Secciones
Servicios
Destacamos
Si los responsables técnicos del Racing llevan la cuenta del tiempo entrenado por los futbolistas de la plantilla verdiblanca, seguramente el que más horas mete es el que proviene de la nobleza balompédica. Pero todo lo que ha hecho Luca Zidane (Marsella, 13 de ... mayo de 1998) desde que firmó su contrato de cesión con el Racing ha sido para borrarse el apellido. Para ser simplemente Luca y no un hidalgo caballero. La familia, para las cenas navideñas.
Se alejó de Madrid para salir del intenso ruido mediático de la capital y del Paseo de la Castellana. Más aún cuando su padre, mito del balón, dirige el tráfico en el Santiago Bernabéu. Y eligió la tranquila Santander para enraizar y crecer. Para independizarse de la alargada sombra de su progenitor.
Como era previsible, su llegada generó dudas. El español es malpensado por naturaleza y ve un enchufe en cualquier pared. Podría haberlo sido, porque el fútbol está lleno de clavijas y empalmes eléctricos, pero el marsellés se encargó enseguida de demostrar que su sistema de energía es completamente autónomo.
En su estreno con la camiseta racinguista ya detuvo un penalti. Fue ante un Tercera División, como la Cultural de Guarnizo, pero la imagen dio la vuelta al planeta fútbol. Sin embargo, sus brillantes actuaciones se han convertido en rutinarias y la rutina da normalidad. Por eso, la coletilla del 'hijo de Zidane', aunque algunos se empeñen en seguir usándola, va perdiendo frecuencia. Con el número 13, Luca. Sólo Luca.
En la sangre lleva un delicioso toque de balón y la seriedad que le está haciendo subir peldaños. Frente al Athletic, en pretemporada, en su primer partido en los Campos de Sport ofreció un recital. De pases y de paradas. 'Zizou' estaba en un box y el racinguismo, que primero buscaba al padre, terminó coreando el nombre del hijo. Descubrió un portero. Tal fue así, que en la grada del estadio verdiblanco ya se comenzó a ver con naturalidad que quizá el gran capitán Iván Crespo podría ser el meta suplente. La lesión y la mala fortuna del de Viveda, allanó aún más si cabe el camino al joven arquero francés.
Pero si Luca ha llegado hasta aquí es por su enfásis en los pequeños detalles. Cada minuto, cada salto, cada parada, cada gramo cuentan. Y si el equipo llega de madrugada de jugar en Albacete y a la mañana siguiente hay entrenamiento sólo para los suplentes y no convocados, el francés está sobre el terreno de juego, con los guantes bien amarrados a las manos. O si la sesión acaba y todos se van a la ducha o a la camilla del fisioterapeuta, él se pide media hora más de trabajo. Huelga a la japonesa.
Y aunque lo que le hace un portero diferente lo lleva en las botas, el cambio de entrenador y de estilo de juego no sólo no han minimizado su incidencia, sino que ante el Extremadura fue el hombre clave. Tres a cero y con Luca de portero. Que el meta sea el mejor de un equipo que golea no es algo corriente. Un penalti detenido y ene paradas. El atacante azulgrana, Kike Márquez, quizá haya puesto una foto de su nueva bestia negra en una diana. Tendrá que clavarle dardos, porque goles, ninguno.
Petición expresa de Iván Ania, el nuevo inquilino del banquillo verdiblanco, Cristóbal Parralo, ya ha comenzado a sacarle rédito. Como lo hicieron los propietarios del club el día del anuncio de su fichaje. El nombre de su empresa, patrocinador principal, se pasó todas las redes sociales y los medios de comunicación. Eso, sólo por ser el hijo de Zinedine Zidane. Ahora es únicamente Luca, o al menos en el racinguismo ya han borrado el apellido cuando hablan de su portero. Se lo ha ganado a pulso.
Noticia Relacionada
Aser Falagán
Noticia Relacionada
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.