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Un lance del partido.

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Un lance del partido. Antonio luis juárez / LOF
Racing

Llega hasta donde llega

Un Racing honesto pero limitado fue mejor que el Granada en la primera mitad, pero se diluyó poco a poco en la segunda

Sergio Herrero

Santander

Sábado, 20 de agosto 2022

El

Para asaltar el estadio zaidín, Guillermo Fernández Romo buscó un cicerone. Germán Sánchez conoce Los Cármenes como el pasillo de su casa. Lo sorprendente es que esa decisión llevó al míster a dejar fuera a un Rubén Alves –zurdo– que destacó en el estreno y a trasladar a Pol Moreno –diestro– al perfil izquierdo del eje de la zaga. Para suplir la ausencia de Arturo Molina en el extremo derecho, lo previsto: doble lateral, con Dani Fernández por delante de Unai Medina. Yen el flanco contrario, oportunidad para Marco Camus, en detrimento del hasta ahora mohíno Íñigo Vicente.

Ni cotizaba el guion previsto para el inicio. La pelota para el Granada y el Racing en una cueva del Sacromonte. A esperar. Como en ese balón largo de Fausto Tienza en el que Matheus Aiás le ganó la espalda a la zaga, pero André Ferreira desbarató la opción. Después lo hizo el asistente al señalar un fuera de juego que quizá no hubiese pasado el cedazo del VAR.

Granada

André Ferreira, Miguel Rubio, Ricard, Ignasi Miquel, Quini (Jonathan Silva, min. 89), Sergio Ruiz, Petrovic (Melendo, min. 61), Uzuni, Antonio Puertas (Cabaco, min. 89), José Callejón (Jorge Molina, min. 79) y Arezo (Meseguer, min. 61).

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Racing

Parera, Unai Medina, Satrústegui, Germán Sánchez (Íñigo Vicente, min. 70), Pol Moreno, Fausto Tienza (Aldasoro, min. 81), Íñigo Sainz-Maza, Juergen (Peque, min. 70), Dani Fernández (Alfon, min. 61), Marco Camus (Saúl, min. 61)y Matheus Aiás.

  • Equipo arbitral Arcediano Monescillo (Castilla La Mancha), asistido en las bandas por Cerdán Aguilar (Castilla La Mancha) y Díaz González (Galicia). Cuarto árbitro: Madrid Martínez (Murcia). VAR: Vicandi Garrido (Euskadi). AVAR: Trujillo Suárez (Canarias).

  • Goles 1-0, min. 67: Germán. 2-0, min. 90: Uzuni.

  • Amonestaciones Amarilla a los locales Quini y Arezo y al visitante Juergen Elitim.

  • Incidencias Los Nuevos Cármenes. Césped en irregular estado en una noche calurosa. Cerca de 13.000 espectadores.

Y mejor que los verdiblancos le cediesen la posesión a su rival, porque la circulación en la zaga entre Germán y Pol Moreno, además de lenta era terrorífica. Tanto como el vendaje con el que se reincorporó al juego el batallador Matheus Aiás tras chocar cabezas contra Ignasi Miquel. Partido de rugby, entre el 'casco' del brasileño y las rayas horizontales de ambas camisetas.

Pero mira, con su conservadurismo, la primera ocasión del partido fue para el Racing. Saque de esquina botado por Juergen Elitim y testarazo poderoso de Germán que, sin embargo, se marchó centrado y el meta local despejó con acierto. Como susto no estuvo mal. Y como punto de inflexión del encuentro, tampoco. El viernes se cumplieron 86 años del asesinato de un granadino brillante como Federico García Lorca. El poeta ya advirtió la falta de pólvora verdiblanca:«¡Qué trabajo nos cuesta traspasar los umbrales de todas las puertas!». Porque «la puerta es siempre la clave de la leyenda».

El Racing, crecido por el zarpazo, se animó a subirse al tablao. Cómodo. A su estilo. Con ese baile sobrio, incluso aburrido, pero ordenado. El cuadro local, advertido, reculó. Los de Romo pillaron otra vez en un renuncio a la zaga andaluza. Un centro de Íñigo Sainz-Maza se lo arrebató Miguel Rubio a Matheus en boca de gol.

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Los cántabros fueron a más. Los nazaríes, de los nervios. Guillermo Fernández Romo tenía el partido allí donde lo quería. Sólo le faltaba la llave para abrir la cerradura. Ycomo no la tenía a mano, el técnico verdiblanco se fue al vestuario, al descanso, a ver si la encontraba.

En el intermedio, el Granada se miró al espejo y vio que no se parecía en nada a lo que se presume de uno de los atractivos de la categoría. Apretaron los locales en los primeros minutos. Sin embargo, el poco agraciado Racing siguió a lo suyo. Resultón. Íñigo Sainz-Maza rompió otra vez por la banda derecha. Su centro al segundo palo lo dejó Matheus al corazón del área, pero el remate de Marco Camus con la derecha se marchó al mirador de San Nicolás. Ahora sí, los rojiblancos encontraron el camino. El cabezazo de Uzuni no vio portería. Así todas.

Pero no. Lo cierto es que el cuadro cántabro empezó a mostrar grietas atrás. La siguiente, José Callejón enchufó a la red un pase del astillerense Sergio Ruiz. El asistente, esta vez, fue bien de vista. Por muy poco, pero el atacante andaba en fuera de juego.

Romo pensó que había que meter refresco ante el giro de los acontecimientos. El técnico madrileño llamó a Alfon y Saúl. Cambio de roles. Doble lateral por la izquierda y un extremo puro en la derecha. Marco Camus y Dani Fernández, al banquillo. El choque ya era de puro control del Granada y a los verdiblancos cada vez les costaba más salir de su campo.

La llave de la puerta la tenía guardada José Callejón en una de sus medias. Hay una ley no escrita en el fútbol, una receta, que funciona habitualmente. «Delantero, métete entre los dos centrales», dicen los entrenadores. El motrileño le hizo el lío a Pol Moreno y a Germán para cabecear, fácil, al fondo de las mallas.

Minutos fatídicos para el central gaditano, que cayó lesionado en la siguiente acción. Un percance que obligó a Guillermo Fernández Romo a cambiar abruptamente la que quiera que fuese su idea. Pasó a Satrústegui al puesto de central; retrasó a Saúl al lateral y dio entrada a Íñigo Vicente en el extremo zurdo. Además, Peque sustituyó a Juergen en la mediapunta.

Sin embargo, a esas alturas el Racing estaba prácticamente noqueado. Hacía falta una chispa. Un revulsivo. Un acicate que probablemente el equipo cántabro, a día de hoy, no tiene. Y por no tener, no tiene ni fortuna. Unai Medina tomó la responsabilidad. Le dejaron un hueco y se puso con tareas que no son las suyas habituales. Levantó la cabeza. Menudo zambombazo. El durísimo disparo del vasco se meneó en el aire como el 'tiro del águila' de Oliver Atom. Y, como tantas veces le pasó al personaje japonés de 'Campeones', el balón se estrelló con violencia contra el travesaño. «La suerte», escribió Lorca en 'La casa de Bernarda Alba' «es de quien menos la aguarda».

El partido se rompió y el Racing le echó las ganas que le quedaban. Porque el acierto ya se había ido. Satrústegui perdió la concentración y dejó absolutamente solo a Uzuni. Y el albanés le hizo un roto, primero al navarro, y posteriormente a Pol Moreno. 2-0. ¿Demasiado castigo? Quizá. ¿Resultado sintomático? Pues también.

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