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Muro por aquí; nada por allá

El Racing, tras otros treinta y tantos minutos en inferioridad, empata en un partido en el que apenas generó peligro en ataque

Sábado, 29 de octubre 2022, 18:11

En la fábula de los tres cerditos, el Racing tiene claro a quién se pide:es Práctico –no se escocieron mucho para elegir el nombre–. Con su casa de ladrillo, desquicia al enemigo, que sopla y sopla hasta que se queda sin aliento. Siete porterías a cero en las últimas nueve jornadas. Ojo, cuidado. Pero detrás del muro no hay nada más. A los chones del cuento les basta con defender lo suyo de los envites del lobo. El equipo de Romo, aunque suma y suma, necesita algo más si quiere sobrevivir en la categoría que tanto le ha costado alcanzar. Ser Práctico, pero también un poco Violinista y Flautista. Vale que había muchas bajas, pero escaso arte se vio en campo rival en Leganés. Al menos, hasta el minuto 66, cuando al amonestado Pombo se le fue de las manos –o de las botas– una entrada a destiempo para dejar a sus compañeros de nuevo con diez. A partir de ahí, con mantener la casa en pie era suficiente. Y se consiguió, además de revestir de épica un choque para el olvido.

Con este calor, a Guillermo Fernández Romo todavía no le ha llegado el momento para ponerse su chaleco de la suerte, pero este sábado, para cubrir esa delantera gafada, el míster miró en el fondo del armario. De allí sacó a un Alfon hasta entonces olvidado. El experimento de Peque no resultó fructífero y asimismo no llegaba el catalán en las mejores condiciones físicas. Así que, nueva prueba. Ensayo y... Tampoco –aunque quizá ni con Lewandowski podría salir mejor–. En el doble pivote, lo previsto: cambio completo de atuendo. Además, la otra novedad fue la irrupción de Marco Camus en la izquierda del ataque en lugar de Íñigo Vicente. Oportunidad para que el canterano se quite el cartel de revulsivo. No la aprovechó.

Leganes

Riesgo, Nyom, Jorge Sáenz, Sergio G., Gaku (Fede Vico, min. 72), José Arnáiz (Parzyszek, min. 90), Juan Muñoz (Dani Raba, min. 72), Undabarrena (Rubén Pardo, min. 80), Jorge Miramón, Durmisi (Qasmi, min. 80) y Cisse.

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Racing

Parera, Dani Fernández, Satrústegui, Pol Moreno, Rubén Alves, Aldasoro (Unai Medina, min. 76), Tienza, Mboula (Ayoub Jabbari, min. 76), Camus (Íñigo Vicente, min. 62), (Saúl, min. 96) Pombo y Alfon (Arturo, min. 62).

  • Equipo arbitral: Fuentes Molina (Valenciano), asistido en las bandas por Garrido Concha (Castellano-Leonés) y Perea Romero (Valenciano). Cuarto: Martínez Montalbán (Murciano); VAR:Ocón Arráiz (Riojano) y AVAR:Arcediano Monescillo (Castellano Manchego).

  • Amonestaciones: Amarilla a los locales Juan Muñoz, Dani Raba y Gaku y al visitante Pombo, en dos ocasiones.

  • Incidencias: Butarque. 8.420 espectadores en las gradas, entre ellos, más de mil racinguistas.

La ausencia de Íñigo y su efecto era la gran incógnita verdiblanca. Fausto Tienza quiso acabar con cualquier tipo de preocupación ya en el inicio. Un robo del extremeño en la frontal del área le sirvió a Alfon, pero el centro del manchego se lo quitó Nyom a Pombo en boca de gol. El equipo cántabro eligió la presión alta para azuzar las dudas y fantasmas del Leganés. Nueve minutos tardó el equipo madrileño en salir de su campo.

La sensación era que al Racing le faltaba un punto. Un futbolista de Ampuero o uno que juegue de delantero. Porque el equipo local, en su empeño de sobar la pelota, daba bastantes facilidades. Un genial pase de Pombo giró el encuentro de una más que posible falta de Pol Moreno junto a la línea del área verdiblanca a una llegada de Mboula noventa metros más allá. Pero el catalán no se atrevió a disparar y al final se lió entre caracoleos varios. Entre incapacidad e incapacidad para hacer daño, José Arnáiz le levantó el dorsal a Pol Moreno, aunque por suerte su tiro fue horrible, muy cruzado.

El nombre de Leganés procede del término légamo, un barro pegajoso que abundaba en la laguna junto a la que se fundó la ciudad. Una buena metáfora de en lo que se fue convirtiendo el partido en el tramo final de la primera mitad. Lento, denso, trabado y, en conclusión, aburrido. Porque aunque la mayor parte del juego se produjese en campo blanquiazul, el Racing no tenía argumentos para sacar los pies del lodo. Un disparo de falta, duro, de Pombo, que se quitó Riesgo de encima con una buena parada, fue el mejor argumento verdiblanco en un encuentro –porque no hubo más– para disputar con katiuskas. Descanso para todos.

Una cosa que le pasa al Racing es que, entre carencias y ausencias, le resulta complicado cambiar el guión de los partidos. Es constante, insistente, pero no sabe ser sorprendente, abrupto. Como mucho, acelera las pulsaciones del personal cuando pega la cabezadita en defensa. Que no suele ser muchas veces, pero... A los centrales verdiblancos les entró sueño y desconectaron de repente. Juan Muñoz se plantó solo ante Parera y el arquero, listo, agigantado, tapó el remate del atacante. El manacorí se iba a convertir en el nuevo monstruo de Leganés.

Los cántabros perdieron lo poco positivo que tuvieron durante la primera mitad: la continua presencia en campo rival. Y con el Leganés rondando el área visitante, lo de estar cómodo era una pantomima. Durmisi se dejó el empeine en el golpeo y Parera volvió a sacar el disfraz de pared.

Las posesiones racinguistas duraban lo que tardaba el balón en volar desde la bota de Parera hasta la cabeza de alguno de los zagueros pepineros. Pese a que Romo reconoció tras el empate frente a la Ponferradina que quitar a Pombo de la mediapunta fue perjudicial para su equipo, hoy reincidió en el error. El míster retiró a Camus y Alfon y dio entrada a Íñigo Vicente y Arturo. Y el aragonés pasó a jugar como hombre más adelantado.

Cuatro minutos, porque se le volvió a ir la pinza. Ocho partidos jugados, dos expulsiones. Con una amarilla, hizo una entrada dura y vio la segunda. La primera quizá podía tener algo de discusión. La siguiente, ninguna. 26 minutos por delante –más el añadido– para jugar en inferioridad numérica. Otra vez a sacar los apuntes del tratado de supervivencia. Parera sacó un remate de cabeza, abajo, de Arnáiz. El arquero atrapó después un intento lejano del mismo rival. Y el propio futbolista blanquiazul intentó la vaselina sobre el balear, pero el balón se le marchó fuera.

El Racing andaba con un 4-4-1 por el campo. Con Íñigo Vicente haciendo las veces de delantero hasta que Romo decidió dar entrada a Ayoub Jabbari por Aldasoro. Y a Unai Medina en lugar de Mboula para doblar lateral en la derecha. Un cabezazo del cántabro Dani Raba en el segundo palo lo acolchó Parera en su seno.

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Al Racing, siempre fiable en el sufrimiento, le ayudaba que el rival tampoco era un dechado de virtudes ofensivas. De vez en cuando, con el reloj corriendo en favor de los verdiblancos, llegaba alguna ocasión local. Fede Vico emuló aquel remate de Steve McManaman en un Real Madrid-Oviedo que el inglés también llevó a gol en una final de Champions frente al Valencia, en París. Volea en suspensión. Le faltó la calidad del exfutbolista merengue y el balón se marchó por encima.

El Leganés se ofuscó y perdió en hacer faltas y el Racing, ya pisando el tiempo añadido, tuvo hasta un amago de oportunidad. Pero o Arturo Molina estuvo muy lento o Dani Raba demasiado rápido. Buena asistencia de Íñigo Vicente; mejor desmarque del murciano y remate inexistente.

El vasco sonreía con ironía cuando en el minuto 96 se marchaba del campo por el mismo sitió por donde había venido. Un cambio para perder el ya escaso tiempo que quedaba. A pesar de todos los debes de este equipo, el Racing lo volvió a hacer. Y sigue sumando. La pregunta es si lo hace a un ritmo suficiente. Los cimientos, eso sí, están bien sólidos. A partir de ahí se puede crecer. ¿Cómo? La respuesta la tendrán que dar a los que les pagan por pensar.

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