá», dice con cariño. Su papá es Albert Benaiges, el coordinador del fútbol base en La Massia. «Está en Barcelona y vio el partido y todo. Es mi tutor. Alguien muy especial para mí. Cada partido que juego siempre está ahí diciéndome lo que hice bien, lo que no y qué tengo que mejorar. Me ayuda bastante». Y si hay algo que tiene claro el camerunés es que lo del domingo, quiere repetirlo ante el Dépor. «Tengo que seguir así y tener la misma confianza de hacerlo en cada partido una, dos, tres o cinco veces».
Claro que con el mercado de invierno a la vuelta de la esquina su brillo es un arma de doble filo, capaz de causar entre los racinguistas deleite y miedo a la vez por su marcha. «Por mi cabeza no pasa irme. Mi objetivo es hacer las cosas bien con el Racing, ascender si es posible, y si lo hacemos quedarme porque me tratan muy bien. ¿Por qué irme si estoy feliz ahora en el Racing?», dice mientras entorna la cabeza y se encoge de hombros. Mientras se aleja da un último apunte. «Ahora me voy a meter las piernas en hielo».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.