Íñigo Vicente
El Mago vuelve a AnduvaEl referente ·
El vasco se ha convertido en el Racing en el jugador que marca el ritmo del equipo, algo similar a lo que hizo vistiendo la camiseta del Mirandés, próximo rival de los cántabrosSecciones
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Íñigo Vicente
El Mago vuelve a AnduvaEl referente ·
El vasco se ha convertido en el Racing en el jugador que marca el ritmo del equipo, algo similar a lo que hizo vistiendo la camiseta del Mirandés, próximo rival de los cántabrosSi hay un premio al empleado del año en el Racing y lo votan los futbolistas, tiene que ser para Íñigo Vicente. A dos días para su regreso a Anduva, donde creció como futbolista durante dos temporadas que le sirvieron como trampolín para su frustrado ... salto al Athletic, puede presumir de ocho asistencias de gol. Nadie le iguala en Segunda División: el Mago de Derio ha regalado ya ocho tantos a sus compañeros y sigue creciendo en y con el Racing con la vista siempre puesta en Primera División. Un reto que ya no pasa en su cabeza por el Athletic, aunque nunca renuncie a regresar a San Mamés, sino que ve incluso posible con el Racing a corto o medio plazo.
«Estoy feliz aquí», dijo en agosto, cuando se anunció su renovación hasta 2027 de su jugador franquicia. No era para menos. Más allá de lo insólito de que un futbolista de su calidad siga cerca de los 26 años en la categoría de plata destila Primera División de su bota derecha, aunque la haya terminado haciendo de la banda izquierda su hábitat. Plenamente asentado en el club y en Santander, cerca además de su Derio natal y del Bilbao del eterno retorno, el regreso a Anduva se plantea para el vasco como el retorno a un lugar donde siempre le quisieron. Cesión, una temporada en el Botxo con solo tres partidos en Liga y nuevo préstamo para buscarse un lugar en Luis Briñas. No salió bien y de pronto el Racing se cruzó en su camino precisamente cuando en Anduva pugnaban por tenerle de nuevo entre los suyos. Pero estaba en la lista de Mikel Martija para configurar el equipo que de una maldita vez debía consolidarse en Segunda y culminar su larga reconstrucción de más de una década, una tarea que aún no ha terminado.
8 asistencias de gol suma desde quecomenzó la temporada.Lidera esta clasificación en Segunda.
Indiscutible No se ha perdido un solo partido en toda la Liga y los buenos registros goleadores de sus compañeros tienen mucho que ver con su diestra
2027 Después de la renovación del verano pasado, tienecasi cuatro años de contrato más con el Racing: hasta el 30de junio de 2027
Cotizado Es el futbolista con una cláusula de rescisiónmás alta y uno de los cuatro mejor pagadosde la plantilla
Íñigo Vicente Elorduy (Derio, 6 de enero de 1998) ha marcado un tanto y regalado ocho. Pero el fútbol no le ha regalado nada más allá de sus cualidades innatas. Las de un chico que deslumbraba en Lezama al que sin embargo siempre se le ponía algún pero. Lo sabe y lo recuerda con cierto pesar. Lo que da la sensación de que se le criticaba cualquier error y no se alabaran sus virtudes. De ser mirado con lupa. Pero fútbol es fútbol, que dijo Boskov, y eso es exigencia. Ambicioso y convencido de que podía «ser el mejor», siguió a lo suyo.
Llegó a Lezama con solo diez años. Cuatro temporadas de formación antes de que le descartaran y se buscara la vida en el Danok Bat bilbaíno, pero pronto el Athletic le repescó, quizá azuzado por el seguimiento del Real Madrid. Aquel muchacho que quizá pareciera tímido, y tal vez eso le penalizara, tenía un talento descomunal. Joseba Etxeberría fue uno de sus mentores en las categorías inferiores. Decía que no veía su talento en nadie más, y trabajó con él otros aspectos que consideraba más débiles.
Partidos jugados 17 (16 titular, uno suplente y 9 completos)
Minutos 1.450
Goles/Asistencias de gol: 1/8
Disparos 13(6 a portería, uno al poste y 6 fuera)
Faltas recibidas/cometidas: 29/15
Duelos 192 (95 ganados y 97 perdidos)
Pases 899 (700 acertados)664 cortos, 36 largos, 16 en profundidad
Recuperaciones/pérdidas: 93/341
Regates 30
Tarjetas amarillas/rojas: 2/0
Se reivindicó en Lezama y llegó a ser convocado por el primer equipo, pero en verano de 2019 se fue a buscarse al vida a Anduva. Una cesión para foguearse. Un clásico en el Athletic. Lo hizo bien con Iraola, un técnico que le conocía de toda la vida, y se ganó el billete de vuelta, pero al curso siguiente no tuvo fortuna. En un contexto muy difícil, con un Athletic que cambió de entrenador a media temporada, Garitano y Marcelino solo le dieron tres ratucos, así que regresó a Miranda de Ebro en una nueva cesión. Debutó en Primera, sí, y recuerda el primer partido como uno de los mejores momentos de su vida, pero fueron solo tres ratucos.
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Leila Bensghaiyar
Si la primera fue buena, la segunda fue mejor. Se entendió perfectamente con Lolo Escobar, un técnico a quien ni siquiera conocía pero que le exprimió su mejor fútbol. Vicente carburaba, pero el equipo no. No pudo tener más fortuna con el cambio. Si con Escobar le iba bien, le tomó el relevo Joseba Etxeberría, su viejoven mentor en Lezama. Así terminó el curso con nueve tantos y muchas opciones -y deseos- de regresar a San Mamés.
Eran tiempos de cambio en Ibaigane, en pleno proceso electoral. Una de las candidaturas presentaba como propuesta estrella el regreso de Marcelo Bielsa, un técnico que confiaba en el de Derio por filosofía y concepto futbolístico. Pero perdió y las elecciones se saldaron con otro retorno: el de Txingurri Valverde. Justo antes de comenzar la pretemporada el nuevo director deportivo, Mikel González, le dijo que no contaban con él. Otro palo como las lágrimas en su casa junto a su mujer y su hermana cuando ya como infantil le dieron calabazas en Lezama. Pero buscó lo positivo: «Me vino bien para aclararme lo antes posible que no contaba y buscar una salida a otro club», recordaba. No quería perder una temporada reclamando unos minutos que no iban a llegar, aunque el precio fuera no jugar en Primera. La suya con el Athletic fue una historia de amor, pero en ocasiones de amor tóxico.
Llegó a Santander como una apuesta estratégica. Cuando lo más factible parecía una cesión, el Racing consiguió firmarle por tres años. Para ello el futbolista tuvo que renunciar a la temporada que le quedaba como rojiblanco y los cántabros, aceptar una opción de recompra. Pero en verano de 2022 Íñigo Vicente vestía ya de verdiblanco en el regreso del club a la categoría de plata. Ya conocía la ciudad, le gustó el proyecto y una vez descartado el Athletic no le costó decidirse. A su llegada heredó el diez de Pablo Torre, una elocuente puesta en escena.
Los principios no fueron sencillos en lo deportivo. Dudas sobre su posición, un entrenador que le daba confianza, pero cuya propuesta, con muchos futbolistas detrás del balón, no le beneficiaba. Incertidumbre sobre cuál era su mejor posición: si por la banda derecha, para aprovechar el regate de su pierna buena, o por la izquierda, con más proyección a portería y capacidad de pase vertical, aunque muy alejado del extremo clásico. Cuando más brillaba era por el centro, pero allí estaba Jorge Pombo y terminó como titular por la zurda en un lento pero constante crecimiento. «Es verdad que me costó un poco arrancar, pero cada día estoy más a gusto en el equipo y en la ciudad», recordaba al poco de la llegada del asturiano a La Albericia.
De pronto, otro cambio de entrenador, un sino que parece haberle perseguido en los últimos tiempos, se convirtió en la mejor noticia para él. Llegó José Alberto López con una puesta en escena muy diferente a la de Guillermo Fernández Romo y el crecimiento del Mago de Derio pasó a exponencial. Goles, asistencias y liderazgo en el campo. Con el viento a favor siempre es más fácil adaptarse y disfrutar. A final de temporada ya era el futbolista más valioso de los que el club tenía en propiedad y se había ganado al entorno, que no le mira con tanta exigencia como el de Bilbao. Que ve en él a su jugador diferencial. Que le entregó el Trofeo Chisco.
Este verano, al regreso de las vacaciones caribeñas, su segundo capítulo en Santander tuvo como teaser su renovación por otras dos temporadas, hasta 2027, pese a que tenía aún contrato en vigor. Durante el verano le llegaron varias propuestas, incluso se rumoreó que de un Primera, algo que nunca ha confirmado -ni desmentido-, pero el entendimiento fue rápido, el club estaba dispuesto a invertir en una subida de sueldo y él estaba contento en Santander. Un tipo de Derio era de pronto el ejemplo de identificación con el club. «Ha sido una decisión rápida. Tenía claro que quería quedarme aquí. La clave es que soy feliz aquí y si estás feliz en un sitio no hay necesidad de cambiar», decía entonces. No se cansa de repetirlo y tiene que ser cierto. Por cómo le van las cosas y por esa decisión de vincularse hasta 2027. También esta asentado a la ciudad. En Santander vive con su novia, que también se trasladó desde Vizcaya, y tienen la familia a mano; a solo una hora de coche. Tampoco se quieren mover a otro lugar. Están bien. El fútbol, le sonríe y ya no tiene aquella timidez.
Así fue como Íñigo Vicente se convirtió en uno de los futbolistas mejor pagados del Racing -el que más entre los que el club tiene en propiedad- y su cláusula de rescisión es la mayor del equipo. Nada que envidiar a los diez millones de euros que tenía Pablo Torre. Su agencia, Acción Sport, negoció bien. Claro que también tenía buena jugada. Cuando termine su contrato -si lo termina- tendrá casi 29 años. Con un técnico que le entiende como nadie y a cuyo juego se ajusta a la perfección, con tres socios como Andrés, Peque y Arana con los que ha formado un cuadrado mágico, deslumbra en los Campos de Sport y casi en cualquier campo que pisa. Tampoco la sombra athleticzale planea ya por los Campos de Sport. Con la renovación del verano pasado -el 30 de junio hubiera terminado su contrato con los bilbaínos, si no hubiera renunicado al último año-, Ibaigane ya ha perdido esa opción preferente de compra, con lo que de pronto el 'diez' del Racing se ha convertido en una cotizada pieza de mercado... que no busca mercado.
No es el goleador del año pasado, cuando José Alberto López le pidió nada más llegar que aportara más gol -mientras le daba las armas para ello-, pero no ha tenido tiempo material. Es mucho más. Si tiene el día inspirado, decir que tiene duende se queda corto. Su precisión para buscar el pase entre líneas es providencial. No solo ve el hueco, sino que mide el espacio, coordina la intensisdad para que llegue certero al compañero en carrera y mide la capacidad de respuesta de la defensa. Cualquier futbolista; un Arana, un Andrés o un Peque, que sepa buscar la posición, va a recibir con calidad y sus compañeros lo saben. Capaz de ejecutar desde la banda acciones teóricamente reservadas a un futbolista que juegue más por el centro, se siente cómodo en ese carril que se le ha asignado casi desde su llegada a Santander.
Si solo ha marcado un tanto es porque se pasa el partido regalándolos. A sus ocho asistencias se unen, por ejemplo, los dos buenos pases de los que nacieron los dos goles frente al Villarreal B. No se las puede considerar asistencias como tales, pero ilustran su importancia en el juego verdiblanco. También ha progresado en lo físico, otro de los peros que se le ponía, y presume de unas buenas gráficas que, reconoce, pueden incluso mejorar.
Íñigo Vicente
Mediapunta del Racing
Porque en contra del sambenito de jugador quizá blando que se le colgó -la estadística de 95 duelos ganados y 97 perdidos esta temporada en Liga podría mejorar-, seguridad en sí mismo y ambición le sobran. Tanta como para convertirse en el líder de un Racing en progresión y con el que demuestra gran carácter. «En el Racing estoy muy feliz. He encontrado el sitio perfecto para seguir creciendo. Cada día estoy más a gusto», había dicho en agosto. Acertaba.
Ahora la institución tiene otro reto: seguir siendo testigo de primera mano de ese crecimiento. Evitar que a final de temporada sea imposible retenerle. Uno de los caminos, del que el club no quiere ni oír hablar para no generar expectativas por encima de lo recomendable e insuflar presión a un técnico y entrenador que ni por presupuesto ni por planificación tienen esa meta a corto plazo, es el ascenso este verano. Otra, que esa identificación de la que el vasco ha dado prueba sea, junto a la ilusionante etapa que vive el Racing, suficiente para que siga un año más y, entonces sí, abordar algo que en Santander es ya una urgencia histórica.
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