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Hace apenas un par de semanas hablaba con un amigo precisamente sobre Mantilla, alguien que lo conoce muy bien, y le comentaba: Manti capitán ... del Racing, ¿quién nos lo iba a decir? Su respuesta: el fútbol a veces es agradecido. Estamos acostumbrados a hablar del fútbol en tono de injusto, de «cuántos con más talento que (inserte su nombre) no han llegado», y sin embargo muchas veces premia la constancia y el trabajo, la actitud y el sueño de ser futbolista. Manti es un ejemplo perfecto. Es del 2000, generación que conozco perfectamente porque tuve la fortuna de entrenarlos en el Racing cuando eran cadetes de primer año. No llegué a entrenarlo porque a esas alturas aún estaba en el Bansander. No era el mejor de su generación, ni seguramente ni el segundo ni el tercero. Me atrevería a decir que aunque para gustos hay colores, ni siquiera era el mejor central de su generación, los ha habido más prometedores.

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eldiariomontanes El jugador del que nunca se puede dudar